Río helado

El instinto materno es una de las cualidades más bonitas y nobles que ha dado la naturaleza. Es el instinto que hace que una madre sea capaz de realizar cualquier cosa para la supervivencia de su descendencia. Un ejemplo de esto lo encontré en un artículo y resulta muy característico, pues resuelve el porque de muchas de las acciones cometidas por las dos protagonistas en esta película:

“La agresividad, la sociabilidad y la resistencia al estrés no son los únicos cambios que experimenta el cerebro de las hembras de los mamíferos durante la maternidad. Craig Kinsley, de la Universidad de Richmond, Virginia, EE UU, ha llegado a la conclusión de que la habilidad para conseguir alimentos también mejora notablemente tras el parto. Para comprobarlo comparó las reacciones de un grupo de ratas hembras que nunca habían tenido descendencia con otro que estaba dando de mamar a sus crías. Después de privarlas de comida durante varios días, colocó grillos en su entorno. Mientras las no-madres tardaban 290 segundos por término medio en hacerse con una presa, las que tenían descendencia lo hacían en un tiempo récord de 70 segundos, algo fundamental si tenemos en cuenta que, en el mundo animal, un aumento en la velocidad a la hora de conseguir la comida contribuye a que la prole quede desatendida durante menos tiempo. 'El cerebro de cualquier hembra pone grandes dosis de plasticidad y creatividad al servicio de la reproducción. En otras palabras, las madres no nacen, se hacen', asegura Kinsley.”

En un principio la película puede parecer ser poco atractiva, las protagonistas no son las top-models de las que estamos acostumbrados, ni el guion es complejo ni pone patas arriba un país; pues realmente es una historia sencilla, de superación personal, de bellas ratas que aman a sus hijos y harán lo que sea por ellos, aún teniendo que cruzar los límites de la ley.

Una de las cosas destacable de la película es que, desde el primer minuto, se ha sabido aprovechar el talento de Melissa Leo que ha dado vida a un personaje, como hecho a su medida, de una manera sobresaliente.

En resumen, Frozen River es una película sutil que no tiene intención de levantar polémicas, ni ser demasiado pretenciosa en sus formas, consiguiendo contar la historia dramática de dos mujeres de etnias distintas unidas por un mismo objetivo.

La realizadora Courtney Hunt nos presenta un film modesto, que se mueve en terrenos fronterizos en varios sentidos. Físicamente porque la historia está ambientada en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, en un paraje totalmente helado. Pero también ético y moral porque su personaje principal (interpretado por Melissa Leo) es una madre cuyo ludópata marido la abandona dejándola sumida en un mar de deudas del que buscará salir aunque sea infringiendo la ley. Para ello tendrá una extraña compañera de viaje, la mohawk Lila Littlewolf, un personaje que aunque parece la antítesis de la protagonista, a medida que avance el metraje, comprobaremos que son más las cosas que las unen que no las que las separan.

Hunt nos ofrece un film eminentemente de mujeres, las cuales siempre aparecen en una posición de inferioridad respecto a los pocos hombres que aparecen en el film y sin un papel relevante, pero que están en un escalón por encima de ellas (los hombres son jefes en el que desarrolla la protagonista, o los acreedores, o los policías). De forma sutil, Hunt resalta esta posición de inferioridad, pero no es el único aspecto que asoma en esta modesta película. A la marginación de las mujeres, le podemos añadir otros aspectos como el clasimo, el racismo (que está perfectamente encarnado en el personaje de Littlewolf) o la inmigración ilegal, puesto que ambas mujeres no encontraran otra ocupación para salir de la miseria de sus vidas que la de pasar inmigrantes a través de un rio helado (que es el que sirve de título al film) que es la frontera. Lo más curioso, y paradójico de la historia es que sean precisamente las dos marginadas, y prácticamente desesperadas, mujeres que llevan una vida miserable las encargadas de llevar a unos extranjeros a un país donde buscan una vida mejor. Incluso también hay algo de espacio para tocar el tema de la desestructuración familiar.

Aunque hay que reconocer que la mayor parte de los aspectos señalados están más bien esquematizados, no por ello se le puede negar al film dichos matices. Todo ello envuelto en una fotografía descarnada, desnuda que consigue transmitir el ambiente gélido y la situación extrema en el que se mueven los personajes del film.

