Heartbeast

Si bien consigue crear momentos de cierta tensión y sostiene un estilo visual atractivo aunque sin depurar, la película de Aino Suni acaba siendo la clásica historia de jóvenes no demasiado interesantes sobrepasados por una oscuridad ampliamente subrayada y artificial. Olvidable.

Pues resulta que una chica bi de pelo verde sufre mucho porque se aburre, también porque es nini, ni trabaja ni estudia, pero a veces rapea (muy mal) y compone (dice). Total, que su madre, que pasa de vez en cuando por la peli, se va al primerísimo primer mundo con ella, que sigue sufriendo acompañándola en su chateau con jardinaco y piscinaza y, también, enamorándose de una bailarina que vive con su pareja y su novio. Las dos chicas fiestean y se drogan y a veces se lo pasan bien subiendo videos sin permiso de nadie al Insta pero claro, se drogan más (impresionante la secuencia en la que se drogan otra vez en una esquina de un fiestón en un palacio que ya le gustaría a Gucci con un disimulo tal que solo les falta un neón encima de sus cabecitas) y eso, que la prota es moderna y pone cara de mucho cabreo y entra donde quiere y a la hora que quiere porque es moderna, es rapera y está disconforme con el mundo. Es lo que tiene eso.