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Shane, el desconocido

Western Estado de Wyoming, a finales del siglo XIX. Shane, un hastiado pistolero, llega a la granja de los Starretts, un matrimonio con un hijo que, al igual que los demás campesinos del valle, se encuentra en graves dificultades, pues el poderoso ganadero Rufus Ryker pretende apoderarse de sus tierras. Cuando Ryker se entera de que Shane es un hábil pistolero, le propone que trabaje para él. Ante su negativa, contrata a Jack Wilson, un ... [+]
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Críticas 84
Críticas ordenadas por utilidad
8 de abril de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay unas islas llamadas Afortunadas, pero parece que el cine les llegó tarde, o los que habitan en ellas, algunos al menos, no se enteran. La señal para disparar primero no existe: la decide cada uno y el contrario debe aceptar el reto y ser más rápido. La gracia está en ver quién es el primero que se decide y si su pericia esta realmente al nivel de la que pueda exhibir el contrario.
Dicho esto, cabe señalar que si empezamos a buscarles peros cualquier obra maestra los tiene. Shane, sin duda, no es una película redonda, ni falta que le hace, ya que atesora tantos momentos sensacionales que se bastan para hacerla un clásico. Y un clásico no es pequeñito, ya que no sería un clásico. Shane es el prototipo de film con personaje carismático que no se sabe d dónde viene ni a dónde irá. Es el prototipo del film con niño, que admira momentáneamente a alguien más "atractivo" que su padre, pero ese "héroe" le hace ver que no es para tanto. Es el prototipo de la fascinación por las armas. Es el prototipo del pistolero (Jack Palance es el icono del pistolero "malo", negro, así como Alan Ladd, del pistolero "bueno", sino blanco, sí rubio y gentil). Hasta Jean Arthur se viste de novia en el baile, es como si se quisiera "ofrecer" a este visitante. Van Heflin representa el espíritu del colono, de la persona que levanta un país con su trabajo (escena del enorme tocón de árbol), pero que cuando recibe ayuda le irá aún mejor. La película es el prototipo de la lucha de dos sistemas económicos y de tenencia de la tierra: ganaderos frente a campesinos, tierras abiertas y tierras cerradas, mucho antes de que M. Cimino lo explicase tan cruelmente en "Las puertas del cielo". Pero es que incluso, cuando Rufus Ryker se queja de que ellos llegaron antes, de que hubieron de luchar y matar indios, y prepararon el terreno para la segunda oleada de emigrantes, ahora colonos, tiene algo de razón. Nadie es bueno ni malo, si bien hay métodos malos de hacer las cosas: los de Ryker. Así como hay asesinos a sueldo, sin escrúpulos, Wilson, y pistoleros que parecen escapar de un pasado que los marca. Y así un largo etcétera. ¿Cómo se puede decir que estamos ante un clásico menor?
Bayoneta66
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21 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puccini escribió el primer western de la historia y cada vez que aparece un Shane no hay más que remitirse a la opera, es difícil hacer una película sabiendo todo el tiempo que va a suceder en el próximo fotograma, bailando al filo de lo antinatural cada puesta de escena de este metraje es perfecto,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
indiorubio
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26 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Una pistola es tan buena o tan mala como el hombre que la usa», le dice el protagonista a la dama que admira. Hay corrección es estas líneas y un trasfondo moral que envuelve a este personaje desconocido cuyo pasado queda a la imaginación tanto de los otros personajes como del mismísimo espectador.

Trascurre en Wyoming en la época del ocaso de los pistoleros, ya no tienen cabida en un mundo que se abre a la agricultura. Los granjeros son los nuevos habitantes de estas tierras otrora arrebatadas a los indios por gente como el vaquero Rufus Ryker (el antagonista) que pretende saltarse la ley y recuperar esas tierras para criar su ganado. Una particular visión lo hace pretender derechos sobre esos terrenos que ahora son propiedad del gobierno y fueron cedidos a los granjeros.

El conflicto está a punto de estallar cuando desde las montañas desciende Shane (el protagonista) asomándose a la propiedad de Joe Starret. De inmediato cae en gracia al hijo de Starret (Joey) y tanto el señor como la señora Starret lo acogen para que ayude en la granja.

Clint Eastwood se verá fascinado por este tipo de western crepuscular y en “El jinete pálido” (1985) homenajeará esta película de George Stevens. Tras “el predicador” de Eastwood se advierte la valía moral de Shane (no es casualidad que le digan “el predicador”).

El hijo de Starret representa a una generación que no conoce de pistoleros e idealiza a Shane. Joey es el verdadero testigo al interior de la cinta, el nuevo punto de vista que verá crecer nuevos pueblos y ciudades.

Al espectador se lo invita a presenciar la hazaña de este ángel exterminador, el protector de los débiles, de los que no pueden defenderse del mal extremo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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29 de setiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El esquema inicial puede recordar a "Los siete magníficos". Un grupo de tranquilos campesinos son acosados por unos externos. Ante esa situación, aparece alguien que les puede ayudar. Solo que en "Los siete magníficos" los campesinos buscan y contratan a unos mercenarios y en "Raíces profundas" esa ayuda viene sola, y se llama Alan Ladd, que realiza una gran interpretación. La película es todo un rico muestrario de valores, quizá será eso lo que supone un hecho diferencial sobre otras cintas ambientadas en el Oeste Norteamericano. La relación del solitario y atormentado forastero con la familia protagonista es un ejemplo de amistad y lealtad digno de recordar. Especialmente la relación que se establece entre ese desconocido y el hijo del matrimonio, magistralmente interpretado por Brandon De Wilde que fue nominado por la Academia para el Óscar de interpretación de reparto. Como dato curioso tenemos que remarcar que la actriz Jean Arthur tenía 53 años cuando se rodó el film, aunque aparentaba la mitad. Con todos ellos, hay que destacar también a otros dos actores: Van Heflin, que mantiene el hilo narrativo a la perfección con su espíritu de líder que contagia entusiasmo y dignidad a todo un colectivo, y luego al gran villano de la película Jack Palance y su guante negro, que también se hizo acreedor de la nominación al Óscar.
Y con ellos, una magnífica fotografía en color que debió hacer las delicias de aquella generación que acudía a los cines en los años 50 buscando aquello que era imposible hallar fuera de las salas, esos mundos magníficos, cuajados de contrastes con unos paisajes tan lejanos que parecerían extraterrestres.
Y, aderezando todas las escenas, la música. La banca sonora original de "Shane", que es como se llamó, está ejecutada a la perfección por Victor Young, autor de un buen número de melodías. Sin lugar a dudas, la música de "Raíces profundas" es una de las mejores que podremos oír en un western.
Carlos
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25 de enero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El misterio que envuelve a su protagonista se mimetiza con el clima del que se impregna la película. Ante las malas perspectivas de los granjeros y campesinos del valle, la luz se presenta envuelta en un halo de misterio e inicial desconfianza. Conforme avanza la trama, Shane, Alan Ladd, regala las esperanzas anheladas por los campesinos y los espectadores.
Ramiro_84
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