Haz click aquí para copiar la URL

Miel

Drama Irene es una mujer normal que vive sola y tiene sus aventuras ocasionales. Hace tres años que decidió dedicar su vida a ayudar a las personas que lo necesitaban, aliviando sus sufrimientos en las situaciones más críticas. "Miel" es su sobrenombre. Pero llega un día en que ella ha de enfrentarse al "mal de Grimaldi". (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 >>
Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
14 de abril de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La eutanasia y el derecho a la vida entran a debate en "Miele (Miel)" bajo la batuta de Valeria Golino. La polémica está servida y el espectador tiene que valorar si la ideología termina imponiéndose a la honestidad, si los personajes esconden un alma propia o son marionetas de la propia historia, si las situaciones son verosímiles o resultan excesivamente forzadas y simplistas. Miele es el nombre de trabajo de Irene, una joven cuya ocupación no es otra que la de asistir a enfermos terminales proporcionándoles un barbitúrico animal que termine con su vida sin dejar rastros. No es una tarea altruista porque en torno a ella se ha organizado una red que obtiene pingües beneficios, aunque lo que realmente mueve a Miele son motivos más hondos y sangrantes. En su labor, todo sigue unas pautas y reglas fijas... hasta que aparece un cliente que tiene "una salud de hierro" y a quien lo único que le duele es "el aburrimiento de la vida".

Los primeros pasos de "Miele" son un tanto anodinos, mecánicos, planos... con ceremoniales eutanásicos artificiosos que no encierran más que tópicos sobre la cuestión, con el corazón llamando torpemente -aunque sin excesos- a la compasión del espectador. Vemos, por otra parte, a una joven que trata de liberar su tensión con una actividad frenética nadando o yendo en bici, con encuentros sexuales ocasionales y con una vida de falsedad con la que ocultar un dolor de la infancia. Pero cuando entra en escena el Sr. Grimaldi, entonces la conciencia despierta y la película comienza a matizar acerca del suicidio, del asesinato y de la vida digna... Sobre el tapete se pone la realidad incuestionable de que "nadie quiere morir" y que lo que verdaderamente aterra es el dolor y el miedo a esos últimos momentos, algo que queda de relieve ante el chico moribundo... que termina por conmocionar a Miele. Es cuando se vislumbra el calvario en el que ella ha vivido, además de su buen corazón y de una conciencia que sigue hablándole aunque sea de forma confusa.

La carga introspectiva y poética viene acompañada por el buen trabajo de Jasmine Trinca, al principio llamativamente triste e impasible, después frágil y humanizada, como si hubiera revivido después de una terrible pesadilla. También ayuda a transmitir esa tensión contenida una planificación artística unas veces y dinámica otras, una música llena de ritmo o melódica, y un silencio en el que la protagonista parece zambullirse cuando nada en el mar o se pone los cascos. Con todo ello, la película gana desde la óptica vitalista de Miele y de su pasado, y no tanto como propuesta de la eutanasia y del suicidio asistido... aspecto sobre el que se desliza algún comentario favorable al señalar que algunos tipos de vida no merecen ser vividos, aunque su objetivo es sembrar la duda y suspender cualquier juicio condenatorio.

En definitiva, Golino nos ofrece un buen drama personal pero no una convincente aproximación a la eutanasia, y en la disputa entre la conciencia y el corazón parece firmar unas tablas y decir al espectador que todos tienen sus motivos, que cada cual responde como puede y con sus normas a lo que la vida le presenta.
La mirada de Ulises
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La eutanasia como telón de fondo, aunque sin entrar en ningún debate social que promueva el conflicto, de una historia sencilla y amena, ligera y cordial con la dosis justa de drama y dulzor -sin excesos lacrimógenos o empalagosos- para resultar agradable y comedida, apetecible y resultona; juega a moverse en diferentes ámbitos, a jugar con el despertar de una conciencia ciega, la indeseosa y repentina moralidad desvelada, terrenos que atraviesa con suavidad y sin ensuciarse en demasía, quedando patente su ánimo de gustar a todos evitando cualquier polémica innecesaria. El mayor mérito es la elección de la actriz protagonista, Valeria Golino, una imagen fresca y jovial, atractiva y seductora que choca con el perfil que presenta, con el trabajo que desempeña; encontronazo clave e ideal que te permite vivir su día a día con un interés y entusiasmo, aunque relajante, también estimulante y motivador. Apenas despierta interés o preguntas introspectivas sobre la muerte asistida, el derecho de decidir cuándo y cómo abandonar este mundo o la elección voluntaria del suicidio; camina demasiado de puntillas, sin involucrarse ni implicar al espectador en un posible sugestivo debate que le haga reflexionar o pensar más allá de la cara externa de lo expuesto. Ello conlleva una visión ligera pero gustosa, entretenida y provechosa que resulta cómoda y asequible, donde el acierto de la novel directora en su delicadeza y fina pulcritud del amanecer de un raciocinio opaco y confuso es un hecho evidente recogido por el público asistente.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de abril de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer largometraje de la actriz, y ahora también directora, Valeria Golino aborda un tema que en muchas ocasiones pasa inadvertido en la sociedad, la eutanasia. De primeras, parte con la dificultad de enfrentarse a un tema del que no gusta hablar pero que durante toda la película se trata con toda la delicadeza que merece. Aunque la veremos en pocas salas, es ese tipo de cine que no deja indiferente a nadie, del que te quedas pensando un rato tras verlo, de ese buen cine. Película pausada que no muestra más de lo necesario en historia rutinaria hasta que el atípico trabajo se empieza a entrelazar en la vida personal de la protagonista. Los sentimientos de los personajes se ven intensificados con un escaso guión y la ayuda una buena fotografía además de esa musiquilla que te deja llevar. PyC.
fiidii
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10 de abril de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los retratos minuciosos y quirúrgicos de los personajes han supuesto un constante atractivo a lo largo de la historia del cine, especialmente cuando el foco de atención se individualiza sobre la figura de uno de ellos, que ejerce de maestro ceremonial de la función, absorbente de la atención espectadora y flujo constante de devenires y devaneos en primer término del relato. Con estos, se aproxima el aliciente perteneciente a una forma de mirar basada en la atención usual por los detalles, el análisis de los ademanes y de los comportamientos, el empirismo antropológico de las metáforas que inundan los sucesos de nuestro día a día. Humanizan, en fin, a las figuras creadas, rompiendo la cuarta pared ficcional y devolviendo a la contrapartida un apego catártico por las emociones y las empatías, ajenas y generalizadas.