Con una ejemplar economía de medios tanto materiales como narrativos, y una sobriedad y equilibrio ejemplares, Hunt consigue construir una historia conmovedora, de relaciones marginales situadas en los extremos, allí donde la mayoría apartamos la mirada, con la que consigue captar nuestro interés. Quizás se centra demasiado en los personajes, y deja un tanto de lado otros aspectos que podría haber desarrollado más (por ejemplo la trama de Littlewolf), y algunas subtramas quedan en el limbo, pero no se le puede pedir tanto a un film de estas características, y lo que queda claro es que Courney Hunt es una realizadora a tener muy en cuenta en el futuro.

Es curioso lo mucho que se parecen las vidas de dos mujeres, una blanca (Melissa Leo) y otra amerindia (Misty Upham), que se encuentran y se conocen por pura casualidad: la primera abandonada por un marido ludópata, malviviendo con un mal trabajo en un todo a cien, tratando de sacar adelante a sus dos hijos, y malviviendo en una vivienda prefabricada. La segunda, repudiada por su tribu, por dedicarse al contrabando en la frontera entre los Estados Unidos y Canadá, echando de menos a su bebé, que le quitaron los de su tribu (los mohawk), y malviviendo en una "roulotte". Son mujeres sin hombres, casi sin recursos, casi sin futuro, casi sin esperanzas. La precariedad de la vivienda en la que viven es una metáfora de la precariedad de sus vidas. Se diría que lanzarse a una actividad delictiva es para ambas el paso lógico, no sólo por el afán comprensible de conseguir un dinero fácil, sino también por un sentimiento de desesperación vital y existencial absoluta; se diría que es la serie de fracasos que han llevado a ambas a una situación personal desastrosa lo que les empuja sin remedio al tráfico de inmigrantes. Y, en medio de todo, la familia, los niños: perderlos, encontrarlos, es o puede ser para las protagonistas, algo que cambie sus vidas definitivamente.

Un buen film independiente estadounidense, que funciona tanto como "thriller" con suspense como drama social, aunque permanece muy anclado en ciertas convenciones y lugares comunes ya muy, pero muy trillados en este tipo de cine, desde al menos "Pink Flamingos" (1972), de John Waters: familias disfuncionales, pobreza, la vida en una "roulotte", dificultades económicas, madres abandonadas, naufragios vitales, y la autenticidad y la ausencia de "glamour" presentes en los pueblos y las ciudades pequeñas de los EE.UU.

El cine independiente nos vuelve una vez más a demostrar que no necesitamos de grandes efectos especiales ni millones invertidos en actores, casting y escenografías, tan solo una buena historia y buenas actuaciones, como la de Melissa Leo que vuelve a deslumbrar con otra tremenda actuación.

La historia es reconfortante, apacible, tranquila, calmada, placentera, dócil. Courtney Hunt nos sabe guiar bien por esta historia, la historia de Ray Eddy y Lila Littlewolf, por un lado una mujer abandonada por su marido que quiere darle una mejor vida a sus hijos, una casa que los cobije y por otro lado una mujer mohawk que también darle una mejor vida, pero con sus propios problemas, al no poder vivir con su hijo. La historia nos lleva a ver que están dispuestas a hacer estas mujeres por mejorar la vida de sus hijos. Una grata sorpresa de cine de bajo presupuesto, un buen final, bonita música para cerrar todo, en fin, de lo mejor del verdadero cine independiente, se siente un esencia.

Fría y dura ..... como el hielo, un film de indudable embergadura, seco, cortante, nada efectista, y con unas dosis de veracidad y realismo, perfectamente ejecutadas.

Todo es frialdad y desesperanza en un remoto territorio, frío y fronterizo, donde 2 mujeres luchan por sobrevivir, y quedan unidas por encima de sus diferencias.

Es un film duro, donde se nos describe la pobreza, la soledad y el desamparo con acierto, donde el frío y la desesperanza lo inundan todo, y donde el delito se nos aparece como la única vía posible para conseguir salir de una vida miserable, donde una mujer sólo pelea por que sus hijos coman, se vistan , tengan una educación y un lugar digno para vivir.

Excelentes las dos actrices principales, y extraordinaria la puesta en situación del contexto tanto social como de paisaje y entorno que viven las protagonistas.

Un film que nos muestra la trastienda del glamuroso país que es EEUU, cuya historia nos llega, y cuyo frío nos cala.