Atlanta (Serie de TV)

Atlanta es una comedia o más bien dramedia, que se centra en la vida dos primos dentro de la escena de rap. Por un lado tenemos a Earn ,universitario fracasado, padre, buscavidas y "pareja" de Vanessa, madre de su pequeña hija, quien tiene, en muchas ocasiones, que mantenerlo, de allí que su vida se divida en dos frentes, por un lado, tratar de madurar para ser el sustente de su familia y por el otro, luchar por su sueño dentro del submundo del rap. Por otra parte, tenemos a su primo Alfred 'Paper Boi, un narcotraficante y rapero de poca monta que vive junto a su carismático y yonky amigo Darius. Ambos primos comienzan a relacionarse adentrándose en la escena musical, pero la serie nunca deja de focalizar la vida separadas de ambos personajes.
Escrita, protagonizada por Donald Glover, destaca por su impecable guion, su música, el carisma de sus personajes, sus justas dosis de humor y surrealismo, pero por sobre todo quiero destacar la soberbia dirección de Hiro Murai y del mismo Donald Glover; cuesta creer que una dramedia de 20 minutos de duración tenga tamaña calidad cinematográfica de dos directores noveles, sin olvidarme claro está de la fantástica fotografía, sencillamente de no creer, ojala nadie se la pierda y no baje el nivel.

Debo reconocer que cuando empecé a ver la serie no esperaba que me fuera a gustar tanto. Atlanta es un proyecto ideado, escrito, dirigido y protagonizado por Donald Glover. Ninguno de sus proyectos me han entusiasmado hasta ahora. Por eso Atlanta me ha sorprendido tanto.

La serie cuenta la historia de dos primos. Al es conocido como Paper Boi, rapero y traficante de droga. Su primo Earn es más honrado, solo busca un trabajo para poder dejar algo de dinero a su hija y recuperar a su novia. Earn le ofrece a Al ser su mánager y buscarle trabajo. El trío lo completa Darius, un chico paranoico amigo de los dos.
Unas veces surrealista, otras irónica y otras más seria, Atlanta sigue a los tres protagonistas tratando diversos temas sin pelos en la lengua.
Atlanta es una serie dramática con toques de comedia. Se podría debatir si es antes drama que comedia, pero solo hay que ver la situación en la que se encuentran los tres protagonistas. Viven en un mundo de drogas, armas, y no tienen trabajo ni dinero. Aún así, consiguen sacarnos una sonrisa.

Concuerdo con el usuario whitman3d, la fotografía es destacable. Desde el punto de vista técnico, Atlanta es notable, sobre todo comparándola con otras sitcoms. No es algo que normalmente se busque en una serie de tan corta duración, y además de comedia. Esto hace que se eleve por encima de otros proyectos.

Atlanta es la sorpresa de la temporada. Unos la verán por su drama, otros por su humor negro y otros por lo bien que mezcla los dos géneros.

Las cosas buenas no hay que explicarlas demasiado. La puedo resumir en una palabra: ENTRAÑABLE. La vida es tragicómica y los diez capítulos de ATLANTA lo grafican ejemplarmente, veinte minutos de oro puro. Una sátira pertinente de aquello que nos hace humanos y lo que nos deshumaniza, y de lo que está llevando al mundo a la decadencia. Muy recomendable. Es una lástima que no volvamos a ver una nueva temporada de esta serie hasta 2018.

