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Aprendices fuera de línea

Comedia Billy (Vince Vaughn) y Nick (Owen Wilson), dos comerciales ya cuarentones que han perdido su empleo, llegan a la conclusión de que su problema consiste en no haberse adaptado a las nuevas tecnologías. Deciden entonces empezar de cero y buscar trabajo en la empresa más popular de Internet: Google. Cuando, por fin, consiguen un contrato de prácticas como becarios, se verán obligados a competir con jóvenes veinteañeros, universitarios ... [+]
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Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
1 de setiembre de 2015
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película empieza bien con dos amigos que se quedan en paro y deciden lanzarse a entrar de becarios en Google. Obviamente, tras una entrevista desastrosa, les admiten sin ningún esfuerzo, hecho que para mí hizo que la película perdiera credibilidad. A partir de aquí, la película no hace más que empeorar con escenas innecesarias (spoiler) y empieza a aburrir tantos minutos de metraje metidos con calzador, cuando en 1h y media podrían haber contado la película de forma más amena. Por no hablar de que la mayor parte de la película se la pasan poniéndonos planos del edificio de Google, de los trabajadores tan felices... Vamos, ni que fuera un comercial.

Mención aparte merecen la cantidad de tópicos que se pueden encontrar: la tía que se hace la dura pero que al final acaba saliendo con el tío, el jefe cabrón que luego resulta que era un tipo majo, el típico grupo de pardillos que acaban siendo superexitosos y que a su vez no se tragan entre ellos y acaban siendo superamigos... En fin, podría seguir, porque creo que de todos los tópicos posibles esta película los abarca todos.

Por si fuera poco, todo resulta tan previsible que llega a ser descarado, y ni siquiera hace gracia para ser una película cómica...

Conclusión: No creo yo que para hacer una campaña publicitaria sobre lo guay que es Google se necesiten 2 horas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
met_fuk
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8 de julio de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si nos pusiéramos serios, lo que diríamos sería lo que ya tiene dicho el sr. LaSalle ahí arriba: posiblemente la película más triste del año, y aún más triste porque pocos se darán cuenta de ello,

Pero no queremos ponernos demasiado serios; además, el moderador seguramente exigirá una crítica algo más larga. Así que te doy, querido filmaffinitista, una lista dialogada de cosas buenas y/o malas, y tú verás lo que haces:

-Las comedias que abordan temas socialmente importantes son útiles.
-Las comedias que los desvirtúan con un inverosímil happyending son nocivas.
-Es bueno que las empresas líderes tecnológicas abran sus puertas y nos enseñen cómo funcionan.
-Eso se llama publicidad y debería ir antes de la película, bien separadita.
-Wilson y Vaugh tienen gracia.
-Wilson y Vaugh repiten su cliché habitual sin aportar nada nuevo.
-Hay que dar esperanza a los parados de larga duración.
-No hay que tomar el pelo a los parados de larga duración...
golondrina europea
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30 de junio de 2013
24 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deberían colocar en todo momento el panel de "publicidad".
Seguro la peor película que he visto este año. Fan de esta pandilla de irreverentes del cine made in UUEE, con este comercial de Google se cargaron todo el respeto que les tenía.
En estos tiempos de depresión generalizada, este amago tergiversado de ilusión, resulta la mayor tontería, vacía e irrespetuosa hacia el espectador que se podría imaginar, tratando al espectador de retardado en todo momento.
Pretenden resaltar los valores de una sociedad podrida hasta el tuétano? Una empresa "sospechosa" de un a red de espionaje internacional?
Demagogia barata, cutre y maliciosa con pintas de inocente cuento de hadas.
José Puente
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28 de junio de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son uña y carne. Culo y mierda. Inseparables. Son compis de trabajo que establecieron entre ellos, hace mucho tiempo, una especie de relación simbiótica que los ha llevado hasta la cima... o quizás no. Sea como fuere, lo importante es que sacan todo el jugo posible del factor humano y de la conexión presuntamente irrompible que los une. Cuando están con un cliente, éste último disfruta a más no poder tanto con las bromas que van dirigidas a él como con la batería de ''internal (pero muy accesibles) jokes'' que no paran de dispararse el uno al otro. El bueno de Nick y el bueno de Billy son unos cracks. Son, además, unos golferas de la vieja escuela. Están ciertamente anclados en un pasado que quizás hayan mitificado en exceso... pero indudablemente sigue siendo una gozada verlos en acción, tanto durante las horas de trabajo como en los -prolongadísimos- momentos de descanso, en los que ponen a prueba, por enésima vez, los límites de su cada día más maltrecho cuerpo.

Juergas antológicas y una eficiencia laboral que se ve sustentada en una camaradería que ya quisiéramos nosotros en nuestra oficina (si al menos tuviéramos alguna en la que dejar nuestro currículum...). Pero hay trampa. Por mucho que todos los síntomas (presentación y evolución de los personajes, tanto los principales como los secundarios; momentos y cuantidades recetadas de dramatina y comediol) indiquen lo contrario, esto no es la secuela de la despreocupada 'De boda en boda (Los cazanovias)'. La película que ahora nos concierne es mucho más seria. Un pelín más, dejémoslo así. Porque por mucho que los dos conquistadores se sientan en la cresta de la ola, la abrumadora realidad está a punto de estallarles en todos los morros. Sin saberlo ellos, se encuentran en la desoladora segunda década del, de momento, bastante desolador siglo XXI.

