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El mundo está loco, loco, loco, loco

Aventuras. Comedia Varios automovilistas conducen por un agreste paisaje del sur de California. De pronto, un coche les adelanta a gran velocidad y, al tomar una curva, se precipita por un barranco. Los automovilistas intentan ayudar al conductor del vehículo siniestrado, el cual, antes de morir, les confiesa que tiene escondido un botín de trescientos mil dólares en el parque de Santa Rosita. (FILMAFFINITY)
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
17 de agosto de 2006
57 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sería una comedia de nota muy alta si no fuera por la parte final, en la que las locuras se les van de las manos a los guionistas. No saben cerrar con broche de oro –¿a qué venían las ridículas acrobacias y el montaje con los lametones del perro?–.
Eso sí, los primeros tres cuartos de película son desternillantes. Posee algunos de los chistes más graciosos que he visto en una pantalla. El planteamiento, la presentación, es una genialidad; y le siguen los momentos de desconfianza, el inicio de la "carrera" y situaciones tan tronchantes como la de la avioneta, todas las de Phil Silvers, las de la extraña familia Marcus –la suegra metomentodo, su hija, más normal, y un hijo impetuoso que no se viene a razones–, etc.
Pocas veces se ha cebado tanto un guión con la naturaleza egoísta del hombre.

Una película de la que difícilmente me olvidaré. Entre otras cosas, porque no me aburro de verla una y otra vez.
jastarloa
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30 de mayo de 2005
42 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Stanley Kramer fue productor de más de una treintena de películas. Como director fue el epígono de eso que se conoció como cine con “mensaje”, género que dado el rumbo actual de este arte, está extinguido de nuestras pantallas. En esta delirante comedia combina estas dos facetas. Por un lado, como productor nos ofrece una película llena de “stars” de todas las décadas, desde el cine mudo (un cameo de Búster Keaton maravilloso; también está la espléndida Sazu Pitts, de “Avaricia”) hasta el reinante Jerry Lewis de los años 50/60 (¿Quién no iba a pagar el precio de una entrada por ver algo que la televisión aún no daba?). Por otro, como director nos ofrece una historia espléndida (por supuesto cargada de mensaje) en la que un grupo de automovilistas contemplan un grave accidente y emprenden una avariciosa carrera para conseguir un cuantioso botín que se haya escondido bajo una gran W.
“El mundo está loco, loco, loco” comienza entonces una carrera alocada en la que pasa revista a todo la tradición cómica del cine norteamericano, pero poniendo el acento en el aspecto meramente visual (en ocasiones parece una película de dibujos animados) y donde el slapstick, tan presente en el cine mudo, alcanza aquí cimas soberbias hasta la traca final, donde las carcajadas acompañan esos cinco minutos finales llenos de una sabiduría cómica inigualable.
La habilidad de Kramer está en ofrecer dos horas maravillosas de pura e inteligente diversión. Pese a ser una película coral, los personajes están dibujados al milímetro en toda la evolución que padecen tras sacar a pasear a la avaricia. Está virtud no sólo la consigue con los protagonista, sino también con aquellos de paso más fugaz. Destacar una actuación es difícil. De los muchos méritos que tiene esta película es haber conseguido un reparto tan magistral y ajustado para cada uno de los personajes. Sin embargo, yo destacaría a Ethel Merman, aquí realizando el papel de una suegra tan tiránica que no te sorprendería verla encima de los lomos de una escoba.
En resumen, una comedia frenética e hilarante, con una visión de la especie humana hasta cierto punto pesimista, pero que jamás volverá a ser mostrada con tanta gracia. Recientemente hicieron un remake (“Ratas a la carrera”) que viene a demostrar que la genialidad no está igual de repartida en Hollywood.
Strhoeimniano
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8 de diciembre de 2009
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indispensable para cualquier coleccionista.
El mundo está loco, loco, loco es una sucesión de escenas cómicas, clásicas, al más puro estilo americano, humor blanco para todos los públicos, con un resultado de la mayor efectividad.
Es una película creada para la risa hecha con arte y con el estilo de los creadores de antes, los de la vieja escuela.
Se basa en la idea de los autos locos y sus vertiginosas carreras, con personajes dispares en situaciones límite unidos por un mismo objetivo. El dinero de El Narizotas, vieja gloria del gangsterismo.
Al estilo de las grandes superproducciones, contamos con al menos una docena de protagonistas, todos perfectamente definidos.
Continuamente surgirán otros personajes circunstanciales, secundarios, que darán fuerza y al mismo tiempo crearán esa burbuja de aislamiento al grupo demencial que va a la caza de un tesoro.
Estos personajes secundarios aparecerán en coche, son corderos esteparios en esas interminables carreteras del desierto, otros estarán en la torre de control de un aeropuerto –y alguno se quedará colgado-.
Entre los protagonista destaco a Mickey Rooney con una actuación para quitarse el sombrero. Una actuación de medalla de oro. De medalla del Congreso. Con el micrófono en la mano pidiendo ayuda desde la cabina de la avioneta con su compañero cagado de miedo y el piloto borracho desmayado en un rincón.
-Tampoco hace falta que te preocupes demasiado, vamos a morir de todas formas.
Sus loopings y sus pasadas son un espectáculo al estilo Hawks.
El dentista y su mujer en otra avioneta fabricada en 1916 tienen tela también. Son escenas de una belleza absurda dentro de tanta locura.
La pareja formada por el americano y el inglés forma un capítulo para tesis universitaria. Su pelea es memorable, me atrevo a decir que hasta la fecha no ha sido igualada.
Los efectos de los coches a toda velocidad, al final con la policía detrás, recuerdan a los mejores trabajos de Steve McQueen al volante.
Incluso la escena de la pareja, bailando junto al cuñado, en una atmósfera psicodélica, rememora al indispensable Blake Edwards.
Spencer Tracy, ese actor entrañable, se hace más entrañable aquí.
La película es larga, producida con su anuncio del "Descanso, visite nuestro bar" cualquiera puede temer que en algún momento se haga tediosa, se abandone en explicaciones o en escenas largas. Pero no. No falla en ningún momento. Ni un segundo de descanso.
Indispensable para cualquier coleccionista.
floïd blue
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16 de agosto de 2007
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El narizotas, moribundo tras un accidente automovilístico, confiesa el paradero del botín fruto de un robo que cometió hace 15 años a:

