Imagínense por un momento cómo sería el mundo si las personas dejásemos de oler, de saborear, de oír, de ver, o de sentir el tacto; un mundo en el que nuestros sentidos fuesen desapareciendo progresivamente… pues bien, esta es la genial idea de Perfect Sense, una película muy reflexiva, que te hace pensar durante y después del visionado.
La película cuenta como el chef Michael (Ewan McGregor) y la investigadora Susan (Eva Green) se conocen y enamoran mientras se extiende por el mundo una grave epidemia que priva a la gente de sus percepciones sensoriales.
El director David Mackenzie consigue su mejor obra de largo, y crea una película con más fondo que American Playboy 2009, y más intensa que Obsesión 2005. Perfect Sense puede parecer lenta, pero el ritmo es el necesario para que los espectadores seamos capaces de reflexionar y pensar a la vez de lo que va sucediendo en el largometraje. Además una voz en off nos guía para que esa reflexión sea ordenada, nos da pistas de a donde se quiere llegar con el mensaje de la película. La pérdida de los sentidos van acompañados de unos efectos previos que están directamente relacionados con los sentimientos y que a su vez están conectados a nuestra memoria. Sentimientos de culpa, nostalgia, arrepentimiento, ira, de felicidad… Los sentidos se vuelven recuerdos distantes y sensaciones diferentes ocupan su lugar (se agudizan y se desarrollan más los otros) ¿pero que nos queda cuando perdemos todos?, esa es la principal respuesta que da el director al final del filme.
Pero no es el único mensaje, el tema humano está muy profundizado en la película, lejos de mostrarnos imágenes catastróficas y caos (que también las hay, pero no en demasía) Mackenzie es positivo y nos muestra la nobleza de las personas, y de cómo ante una epidemia que pronostica el final de los seres humanos, nos volvemos a levantar y adecuamos el mundo a la nueva situación global, buscando el bienestar común. Aunque al final el caos también lleve a unos pocos a aprovecharse de la situación (robos y violencia). Por lo tanto no se le puede tachar de utópico, también se dan muestras y ejemplos de realismo.
La película combina en ocasiones el metraje de la película en sí con ejemplos fotográficos de los efectos de la epidemia en el mundo. Esas imágenes son excelentes y muchas parecen sacadas del National Geographic. En general, la fotografía en el filme está muy cuidada. A pesar de ser una película no muy conocida, los principales actores son de renombre. Ewan McGregor es sobradamente conocido y un buen actor. Aunque en esta película se lo come en pantalla Eva Green. Una actriz que tiene unos ojos capaces de mostrar cada uno de los sentimientos sin hacernos dudar en ningún momento de qué se tratan. Completan el elenco de actores Stephen Dillane (Stannis Baratheon en la serie Juego de Tronos) y Ewen Bremner (Secundario escocés muy conocido por sus papeles en las películas británicas: Trainspotting 1996 o Funeral de Muerte 2007). La banda sonora de Max Richter es magnífica y se inmiscuye seriamente en toda la película, es un narrador de fondo que acompaña a los sentimientos y actitudes de los personajes. Destacan su pieza principal A Lover´s complaint (princialmente piano) y Luminous (violines) que crea una impresionante atmosfera para poner el punto final a la película: “…y la oscuridad, les condujo a través de un complejo mundo de luminiscencia sensorial distinta y adictiva…”.
En conclusión Perfect Sense es una película que parece triste pero es optimista. Una película que se centra en las emociones de las personas, y un ejercicio de exploración sobre el ser humano llena de paralelismos y simbolismos.

Puntos fuertes: La sintonía entre la narración de la historia y la construcción de los personajes es perfecta, además sus profesiones ayudan a seguir la cronología de la epidemia con naturalidad. La magnífica banda sonora, algunos efectos de la epidemia que ponen los pelos de punta (atención a cuando se anula el sentido del gusto) y sobre todo Eva Green, una actriz que con su sola presencia llena la pantalla.
Puntos débiles: Algunos la tildan de lenta y en ocasiones desagradable. Que no se haya llegado a estrenar en nuestro país y sea difícil dar con ella.

Una obra de la BBC, cadena que en la mayoría de ocasiones hace filmes magníficos y que en España apenas se conocen. I.D (Identificación) relata como pocas la cara amarga del deporte, la de los aficionados exaltados y violentos. Estamos ante una de las mejores películas de un tema que se lleva poco al cine, porque genera muchos conflictos al deporte y a ese ámbito de poder que se mueve alrededor de él. La película es políticamente correcta en cuanto a señalar a aficiones en concreto. A diferencia de Green Street Hooligans 2005 donde el enfrentamiento principal de la película se produce entre radicales del West Ham United y del Millwall en I.D. el equipo protagonista es inventado, imagino que para no criticar a nadie con nombres y apellidos, aunque otros equipos como el Arsenal sí que salen de pasada. Pero de fútbol no hay nada de nada. También es importante y reseñable que en esta película el protagonista es un policía y no un estudiante, como lo era Elijah Wood en Green Street. Este hecho le suma más intriga a la película y nerviosismo al espectador. La violencia que lleva a los aficionados a comportarse de semejante manera está auspiciada únicamente por la pasión desmedida y la tradicional competencia entre los equipos ficticios del oeste de Londres. A diferencia con otros países, en Inglaterra la ideología política de los aficionados no es tomada en cuenta por los grupos radicales. En España, por ejemplo, tal y como se refleja en el Diario de un Skin 2005, los Ultras Sur están muy influenciadas por su pensamiento ideológico de extrema derecha, o los Indar Gorri por el de nacionalismo vasco.