Donald Glover, que comenzó su carrera como guionista de la mano de Tina Fey en su serie 30 Rock, escribe, protagoniza, produce y dirige esta serie sobre el mundo de la música rap en Atlanta.
La historia se centra en un buscavidas llamado Earn al que da vida el propio Glover, al que también hemos visto actuar en la serie Community, que decide convertirse en manager de su primo rapero y traficante de droga, Paper Boi, interpretado por Brian Tyree Henry, visto en algunos capítulos de Boardwalk Empire o The Good Wife. El cuarteto protagonista lo completan el amigo yonki y algo desequilibrado de ambos, Darius, al que presta rostro Keith Stanfield, que interpretó a Snoop Dog en Straight Outta Compton (F. Gary Gary, 2015), y la amiga y madre de la hija de Earn, Vanessa interpretada por Zazie Beetz. Así, el grueso de la historia gira en torno a estos personajes, de gran carisma y bien construidos, al igual que la mayoría de los secundarios que van desfilando por la pantalla.
Una serie que tiende al drama, aunque a medida que avanzan los capítulos van brotando buenas dosis inteligentes de humor, en muchas ocasiones satírico sin llegar a lo escatológico y con ligeros toques de surrealismo. Diez capítulos de unos veinticinco minutos, que podrían funcionar casi como independientes, tocando la mayoría una temática diferente, por supuesto manteniendo el hilo conductor. Así, el mundo de la música sirve de excusa para mostrar el comportamiento de la sociedad de Atlanta, centrado en la comunidad negra, desde los bajos fondos hasta los supuestos altos peldaños, desde una perspectiva crítica. Algo que consigue gracias a un guion fuerte y bien estructurado que no deja nada al aire ningún detalle. La duración, y el hecho de tener historias concentradas, hacen de la serie un producto atractivo, dinámico y más sesudo de lo que nos tienen acostumbrados la mayoría de las sitcoms o los seriales de duración corta.
Destacable, por novedoso y quizás el más cómico de todos, el capítulo en formato televisivo, cortes publicitarios incluidos, donde el rapero protagonista debe defender una de sus letras que ha sido demandada por el colectivo transexual. Y aquí cabe señalar otro de los puntos fuertes de la serie, la manera de tocar temas complicados con la ironía necesaria para que todas las partes terminen riéndose de su sombra.
Rodada por tres directores noveles, como son Janicza Bravo, Hiro Murai, realizador afamado de videoclips y el propio Donald Glover, dotan a la serie de un estilo independiente, fresco, muy cinematográfico y, en cierta medida, extraño. Además de la cuidadísima fotografía, que presta elegancia, no pasa por alto el detalle en la presentación de cada capítulo en su fugaz cabecera, con el título grabado en algún elemento de la escena, como hacían en Weeds. Atlanta es un producto arriesgado en cuanto a mostrarse en una fórmula poco convencional, y sin pretenderlo, una de las grandes sorpresas de la temporada.

Vienes por 'This is America', y eso es bueno. Porque se nota que Hiro Murai y Donald Glover no vienen del mundo del cine, y esto supone una bocanada de aire limpio para nuestras miradas aburridas pero adictas a la ficción. Glover escribe, produce, a veces dirige, e interpreta -cual hombre del Renacimiento- a un adorable pringao llamado Earn que ve la oportunidad de sacar su vida adelante siendo el manager de su primo Al, camello de poca monta que lo peta como Paper Boi en YouTube. Las otras dos patas del banco con Vanessa, luchadora empedernida y madre de la hija de Earn, y Darius, un simpático colgado más listo de lo que parece.

Plot: Siglo XXI. Internet, iPhones, hip-hop, Drake, influencers... Las escenas neo-costumbristas, que Glover conoce por su meteórica carrera musical como Childish Gambino, se alternan con otras absolutamente delirantes, que no se parecen a nada. Tanto este como Murai consiguen gracias al impecable guión de Glover que la serie oscile constantemente entre la comedia y el drama, manteniéndose en un complicadísimo equilibrio. No es esta una serie de grandes hitos: los capítulos desarrollan pequeñas tramas autoconclusivas que ayudan a componer un mosaico generacional más que una epopeya. Un retrato de milenials despistados. ¡Ah! Y las redes sociales aparecen (por fin) como recurso narrativo sin dar vergüenza ajena.

Pero lo más importante se desvela conforme avanza la segunda temporada: Glover y Murai no quieren hablar de rap, ni de instagram: quieren hablar de raza. 'This is America', amigos. El plato está servido. Podría hablar mucho del profundísimo tratamiento que hacen del racismo en Estados Unidos, de la segregación, de la cultura de clases, pero es tan elocuente que es mejor que lo veáis por vosotros mismos. Los capítulos duran veinte minutos.

A nivel técnico, la serie además es cojonuda. La fotografía es excepcional; la dirección, lo mismo. Mención de honor a Amy Seimetz, que dirige en la segunda temporada los capítulos cuya trama gira alrededor de Vanessa. La banda sonora no podía ser de otra manera, puesto que Glover maneja los hilos. Algún cameo que recuerda a 'The Wire' saca más de una sonrisa.

Las escuelas de cine están temblando, amigos: la era YouTube es un hecho y ya son mejores que ellos. No os la perdáis porque respira frescura por todos los rincones.