- Un marido con sus señora y suegra a cuestas.
- Una pareja de maduritos muy pánfilos.
- Unos recién casados en luna de miel.
- Un transportista (de muebles).

Y, con la policía, se lanzan todos a una loca, loca, loca carrera en pos del parné, en este gran, gran, gran homenaje al cine del slapstick, repleto de absurdas, absurdas situaciones cómicas, con amables, amables cameos de Jerry Lewis y Buster Keaton, y con algunos logrados, logrados gags. El único pero (pero, pero) a la película es que la diversión se ve mermada por la reiteración de situaciones y, sobre todo, por el evidente esfuerzo por ser constantemente divertida. Está demostrado.
Kick'Em Ars
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7 de junio de 2006
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un accidente en una autopista californiana lleva a varias personas a iniciar una loca carrera cuya finalidad será llevarse una fortuna escondida bajo una gran “W”. Gente de toda calaña participara del recorrido y lo transformara en un desastroso y demente viaje, su paseo hacia la riqueza.

Comiquísima Road-Movie orquestada por un cineasta obsesionado por llevar a la pantalla un consistente y afable mensaje social sobre los valores, la condición social, racial o económica, el gran Stanley Kramer. Esta vez alejándose del melodrama para probar en terrenos completamente distintos su característica sapiencia.

Una genial premisa, imitada hasta la saciedad e incluso llevada de nuevo a la pantalla en un agradable pero inferior remake, que no cuenta con el encanto ni la originalidad de la primera parte.

El slip-stick se hace presente en casi cada gag de esta entretenidísima cinta, llegando a momentos en extremo hilarantes, y que a pesar de su extenso metraje, se disfruta sin complicación alguna.

A su gran fotografía, guión, dirección y banda sonora se le suma un reparto de lujo, un conjunto de estrellas entre los que sobresale el gran Spencer Tracy, Micky Rooney, Sid Caesar, Buddy Hackett, Milton Berle, Terry-Thomas entre otros grandes de la comedia, contando además con memorables apariciones especiales o cameos entre ellos de Jerry Lewis o los geniales Three Stooges.

Un entrañable clásico de la comedia. Divertidísima.

Pierluigi Puccini
PierPuccini
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