The Perfection

Esta cinta me tiene bastante confundido. Por un lado expone una historia sordida, fresca y algo original; pero por otro lado esta manejada de forma burda y torpe.

Voy a dejar lo de burdo y extremo a un lado (ese final...vaya tela), porque hasta cierto punto eso me gusta. Pero hablemos de la torpeza en su guion y edicion. Cuando tienes que contar con dos flashbacks (que escenas rebobinandose del punto presente hasta el inicio del flashback), algo estas haciendo mal. Puedo entender que eso sea una decision consciente y a proposito, pero “que me aspen” sino queda FATAL. Casi da la sensacion de que no sabian como resolver los giros de guion que estaban proponiendo…

Es un visionado interesante y hasta fresco, pero estoy seguro que a muchos la cinta les impactara no de la mejor manera.

Siempre es un mérito encontrar una película que te mantenga en tensión hasta el final, y no sepas qué va a suceder aunque algo puedas intuir. La perfección es una cinta donde la música va a jugar un papel importante pero luego nos vamos dando cuenta de que es solo una excusa para crear una tensión entre los protagonistas que nos irán mostrando unos registros cambiantes sin que logremos adivinar cuál será la opción que tomarán. No es una película de gran presupuesto por lo que el guión ha jugado un papel primordial para mantener ese interés apuntado.
En cuanto a las interpretaciones, la de Logan Browning es extraordinaria, sobre todo en la parte central, donde las situaciones a las que se tendrá que enfrentar su personaje la llevarán al límite como actriz.
Mención específica cobra en esta película los efectos de diseño (no puedo adelantar más) que se van superando y que nos llevan a afirmar que jamás tenemos que creer lo que vemos, que todo puede ser mentira, que el cine sigue siendo magia. La Perfección, una película que no defraudará.

El granuja de Shephard nos presenta su película como un nuevo e interesante Thriller psicológico al más puro estilo Satoshi Kon, estilo que tanto gustó al bueno de Aronofsky. De nuevo, una brillante y talentosa mujer protagoniza la película. Bueno, quizás deberíamos decir dos brillantes mujeres, que en este caso son dos músicas celebérrimas que han adquirido fama mundial tocando el Cello. Si bien en “Perfect Blue” (Kon, 1997) y “Cisne negro” (Aronofsky, 2010) las protagonistas quieren triunfar en el mundo del cine y en el ballet (respectivamente) a toda costa, exponiéndose a insanos niveles de tensión y estrés que desembocan en una espiral de demencia y crisis de identidad. Cuando uno empieza a ver “La Perfección” tiene la sensación de que va a ver la rivalidad entre dos portentos de la música, peleando por superar la una a la otra a cualquier precio y sin importar las consecuencias. Pero no, Shephard debió pensar que hacer una película satoshikoniana ya está muy visto y tras la máscara de thriller psicológico nos ha colado cine de explotación como la copa de un pino (qué ironía). Tras un gran inicio, el director se baja del autobús del cine inteligente y se pierde entre las marañas del Greenhouse. Y bien, pensará usted: ¿es esto un problema?, pues todo depende mi querido amigo. Si usted es uno de esos pedantes cinéfilos que visten batín y se sientan en su orejero a degustar un brandy de una añada anterior a la caída del telón de acero, mientras revisiona una y otra vez a Kurosawa, Chaplin, Bergmann, Tarkovsky, Buñuel, etc. Y despotrica constantemente argumentando que actualmente no hay creatividad y que todo lo que se realiza es deleznable cine comercial. Me complace decirle mi querido amigo, que más vale que vuelva a su polvorienta filmoteca y elija uno de sus clásicos, porque esta película no es para usted. Si, por el contrario, a usted le gusta disfrutar de cuando en cuando de una buena dosis de sinsentido y grotesquería, me complace decirle que ha usted elegido bien. No verá la mejor película de su vida, pero pasará un rato ameno y divertido.

No leas más críticas, ve la película y ven después. La idea no es mía, mira otros comentarios (pero después de verla).

Posición, velocidad y aceleración, una variable y sus dos derivadas. Pues se queda corto: necesitamos una tercera. Y eso es esta película.

Empiezas una historia, golpetazo (jerk) y estás en otra. Te quedas tonto, otro volantazo y ya estás viendo otra película. Los personajes con ella. Volantazo y cambio. Varias películas en una, varios géneros en uno, y todo esto sobre una técnica impecable, de la que por supuesto no te das cuenta.

Y dices, ¿pero entonces te rompe el ritmo? No. No. No me pregunten cómo, pero no. Fluyes de un cambio a otro y no te enteras.

Y cuando ya estás desubicado llega el final. Naturalmente: y verás un final que por supuesto no te va a dejar frío. Escalofrío.

¿Es serie A? No. ¿Serie B? Ni de coña. Ya quisieran muchas series A.

Con la boca abierta. Esto SÍ.

Es de esas películas que te hablan de pasada de ellas y cuando la ves te impresiona. Su ritmo va in crescendo en la trama hasta convertirse en un soberano thriller de suspense y terror que no sabes cómo va acabar.
Buen reflejo de lo que es el odio, la envidia y cuando se enseña a ser perfecto/a.
Genial cinta para los que dicen que Netflix no produce nada bueno. Ésta puede ser la excepción.