Negocio en vacaciones

Entretenida y muy recomendable película para los días de Navidad. El mejor entorno para que padres e hijos pequeños disfruten de la tierna e inverosímil historia será el cálido salón de la casa con su árbol de Navidad encendido y, a ser posible, con la lluvia golpeando los cristales de las ventanas. Así, en ambiente sereno y familiar, el infatigable, puntilloso y avezado crítico de cine se enternecerá mucho más con la mirada dulce y emocionada de sus pequeños, al tiempo que perdonará la inexpresividad del gran Mitchum, el erotismo (a todas luces improcedente) del cruzado mágico de Janet Leigh o la actitud panoli de Wendell Corey. Pero que quede claro que Mitchum desayunando café y donuts en el parque helado de Central Park es mucho Mitchum.

Te encuentras con una película que no conoces de nada, empiezas a verla con toda la desconfianza y la verdad es que cuando termina te deja esa sensación de haber pasado un muy buen rato. Quizás no pasará a la historia, ni la encontrarás en las listas cinéfilas de internet, ni por supuesto la verás en tv, porque como tantas otras películas nunca pasará por ese círculo cerrado que es ese catálogo de siempre y que parece compartir todas las cadenas.
Robert Mitchum bien como siempre y como siempre casi sin mover un músculo de la cara, Janet Leigh bellísima y como decía un slogan de la época "la mujer de los pechos de acero". De verdad si la ves no te arrepentirás y además lo pasarás muy bien.

Don Hartman ejerció de productor, guionista, actor, dramaturgo y director en el mundo del cine. Fue nominado a dos Oscar. Su filmografía como director comprende solo cinco títulos: It's a Big Country, Mr. Imperium, Holiday Affair , En busca de marido y Tenías que ser tú.
Holiday Affair (Negocio en vacaciones), de 1948, es una deliciosa comedia sentimental, con guión de Isobel Lennart, que junta "elementos muy peligrosos" como la navidad, un niño, una joven viuda de guerra (Janet Leigh), un tren de juguete y un triángulo amoroso (la antedicha con Robert Mitchum y Wendell Carey). Todos estos elementos "peligrosos" se combinan perfectamente dando lugar a una historia psicológica-moral donde las distintas situaciones que se van produciendo entre el triángulo amoroso (más el niño) van conduciendo suavemente a que el personaje de Janet Leigh (más recordado por su papel en Psicosis), se desprenda de esos condicionantes que la constriñen para aceptar de nuevo el amor (y el riesgo), como son su viudez (de guerra, de un héroe) y su maternidad. Esto que suena a psicologismo o sociologismo, está narrado con ligereza, habilidad y cierto humorismo. Es la virtud de una buena película. Los tres actores principales están correctísimos, aunque mi admiración por Robert Mitchum me inclina a destacar su enorme y contenido papel en esta película.
Aunque rodada en espacios cerrados y en estudio, el director consigue que haya un elemento que proyecta la película hacia el exterior: es el mundo de los trenes. La película se inicia con un tren rodando entre montañas y nieve: es de juguete y es el objeto de deseo del niño.

Agradable película romántica con tintes cómicos nos regala ésta película que data de 1949, poco conocida, pero que resulta una delicia ver a un Robert Mitchum, en su tradicional hombre de personalidad fuerte pero añadiéndole su lado tierno y amoroso; y una Janet Leigh, que sigo pensando, es una actriz infravalorada, ya que, sólo se le destaca por su papel de "Psicosis", pero que tiene muchos papeles donde demostró su talento, aparte de su clásica belleza. Prácticamente, todo el peso de la película se lo lleva ella, haciendo el papel de una viuda, madre y mujer de la cual se enamoran dos hombres, cada uno en su estilo, en plena época navideña.Se deja ver sin pretensiones y para pasar un rato agradable.

Es bastante curiosa y poco convencional en realidad, esta cinta que parece transcurrir por los tópicos más manifiestos del cine de temática navideña ( no nos falta la abundante nieve, la cena de Nochebuena, el pavo, el árbol de Navidad, los juguetes navideños, el niño...) a la que, sin embargo, de ningún modo otorgaría yo la calificación de cine infantil y familiar o comedia romántica a secas, ya que la trama incide mucho más en ahondar en un conflicto amoroso tipo " menage a trois" con niño incluido, y en la que, a pesar de estar teñida de bastantes escenas cómicas y amables que quitan hierro al asunto, al conflicto principal se le presta un tratamiento bastante adulto y serio y, sobre todo, realista.
Que el argumento en realidad se las trae y a mí no me ha parecido que esté nada idealizado ni edulcorado a pesar del tintineo de la ambientación.
Una atractiva viuda de guerra ( Janet Leigh) intenta sacar para adelante a su hijo de seis años mientras se repone de la pérdida de su marido.
Afortunadamente, no está sola. Un pretendiente ( Wendell Corey), pela pacientemente la pava en su casa desde hace más de dos años, a la espera de que la chica se reponga de su revés y acepte darle un sí.
Pero el niño tiene voz y voto en la toma de decisiones de su madre. Y el tipo ese no está mal si sabe mantenerse en su lugar y no pisar territorio ajeno.
Y, para colmo, entra Mitchum en el terreno de juego. Su estilo es más felino, más agresivo y acaparador como podrán suponer. La viuda poco puede hacer frente a su estrategia más sibilina...
¿ Qué va a hacer Corey frente a Mitchum?. ¿ Cámara de fotos o tren eléctrico?. ¿ Hago la pelota a la madre o al hijo?.¿ Me pongo el delantal de fregar o me autoinvito a la comida de Navidad?. Esto suena muy calculador lo sé. No sé, juzguen ustedes y piensen lo que quieran. La llamada de la selva es la llamada de la selva y yo, no dudaría.
Sea como sea, la Leigh tiene mucha suerte. Le han tocado dos caballeros en liza y muy inteligentes además. Ella no tiene que hacer apenas nada y puede seguir dudando. Ellos ya le aclararán sus dudas.
Muy agradable película con trasfondo muy interesante que transcurre con placidez y con un guion bastante elaborado. Muy recomendable.