¡Adiós, Mimí Pompón!

Comedia olvidada de un director olvidado y con solo 1 crítica hasta la fecha. ¿Lógico? Puede ¿Justo? Rotundamente no. Estoy harto de ver como comedietas de tres al cuarto, basura zurullera, tienen cientos de críticas y lo que es peor, encabezan los rankings de taquilla a nivel nacional, año tras año. Parece que es lo que toca hoy en día.

La película es muy destacable, con un guion original, muy divertido y bien desarrollado, dirigida con ritmo y pericia por Luis Marquina y con unas interpretaciones que van de lo sobresaliente (Fernán Gómez) a lo notable (Silvia Pinal, Catalina Bárcena, Carmen Bernardos, López Vázquez, Amparo Baró). Comedia negra que entretiene, divierte, nunca aburre, incluso se hace corta. El final es “contundente”, pero muy adecuado al resto del guion. Varios números musicales de cuplé a cargo de la mexicana Silvia Pinal que no molestan al desarrollo de la trama.

Así que lo dicho: recomendación sin reservas a cualquier aficionado a las buenas comedias. Española, muy divertida, ingeniosa, elegante y de 1961, claro que sí. Fuera complejos por favor. Muchos no saben lo que se están perdiendo …

[ Y que nadie espere encontrar en esta película groserías, zafiedades, escatologías, mal gusto y sal gorda: esa época todavía no había llegado. Lo de Paco Martínez Soria con la boina, Alfredo Landa en calzoncillos y Esteso/Pajares tocando tetas vendría luego. Y más tarde aún las Torrentadas, Airbags, Amantes pasajeros, Fugas de cerebros y Villaviciosas varias … No, ya digo que este era otro universo: Rafael Gil, Edgar Neville, Nieves Conde, Fernán Gómez, José María Forqué, Ladislao Vajda, Luis Marquina, Mur Oti,, Rovira Beleta, incluso el Jesús Franco de sus inicios… Cuanto disfrute oculto al alcance de quien tenga curiosidad por descubrirlo. Merece la pena, de verdad ].

Notable comedia, muy negra, que resulta muy recomendable por apartarse de lo habitual, por ser, en cierto modo, bastante original.
Sus personajes, alejados de la medianía, resultan irresistibles en su comicidad. Seres para dar de comer aparte, extraños, lunáticos, asesinos en serie, que no pueden dejar de hacer lo que hacen pues no tienen ningún sentido del mal. Simplemente creen que hacen lo correcto.
Excelentes composiciones y para mí, una sorprendente Silvia Pinal, en un papel cómico, como nunca la había visto antes.Merece la pena, también por aspectos técnicos como la excelente ambientación y fotografía.

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Divertida comedia de enredo con ribetes de cine negro escrita por el prolífico A. Paso y dirigida en 1961 por un L. Marquina quien, a pesar de sus esfuerzos, no consigue imprimir a la película el tono y ritmo requeridos.
Pero la obra posee suficiente enjundia e interés intrínseco de modo que resulta interesante incluso no habiéndole sacado todo el partido posible.
Su urdimbre barroca, su desenvuelta propuesta de situaciones, su descabellado tratamiento, su juego de equívocos y la original viveza de su argumento, la convierten en un notable pieza desenfadada, meritoria, llena de humor fresco y sin complejos.
De las que se ven con mucho agrado.

Suscribo en todo la crítica de Sir Lancelot. Marquina es uno más de los directores silenciados porque tuvieron la mala idea de hacer buen cine en los años 40, 50 y 60.
Esta comedia negra, sobre la obra de Alfonso Paso, no tiene desperdicio. Se ve con tanto gusto que se hace corta.
Fernán Gómez en lo mejor de su vena cómica. Silvia Pinal, espléndida. En realidad, todos. Y la veterana Catalina Bárcena, en su última aparición en cine.
Muchas sorpresas, equívocos muy bien traídos, diálogos chispeantes.
Y la escenografía siempre acertada de Enrique Alarcón. Por cierto, un signo más de estos tiempos de hoy. En Wikipedia al hablar de él se dice que fue muy grande porque trabajó para Buñuel, Bardem y Berlanga. Claro, no se dice que colaboró muchos años con Rafael Gil (otro censurado), Marquina y otros.
¡Qué asco de pensamiento único!

Alfonso Paso fue un autor con brillantes ideas que casi nunca lograba convertir en obras teatrales redondas. Sus diálogos siempre presentan alguna abolladura; las situaciones de sus títulos no poseen el equilibrio que reclama el disparate. Por ello resulta más estimulante una adaptación cinematográfica de cualquier comedia de Paso que ver o leer la obra original.
Las adaptaciones, cuando están logradas, despliegan la acción en el espacio y el tiempo y corrigen los diálogos. Ese es el caso de "Usted puede ser un asesino" o "Vamos a contar mentiras". En "Adiós, Mimí Pompón" no se consigue igual resultado, pero a pesar del mediocre pulso narrativo de Luis Marquina, el argumento es tan original y contiene tantas escenas macabras divertidas que, conjugado con los excelentes actores, justifica sobradamente su visionado y hace pasar un buen rato.
Un matrimonio de perturbados, cuyos cónyuges intentan matarse el uno al otro en una mansión francesa con calderas para quemar cadáveres, se mueve entre personajes de manicomio, desde la jovencita que se empeña en tener hijos de trapo a una especie de Landrú que asesina por vocación al arte, pasando por la esposa de un ganso y la vieja que colecciona calaveras. Salvo la policía, ningún personaje tiene la cabeza en su sitio, a pesar de lo cual cada loco se cree un virtuoso moralista.
Destaca Fernando Fernán Gómez, con sus estrafalarias y fracasadas maneras de matar. La secuencias del puñal y de la maza obligan a reir a la fuerza. También Carmen Bernardos, en su personaje de miembro de una familia de enajenados que piensa de sí misma, absurdamente, que es la única que está cuerda. Y por supuesto la explosiva belleza de Silvia Pinal.
Si se añade que están acompañados por José Luis López Vázquez, Amparo Baró, Antonio Ferrándiz y Catalina Bárcenas, se comprenderá que actores y tema se llevan la palma de la película.