La espía roja

Película basada en la vida de Melita Norwood (Joan Stanley en el film), la espía británica que estuvo más tiempo al servicio de la KGB.
Una anti-heroína interpretada por las excelentes actrices Judi Dench y  Sophie Cookson (como ella misma de joven).
Está dirigida por Trevor Nunn, ex director de la Royal Shakespeare Company, con algunas incursiones en el cine que casi siempre están  centradas en la mujer como Hedda, Lady Jane o Noche de Reyes.
Está basada en la novela de Jennie Rooney y el guión es de Lindsay Shapero que nos descubre a una pobre mujer jubilada de 80 años que es detenida violentamente por ser una espía de la Unión Soviética. Pronto empezaremos a ver cómo fue su vida mediante continuos flashbacks y a conocer a  Joan Stanley (Cookson) una joven valiente, inteligente y con profundas convicciones involucrada en el desarrollo de la bomba atómica por los británicos durante la guerra.
En los años 30 conoce en la universidad a varios rusos con los que tiene bastante amistad, son ellos los que intentan persuadirla para que comparta sus conocimientos con el otro lado. Después de ver la devastación provocada con las dos bombas lanzadas por Estados Unidos en Japón, es cuando comienza a pasarles información con la convicción de que si las dos superpotencias tienen igualdad de armamento, el equilibrio sería más justo y no habría una tercera guerra mundial con armas nucleares.
Pero un film de este tipo requiere grandes dosis de intriga y suspense, algo que la película le falta, prefiriendo el guion tomar otros derroteros. Tampoco quiero decir que la película sea mala, está muy bien cuidada la ambientación, vestuario y música de George Fenton por lo que el film se ve con agrado, pero hubiera ganado más interés con una trama más convincente y con menos diálogos banales.
La película se pudo ver en el pasado Festival de San Sebastián donde a Judy Dench le dieron el premio Donostia.
Destino Arrakis.com

Tienen la gran suerte los ingleses de poder contar su épica historia del siglo XX sin la polémica que encuentran otros países de su entorno; pues al contrario que España, Alemania o Italia, se mantuvieron unidos en los grandes momentos del siglo pasado y resultaron vencedores. Lo hemos visto recientemente en grandes películas como en El instante más oscuro, Dunkirk o Enigma. Por eso, en La espía roja, Trevor Nunn se enfrentaba a un reto: contar la historia de una traidora.

Joan Stanley es una estudiante de Cambridge que se enamora de Leo (Tom Hughes) un francés comunista que lidera un grupo de estudiantes. Cuando Joan entre a trabajar en el programa nuclear británico, Leo le plantea un dilema que le atormentará por años: entregar a Rusia los avances ingleses para conseguir la bomba atómica y conseguir así el equilibrio mundial que evite una nueva guerra.

Lo mejor del film es el papel de Joan, interpretado magistralmente por Judy Dench y una joven Sophie Cookson. Consiguen crear un personaje verosímil, a pesar del planteamiento un tanto ingenuo del dilema al que se enfrenta. Sin embargo, pesa un tanto en el ritmo de la cinta la indefinición de género pues, por momentos, La espía roja navega entre el largometraje de época, el romance, el thriller o el panfleto antimilitarista.

Estamos ante una buena trama, entretenida y bien interpretada que gustará a los amantes del relato inglés de entreguerras como The Crown;y que, además, plantea un interesante tema de debate sobre la carrera armamentística, perfecto para cinefórums.

www.contraste.info

Directo a spoiler....................

Hay semanas en donde no hay mucho donde elegir y, para esos casos, suelo reservar alguna proyección que no me despierta especial interés pero que tampoco adivino como un desastre. ‘Red Joan‘ me pareció de estas últimas teniendo en cuenta que era inglesa -y eso suele garantizar la corrección en materia de ambientación, vestuario, música, fotografía, etc- y en ella participaba la gran Judi Dench.

Craso error. A veces, lo habitualmente correcto no salva de la quema.

Dirigida por Trevor Nunn, un afamado director teatral que lleva más de 20 años sin realizar un film -‘Noche de reyes‘ [1996], adaptación de ‘Twelfth Night´ [s. 1600], de William Shakespeare– da sobradas muestras del porqué.

La clásica producción británica de encargo que pretende ser, al menos, académica, y no lo logra ni por asomo al anclarse en un horrendo guión de Lindsay Shapero que está basado en una novela homónima [2013] escrita por Jennie Rooney e inspirada en la vida de de la espía Melita Norwood (R. Unido,1912-2005)].

Shapero trata de mezclar una pésima historia de amor con un thriller de espías de pacotilla protagonizado por una buenista pacifista -valga la redundancia- que dice que, en época de plena guerra civil española y pre 2ª Guerra Mundial [1937], ella hacía lo que hacía por la paz en el planeta, igualando la maldad entre los bandos enfrentados.

Ya son ganas de contarnos una milonga que ni siquiera tragaron los británicos hace 28 años, teniendo ella ya 80, que fue cuando se enteraron de sus andanzas, gracias a Vassili Mitrokhine -otro espía, éste huido de Rusia- y las relativizaron hasta el punto de ni siquiera procesarla.

En tales circunstancias no resulta extraño que tanto Judi Dench como Sophie Cookson y el resto del reparto se limiten a cumplir con el contrato, sin el menor atisbo de alma y convicción, colaborando, supongo que involuntariamente, en que el presunto melodrama produzca incluso vergüenza ajena.

En fin: un telefilm de los malos, malos, que trata de contar la historia de una alta traición a base de volcarse en los enredos amorosos de la traidora y no en la verdadera motivación, si es que realmente tenía alguna que mereciera calificarse de tal.

Pésimo cine inglés, algo que ni siquiera logra disimular la gran Judi Dench [4 sobre 10]

El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2019/05/11/la-espia-roja-r-unido-2018-de-trevor-nunn/

Película "desteñida" y sin alma protagonizada por la encantadora abuelita Judi Dench. Un relato soporífero digno de la peor versión de la hora del té británica.

Todo se cuenta con desgana, con el piloto automático puesto en todo momento y con un ritmo cansino que roza la provocación para los amantes del buen cine de espías.

Le Carré no se merecía esta adaptación cinematográfica. Los cinéfilos de temática de espionaje tampoco.