Existe la determinación de que un personaje frontal en un relato puede llegar a doblegar los confines de su propia figura como creación y trascender la mirada, erigirse como una voluntad de organismo vivo y galopante de forma individualizada. Como si fuera una prosopopeya que decide desplazarse de toda conexión artificiosa y buscar su propia libertad. Esto, a menudo, es objeto de encuentro y análisis con películas que tornan en unilateral el encabezado de su actante devenido, proponiendo una moral sin moralinas basada en el acercamiento de los entresijos de una vida rutinaria y fugaz, tan consciente de su propia magia como de su propia naturaleza inquietante. El rastro de esa huella solitaria proporciona el descubrimiento de una identidad casi literaria, de un espectro siniestro embarrancado en la soledad de nuestros días.

Miel, el film de Valeria Golino, se articula en torno a las andanzas y consecuencias de un personaje femenino, de una joven italiana. Así, como si de un relato breve o un cuento se tratase, la narración nos retrotrae a una mirada en primera persona de un devenir, de una constante desorientación emocional e inesperado desbarajuste sistémico provocado por las embestidas que, frecuentemente, esta puta vida nos regala como un chiste de jocoso desencanto. Por delante, por detrás y por debajo de cuellos, nucas y espaldas, se representa el insondable camino de una persona que, embarrancada en una suerte de desdichas, solo puede articular un gesto de rabia incontenida ante el sinsentido de su péndulo descarriado. Emotivas postales de optimismo brillan por su ausencia, pues el drama se asoma por las rendijas de lo cotidiano y coarta el efecto penetración sobre la comodidad empática. Resultante de ello es la maniobra, a todas luces satisfactoria, de prescindir de toda impostura ornamental y limitarse al hueso de la fatalidad más despojado de abalorios y brillantina, sin partidismos ni sesgos.

El resultado, como se puede vislumbrar, responde a un esquema pergeñado a golpe de talento que intuye una amalgama de representaciones que dan cabida óptima a la exposición: preocupación social, ciertos rasgos formales y abrumadora intensidad del personaje tratado son algunos de los apuntes más destacados de una función en la que el sentido ético-estético de la forma y el fondo se aúna en una perfecta e indivisible comunión. Cine introspectivo, reflexivo e inabarcable dentro de sus limitaciones, que te invita a seguir un camino de baldosas tambaleantes donde a veces se corre, sufriendo, y a veces se camina, degustando. Un devenir hacia ningún sitio por el sendero de nuestra propia identidad y su consecuente afirmación sobre unos hechos que, de forma inferida, nos categorizan, distinguen y marcan como ganado. Sus resultados, los de este film en cuestión, quizás resulten nimios; sus planteamientos, no obstante, hiperbólicos. En ocasiones, es mejor susurrar aquello que ostenta el grado de mayor relevancia en la escala de nuestras emociones.

Crítica para www.magazinema.es
@WeisGuerrero @MagaZinema
Weis
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de noviembre de 2013
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Calificación: 7, Buena.

Lo mejor de la película: Gran debut en la dirección de la actriz Valeria Golino (Rain Man, Leaving Las Vegas, Four Rooms,…) con una apuesta valiente en la elección del tema. El desear una muerte digna debería ser un derecho, que algunos no quieren contemplar en la actualidad, quizás este filme les ayude a empatizar. La secuencia del adolescente en fase terminal abrazado por su madre segundos antes de su momento final es sobrecogedora, quedará grabada en la retina de cualquier espectador. La cámara queda hipnotizada por la mirada de la bella actriz Jasmine Trinca

Lo peor de la película: Que pase desapercibida para los detractores de la eutanasia debido a un escaso recorrido comercial. De momento, sólo es posible verla en festivales. ¿Dónde están los buenos distribuidores?
Pakobellido
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow