Tres agujas (3 agujas)

El SIDA es el tema central que engarza las tres narraciones que presenta este filme, cada una de ellas situadas en continentes diferentes.

La 1ª en Asia, China, nos cuenta el sacrificio y las trabajeras de una mujer negocionando ilegalmente con sangre, por sacar adelante a su familia y sobre todo mantener vivo a un esposo enfermo.

La 2ª en América del Norte, Canadá, nos narra el sacrificio de una madre por su hijo, actor porno, que está gravemente enfermo; hasta qué límites es capaz de llegar una madre con tal de asegurar en alguna medida el bienestar de su hijo.

Y la 3ª, en África, Sudáfrica, nos cuenta el sacrificio de unas monjas misioneras por ayudar a los más pobres, quienes en su mayoría padecen enfermenales terminales; y en concreto de la más joven de las tres religiosas, que llega a cruzar atrevidamente el umbral del pecado con tal de conseguir dinero para salvar la vida de muchos de los nativos. Sin duda, esta tercera historia, titulada "La inocencia de los paganos" es la más fuerte, vistosa, sensual y dramática, pues encima toca cuestiones muy candentes del catolicismo y de la identificación parcial, jamás total, con que los religiosos o religiosas se toman in situ los dogmas dictados desde Roma.

De todos los actores y actrices participantes en el conjunto de las tres historias, sin duda la más famosa y conocida es la que hace de madre sacrificada por su hijo actor de pornografía, es decir Stockard Channing, ya sesentona (nació en 1944), pero tan excelente actriz como cuando hizo de Betty Rizzo en aquel inmortal filme "Grease" (Brillantina), dirigido por Randal Kleiser, USA 1978, que la elevó a estrellato de las más cariñosamente recordadas.

Alegato contra el maldito virus del sida a través de tres historias desarrolladas en diferentes partes del mundo cuyo nexo de unión es la transmisión del virus por vía intravenosa.
Ambientada con una banda sonora de excepción, intercala grandiosos planos aéreos estilo Memorias de África con planos cercanos, mostrándonos la vastedad del mundo por donde circula el incansable asesino silencioso a la vez que personaliza y humaniza la enfermedad.
Es de destacar ese sutil toque de humor que se desliza a lo largo de la cinta, humor que hace más doliente incluso la visión del dolor. Son historias duras, muy duras, narradas en forma de cuento, salpicadas de hermosos paisajes y dotadas de un tempo largo que le va muy bien al estilo narrativo.
Se aleja de los tópicos que giran alrededor del virus y desarrolla historias originales y diferentes para golpear al espectador sensible y acariciar al insensible, tratando de acercarnos a una enfermedad que se transmite exponencialmente y que pone en peligro la supervivencia de buena parte de la humanidad a lo largo y ancho del planeta.

Lo mejor: Ese toque de humor. La originalidad de las historias
Lo peor: El tufillo catolizante de la última historia

Tres agujas, habla de la terrible epidemia del sida, de cómo en diferentes áreas, étnias y culturas es tratado, y cómo afecta a todos por igual sin ningún tipo de distinción. Sin embargo, se hace un poco pesada, a pesar de abordar tres terribles historias que tocan la fibra de cualquiera es demasiado larga, pero buena para concienciar a la sociedad.

La verdad es que lo que me atrajo de esta pequeña película prácticamente desconocida por aquí era el delicado tema que trata, el tema del virus del sida, y el interesante conjunto de actrices con las que contó su director, un Thom Fitzgerald al que le puede ir bien en el ambiente televisivo pero al que pienso que se le queda algo grande el cinematográfico, porque esta película que creo que llegó a estrenarse en nuestros cines debería de haber salido directamente para la televisión. Aún así, es de elogiar las buenas intenciones del director tratando un tema serio y al que quizás no se le dé últimamente la importancia que realmente tiene. El resultado final de la cinta es bastante flojo, en mi humilde opinión. Las historias no mantienen el interés que merece un tema como el que tratan, se hace larga y pesada y no aprovecha a su correcto casting. La primera historia está ambientada en China y su protagonista es la televisiva Lucy Liu, quien no me ha convencido en absoluto, su forma de actuar no me parece creíble y no logro conectar con ella, dejándome su historia totalmente indiferente. La segunda cuenta con una interesante actriz, Stockard Channing, la única que consigue que mi interés despierte un poco, aunque la forma de actuar de su personaje me parece deleznable y asquerosa, la actriz, con su buen hacer, consigue que me enfade por la forma de comportarse esa madre a la que interpreta. La tercera historia es la que más me ha gustado, sin duda, y sin ser brillante sí que ha conseguido que me identifique con su principal protagonista, una Chloë Sevigny espléndida, la mejor de todo el casting con diferencia. Su papel de religiosa es de lo mejorcito del film. Junto a ella, una veterana como es Olympia Dukakis, en un pequeño papel, y Sandra Oh, con un papel demasiado secundario.