Fahim

La película es bonita y se ve con agrado. No obstante la falta algo, un no sé qué que te haga emocionarte. Porque la historia es para ello.
Depardieu como siempre, de 10. Da igual el papel que interprete, siempre lo borda, maneja todos los registros y casi todos bien. Su interpretación es, con mucho, lo mejor de la película.

"Bonita! película basada en hechos reales, que está bien en líneas generales pero podría haber estado mejor.
Sucede que es fácil de ver y resulta agradable y entretenida en todo momento, pero es cierto que, sobre todo en su primera mitad, todo sucede muy rápidamente, sin más explicaciones sobre, por ejemplo, la cuestión política que les lleva a padre e hijo a huir de su Bandaglesh para dirigirse a Francia para comenzar una nueva vida, más digna y libre.
No obstante, el aspecto social sí está presente en la figura del padre sobre todo y también en la situación personal deportiva del protagonista, al no tener residencia en Francia y tener por tanto dificultades para jugar allí campeonatos nacionales.
En cuanto a la relación entre el protagonista y su entrenador (excelente como siempre Depardieu, aunque creo que con el piloto automático interpretativo puesto) va dando bandazos y no crea, lastimosamente, emoción ni pulsión dramática. Toda va según los cánones, a la manera de un cuento cuando está basado en hechos reales reflejados en el libro "Un roi clandestin", de Sophie Le Callennec.
En líneas generales gusta y sales del cine contento, pero también te das cuenta de que se podría haber llegado más lejos y haber sido más profunda en todos los sentidos, aunque al menos se destacan cualidades humanas positivas como la solidaridad, el respeto y la lucha por la dignidad personal y social.

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En su acercamiento a la figura de Fahim Mohammad (Ahmed Assad) el director francés Pierre François Martin-Laval, acentúa en ‘Fahim’ la relación que mantuviera éste con Sylvain (Gérard Depardieu), un prestigioso preparador de ajedrez. Errático en las modulaciones que imprime a la narración, aporta una ración extra de melaza, confundiendo el carácter simpático de la cinta con la banalidad y lo insustancial.

La película arranca con padre e hijo cruzando la frontera que separa Bangladesh de la India. Su destino último es París. Allí esperan que el talento innato del niño para el milenario y universal juego, sirva de salvación para el resto de la familia. En la capital gala, la petición de asilo y la carrera ajedrecística del joven consumen tiempo e ilusiones, mientras sus inocentes miradas se dirigen hacia un gran maestro de conducta extraña y maneras taciturnas. Del que Martin-Laval efectúa una caracterización incongruente.

‘Fahim’ pasa de puntillas por las vicisitudes que soportan los perseguidos y represaliados a cuenta de sus ideas políticas. Esa ausencia de profundidad impregna el periplo de los protagonistas en suelo occidental. Un relato de inmigrantes sin gancho, que picotea en una sucesión de lugares comunes sin explotar ninguno. El guión maneja unas premisas particularmente emotivas con tan poca gracia, que sólo llama a la puerta del aburrimiento.

Incluso las escenas que tienen al ajedrez como eje vertebrador, y en teoría las más propicias para elevar la tensión, se facturan desde el automatismo y la rutina. La consecuencia es una falta total de empatia hacia las vivencias de los personajes (ya sean principales o secundarios). Ni el experimentado Gérard Depardieu, ni el niño debutante que da vida a Fahim, logran aportar vigor a una cinta que ya a mitad de metraje languidece, víctima de su levedad argumental y a lo apocado de su carácter.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es

Una película inspirada en una historia real verdaderamente conmovedora, la historia del joven Fahim un niño de 10 años de Bangladés que llego a Francia  junto a su padre para pedir asilo político y que obtuvo la nacionalidad francesa gracias a su talento jugando al ajedrez.

La emoción y la solidaridad esta servida en esta increíble historia, que con ciertos toques de humor por parte de un profesor de ajedrez (Gerard Depardieu) cascarrabias y terco y el pequeño que también tiene bastante carácter harán de esta tierna aventura una buena película para todos los públicos.

Gran papel del joven Ahmmed Assad que se desenvuelve frente a la cámara con mucho desparpajo y naturalidad, también es digno de mención el papel de su padre y de la secretaria del club de ajedrez interpretado por Isabelle Nanty.

El guion de Pierre-François Martin-Laval está inspirado en el libro "Un rey clandestino" autobiografía de Fahim Mohammad, escrito por Sophie Le Callennec y Xavier Parmentier y consigue desprender buenos sentimientos a pesar del drama que supone la historia. También el director sabe como tocarnos la fibra para que nos llegue al corazón.

Puede ser que a veces sea algo edulcorada, pero consigue dar una buena lección de esperanza.
Destino Arrakis.com

Película con luces y sombras.
Personalmente me ha gustado ver una película que trata de las vicisitudes a los que se enfrentan padre hijo que huyen de Bangladesh y buscan asilo en París.
Me gusta el ajedrez y tal vez por eso he disfrutado de la película. Lo comento porque si no te gusta el ajedrez la película pierde bastante.
Otro apunte interesante es ver la dificultad de integrarse un bangladesí en la cultura occidental. El tema de la puntualidad es algo que puede chocar entre culturas diferentes.
Me impresiona ver a Gérard Depardieu. Le pone mucho humor a la película. Cada vez que alguien dé manotazos a la pared voy a recordar al actor francés.
Me ha llamado la atención que hubiese ghettos en París por nacionalidades. No hablo de barrios como sucede en cualquier ciudad multicultural. Por ejemplo, desconocía que hubiese campamentos como un campo de refugiados en París.
La actuación del padre de Fahim es soberbia, pero una de las cosas que falla en la película es el niño. Es poco creíble. Vemos extremos en su personalidad. Amor a la familia, superdotado, pero no transmite emoción.
En resumen, entretenida.