Vampyr, la bruja vampiro

Los casi 70 minutos de la película podrían dividirse en estos tres segmentos:
1) Presentación del tema. Unos 30 minutos magistrales. Condensación de imágenes icónicas, sombras fabulosas, planos fantásticos, algún travelling espectacular para la época (el protagonista entrando en casa), paneos para cambiar de escena. En fin, una clase de cine de media hora.
2) Divagación. Son los 20 minutos que algunos interpretan como dispersión, poca fuerza narrativa y demás. Lo cierto es que quedan un poco en el aire y dicen poco. Se ve que Dreyer no tenía mucho para rellenar en esta parte y tiró de oficio. Pero vamos, un travelling siguiendo a un grupo por la casa podría justificar esta parte a nivel técnico.
3) Final iconográfico: desdoblamiento de cuerpo y alma, ataúd con vistas (¿?), estacas, planos imposibles, escena final (que recuerdan a otras posteriores). ¡¡Genial!!

“Vampyr, la bruja vampiro” es una cinta conseguida desde lo técnico gracias a los trucajes de los efectos lumínicos, donde luces y sombras son las verdaderas protagonistas de la historia más que el texto narrativo que queda relegado al segundo plano dada su inconsistencia.

Es un filme logrado desde la imagen y al que hay que valorarle la astucia y la sagacidad de su director para contar a través de trucos y sombras, pero hay que achacarle la falta de solidez y consistencia de un argumento muy limitado y que en determinados pasajes se torna tedioso de lo rebuscado que resulta.

El tenor de la historia pasa por una mezcla de vampirismo, brujería y algo de castigos religiosos para las almas impuras. O sea una amalgama bastante traída de los pelos de la manera en que está retratada desde el guión.

No es efectiva desde su onirismo y resulta cargante en su confuso surrealismo. Sólo se salva y resulta apenas pasable de ver por la estrategia técnica de plasmar en pantalla prodigiosas y creativas utilizaciones de cámaras y de sombras, generando así conseguidos ambientes pero nada de intensidad desde el relato textual en sí.

En sí también se podría valorarle positivamente que Carl Theodor Dreyer propuso una mirada muy particular al mundo del vampirismo, pero a mi juicio sólo queda en buenas intenciones porque el resultado es un híbrido bastante incongruente y soso desde la coherencia.

Sin comulgar cabalmente con aquellos que la catalogaron de fallida, pero tampoco sin caer en el embelesamiento de aquellos que ven una obra maestra, me decanto por afirmar que es una apenas aceptable oferta cinematográfica donde sólo se justifica su visionado para aquellos amantes del lenguaje del cine, ya que aquí se trata de contar una historia y generar zozobra con prodigios técnicos visuales.

En fin, mucha técnica pero endeble perspectiva textual desde lo literario. La decoración será muy original y creativa, pero sólo emperifolla un argumento bastante débil desde su confección.

Si algo me evocó esta película es a los ambientes de los cuentos de Lovecraft. Por momentos me encontraba deambulando en esos espacios oscuros, viscosos, o entre esos personajes extraños, fantasmales, enigmáticos. Creo que por ahí está el gran valor de Vampyr...

Un frasco polvoriento
te zambulles en carmín
te mesa el pelo, el viento,
no te he visto, el Sanedrín.

La cinta ha llegado hasta nuestros días muy cascada, no cabe duda. Pero sigue destilando magia. Dentro de la filmografía de películas sobre vampiros, cronológicamente, me gustaría saber qué lugar ocupa "Vampyr". Pero tiene pinta que ha creado toda una escuela; un mérito indiscutible, si se confirma.

En el lecho no te encuentran
canas hilas, hazme un té,
rompen verjas, las manijas,
una vieja, cagaté.

Película para ver con cierta nostalgia. La historia tiene rotos, descosidos. Pero se ve con simpatía. Se aprecian algunas buenas hechuras. Y lo que posteriormente, en otras cintas del género de terror, se han convertido en tics hipermanidos. Dreyer es especial. un 6,5.

Como con todas las películas de los comienzos del cine los recursos estilísticos y narrativos quedan desfasados después de muchos años. Ya dije alguna vez que hay películas de la época de los cincuenta/sesenta que hoy se hacen aburridas pues imagínense una del treinta y dos. Pero esta, quitando la primera parte que se me hizo algo larga, hasta que llega al castillo, lo demás la verdad es que me sorprendió que me gustara.

Yo me la esperaba muda y casi casi, tiene los carteles típicos con las letras del cine mudo pero sí que tiene diálogo, poco, porque por lo visto fue la primera con sonido de Dreyer y le metió poco diálogo sonorizado pero sí que hay conversaciones. Me encantaron las escenas en las que va leyendo el libro pero poco más me encantó ya que todo esto ya se ha visto antes. Lo que sí que consiguió, y no es poco, es que no le tenga miedo al cine de esa época porque he pillado unas cuantas bastante soporíferas aunque reconozco que hay que verlas si te gusta un mínimo el cine.

Hay que decir que "Vampyr" me decepcionó. Esperaba imágenes sobrecogedoras y me encuentro que no hay mosntruos, no hay maquillaje que pueda ofrecernos algo de terror. Los juegos de sombras no están mal, pero no impresionan demasiado. Digamoslo claro: lo único que puede asustar de la película es que es muy antigua y está rodada en blanco y negro. La película se hace algo aburrida, y eso es casi delito siendo su metraje tan corto.
Un buen punto a favor de la cinta son las buenas actuaciones de sus actores, la cara de susto que tiene el protagonista la mantiene toda la película, al parecer es el único, espectadores incluidos, que pasa miedo. Lo más destacable del filme son los notables movimientos de cámara que dotan al conjunto de dinamismo y algunos elementos surrealistas, ofreciendo una sensación de gran modernidad para la época en que está rodada.