Con la crisis hemos topado... una vez más, y van... (a saber). Resulta que el antaño prometedor y muy lucrativo sector de la venta personalizada, aquella en la que salía a relucir la calidez entre todas las partes contratantes, se ha quedado (al igual que muchos otros aspectos presuntamente inamovibles de nuestra vida) totalmente desfasada. Game Over. Se acabó lo que se daba. A nadie le importa que unos cuantos vejestorios se hayan dedicado, durante prácticamente toda su vida, y en cuerpo y alma, a crear una solidísima base de satisfacción bilateral en la que es casi imposible discernir la esfera de los negocios de la de la más encomiable amistad. ''O te mueves o caducas'', rezaba aquel famoso eslogan, lo cual aplicado a Nick y Billy se traduce en un espeluznante ''O te reinventas o mueres''... o lo que es peor, ''O espabilas o te quedas en la puta calle, y más endeudado que el país al que, inexplicablemente, sigues adorando.''

El sueño americano ha muerto... una vez más, y van... (a saber). Pero por mucho que desde fuera (somos unos envidiosos, esto es lo que somos) se lo quiera asesinar, la promesa de una vida -materialmente- mejor en la eterna ''tierra de las oportunidades'' resucita una vez más, y van... basta. Para los interesados, el horizonte de prosperidad en los Estados Unidos no se ha desvanecido. Solo hay que saberlo encontrar. De nuevo para los interesados, ahora éste se halla en el puesto de trabajo más maravilloso jamás concebido por la raza humana. Cámaras de siesta para los trabajadores cansados; saludable y nutritiva comida gratis para los empleados famélicos y toboganes por doquier para desplazarse de un piso a otro (además de otros muchos gadgets que hasta harían sentir desgraciados al mismísimo Willy Wonka y a su ingente horda de Oompa Loompas).

Deje de buscar la mítica fábrica de chocolate. La felicidad absoluta ahora se encuentra en las oficinas de Google, esa magnífica empresa que tan desinteresadamente ha contribuido a incrementar los niveles de felicidad de todos nosotros. ¿Quién dijo polémicas de espionaje? ¿Quién insinuó prácticas monopolísticas que van mucho más allá del control del mercado? Si puede extraerse alguna conclusión fuera de la pantalla después de haber visto 'Los becarios' es que la gran G (qué mal suena... o no, qué bien suena) no anda demasiado lejos de concretar sus más que probables planes de dominio planetario. Casualidad o no, pocos días después de que Edward Snowden lo largara todo (antes de largarse a... Putin sabe donde), llega a nuestras salas una película dedicada, por encima de todo, a recordarnos que aquellos que se han lucrado traficando con nuestra intimidad, son también unos tíos muy majos.

El cinismo induce a partirse, literalmente, de la risa. El sentido común obliga al espectador mínimamente concienciado, a reflexionar... al menos a no dejarse embaucar por la tentadora -admitámoslo- fiesta. Lo cierto es que, a pesar de su apariencia y espíritu de ligera comedieta veraniega, hay algo muy inquietante detrás de 'Los becarios'. Será por la amarga coincidencia en la encadenación de sucesos referentes a las filtraciones en el seno de las agencias de inteligencia estadounidenses, o simplemente porque la cartelera ha querido que el filme caiga en el peor (o mejor, según como se mire) de los momentos, pero nada puede borrar el que éste sea un producto tremendamente incómodo. Lo es tanto como recibir -y aceptar-, en el pase de prensa, y a manos de la vanagloriada Google, una bolsa cargada de obsequios. Una libreta, un bolígrafo y un pen drive... hasta una colchoneta inflable. Piensan en todo. El gesto adquiere la forma de broma que no hace sino despertar la risa nerviosa cuando, mirándolo bien, todo ese merchandising ha sido pagado con nuestro consentimiento en forma de ''Sí, he leído y acepto'', que emitimos, cual robots, un día u otro a lo largo de nuestra vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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3 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una venta fraudulenta no deja de ser un engaño por mucho que se consigan los efectos u objetivos deseados; más cuando, por este fraude, no eres capaz de apreciar lo que la historia tiene de positivo para contar. Dejando de lado el patrocinio de la misma por la marca que todos conocemos, la cual está hasta en la sopa!!! -está claro que el motivo de arranque de este guión no es otro que la venta de la misma firma a tuti pleni!!!- si sabes mirar un poco más allá podrás encontrar un relato sobre la verdadera amistad, la fidelidad, el compañerismo y la lealtad; capitaneada por dos actores nacidos para la comedia y que forman un dúo magnífico, es una pena lo desaprovechados que ambos están por un guión no pensado en ellos, ni en el propio film sino de cara a la susodicha marca que para eso paga todo el montante!!! Vendida como supercomedia del año, de gran diversión en cada fotograma, de risotadas aseguradas por la presencia de estos dos actores cómicos -Owen Wilson y Vince Vaughn- no esperes tanto -ni mucho menos!!!-de ese modo superarás la primera desilusión y podrás apreciar algo de contenido provechoso en este relato que, sin llegar a ser malo ni decepcionante, huele a chamusquina publicitaria de altos ejecutivos que te venden lo que sea al precio que sea y de la forma más sutil que encuentran; tú sólo tienes que tragar y aplaudir su ingenio y, por supuesto, aguantar las dos horas de excesiva duración que dura esta publicidad pensada para la gran pantalla!!!
lourdes lulu lou
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