Graceland (Serie de TV)

Los hechos reales son claros: «Una casa en la playa confiscada en una redada de drogas del gobierno en una ubicación no revelada al sur de California fue convertida en una casa para los mejores agentes encubiertos de la DEA, el FBI y Aduanas. La serie está basada en aquello que rodea a esa casa conocida como… Graceland».

Las primeras imágenes de la nueva serie de USA Network pueden remitirnos a cualquier imagen residual de agentes federales cocinados en la academia y ‘expulsados’ al mundo real con un discurso. El campo de batalla en la academia se ha convertirá en otro campo de batalla en el exterior, les avisan… y los peligros de fuera sí son reales… aunque tendrá que sobrevivir por encima de errores e imperfecciones. Un novato llamado Mike Warren (Aaron Tveit) nos introducirá en el mundo de Graceland siguiendo el esquema clásico del género y su mentor será el lengendario agente del FBI Paul Briggs (Daniel Sunjata)… Olvídense de las canas y las reglas por en Greceland todos son modelos de pasarela. ¿La difierencia? Parece que Briggs hará todo que esté en su mano por defender Graceland del exterior. Pero, ¿esconde algo en una casa en las que no se pueden esconder secretos?

El inconsciente nos remite con esas imágenes de Tveit y Sunjata en sus tablas de surf a “Le llaman Bodhi”… pero aquí no ha supuestamente criminales salvo los enemigos de los protagonistas. Ellos son los tipos buenos… aunque, al parecer, no tan buenos…y posiblemente corrompidos por el lado oscuro con el que deben vestirse a diario. «Sus mentiras son su vida. Estos no son buenos tipos… pero nos protegen de los malos», nos recuerda el eslogan de la serie. Entre esos instantes socarrones de spanglish y esas imágenes degradadas por transiciones veo poco futuro en el piloto de “Graceland”. El comienzo y desenlace nos da el pie al arco argumental presuntamente novedoso: un agente encubierto que es encubierto de cara a otros agentes encubiertos. ¿No hizo lo mismo Scully con Mulder? De acuerdo, cambiamos alienígenas, misterios paranormales sin resolver y seres mutantes por acentos latinos, rusos y demás etnias mafiosas locales con la casa de… ¿‘Gran Hermano’?

Los hechos reales dan la impresión de haber sido lapidados por un procedimental al uso (y disfrute) de casos e infiltraciones de usar (y tirar). No sé qué opinarán Donnie Brasco, Nicholas Brody o Henry Hill de esas misiones de videojuego de menos de una hora con relojes tuneados y maquillaje del todo-a-chien. ¿Es tan fácil ser agente encubierto? ¿De verdad? Las sensaciones que me deja el piloto de “Graceland” son de una serie de entretenimiento de niños y niñas monos con secretos en una convivencia sin secretos. ¿Un procedimental de agentes encubiertos atrapados en la casa de ‘Gran Hermano’? ¿Nada nuevo bajo el sol y la brisa marina de esa fastuosa casa con nombre propio en una serie sin entidad propia?