Nuestro protagonista es un policía ambicioso y pelota que ansía con subir de escalafón en el cuerpo policial londinense. Sus superiores le dan la oportunidad de esmerarse en un caso junto a otros tres compañeros, uno de ellos su superior más inmediato. El caso consiste en infiltrarse dentro de un grupo de radicales del Shadwell Town y tratar de descubrir quiénes son los organizadores de estos grupos y ver si esconden otras actividades delictivas. Para ello tendrán que inventarse nuevas personalidades y ganarse a los cabecillas tanto en la perrera (se hacen llaman los perros de Shadwell), como en el pub inglés donde se reúnen para aclamar a su equipo y pillarse las cogorzas prepartido. En un principio el actor que encarna Reece Dinsdale (actor fetiche de la BBC) salvará a sus compañeros de más de un atolladero, parece el mejor indicado para infiltrarse sin que haya sospechas, pero acabará pasándole factura. Su personalidad se empezará a resquebrajar y le llevará lentamente a una transformación más allá del campo, donde afectará a cosas tan importantes como la familia o su propia moral.

La película está rodada sin grandes alardes, la fotografía no es muy buena pero los escenarios en cambio están muy bien escogidos. El pub y las gradas de los estadios están muy bien recreados. Las interpretaciones son correctas y solo destaca por encima del resto el protagonista: Reece Dinsdale. Recomendaría ver la película en inglés ya que mucho de los cánticos que entonan en la película pierden mucha fuerza en castellano.

Si te gustó: Green Street Hooligans (2005), Diario de un Skin (2005)...te gustará

PUNTOS FUERTES:
Escenas tan cañeras como cuando Reece Dinsdale se mete él solito a provocar a la hinchada opositora, otra escena en la que encabeza la persecución de un autobús lleno de hinchas rivales, o las escenas del pub cuando están en varias ocasiones a punto de descubrir sus identificaciones.

PUNTOS DÉBILES:

• El resto de compañeros infiltrados que ni pinchan ni cortan en la historia, están y no están a la vez, es un poco inverosímil.

•Que el equipo del Shadwell sea ficticio.

La delicadeza es un ejemplo de como el célebre cuento de la Bella y la Bestia sigue apareciendo en muchas películas y no nos cansamos de verlo. En este caso los dos personajes centrales de la película ganan el pulso al argumento central del filme, que a la vez es bastante simple. La novedad de “La delicadeza” es la enorme e inusual personalidad que demuestran los personajes de Audrie Tatou (como casi siempre magnifica en su papel) y sobre todo Francois Damiens, la auténtica delicadeza de la película. Habría que resaltar también que este filme es muy gabacho, si te gusta el cine francés seguramente hablarás muy bien de ella, pero hay que ser partidario de este cine. Con ello me refiero a que tiene un humor singular, de ese que te deja la sonrisa en la boca durante todo el metraje, pero que no te hace estallar de risa, que casi siempre es a costa de un personaje del que sentimos lastima y admiración a la vez porque unen en una misma persona una bondad desbordante y la soledad y simplicidad de un fracasado. Este personaje se ha repetido cantidad de veces en las comedias francesas y el mayor ejemplo de ello son los Francois Pignon de Francis Veber (La Cena de los idiotas 1998, Salir del armario 2001, El juego de los idiotas 2006) sin olvidarnos del campanero interpretado por Dany Boon en Bienvenidos al norte 2008, la comedia francesa más taquillera de la historia hasta que apareció Intocable 2011. En este caso Marcus, el personaje que interpreta Damiens, va más allá y le suma inteligencia emocional a su personaje.

Nathalie (Audrey Tautou) pierde en un accidente al hombre del que está perdidamente enamorada. Después de una etapa de duelo, no puede creerse que el amor llame de nuevo a su puerta de la mano de Markus (Francois Damiens) , un compañero de trabajo que nunca ha tenido éxito con las mujeres, pero que rebosa bondad y ternura. Un hombre que para ella supone la vuelta a la vida.

Está basada en el best-seller del mismo nombre. Es una historia amable que aunque en los primeros minutos se pasa un poco de melodramática y es algo lenta, mejora poco a poco. Lo mejor son sus dos protagonistas principales. Nathalie es una mujer frágil dada su gran pérdida, pero que sabe valorar a los demás por lo que realmente valen (por ejemplo a su jefe que le tira la caña se lo quita de encima, a pesar de parecer a primera vista un buen partido, porque está podrido por dentro) y en ocasiones es excesivamente sincera, lo que le hace parecer antipática a ojos de los personajes con los que interactúa, pero que empatiza con el espectador. Marcus es un sueco grande, torpe, feo y de gran corazón que a la vez es consciente de que los demás muchas veces le juzgan por su aspecto exterior y debido a eso lleva una coraza.

El ritmo de la película es como el de una carrera de largo recorrido, va reservando fuerzas para momentos puntuales, el ritmo crece y decrece sin cesar. Empieza lento, seguidamente pega un subidón para ralentizarse de nuevo, y así sucesivamente. La música está compuesta por varias canciones francesas pegadizas de la artista Emilie Simon. Destaca el papel de su cancion Mon Chavalier que envuelve a la apertura y acompaña al telón de la película con una magnífica escena donde Marcus hace un repaso de la vida de Nathalie. En conclusión y valga la redundancia la Delicadeza es una película que tiene su mejor descripción en el título, encarnado en el personaje de Markus.



Si te gustó: El juego de los idiotas (2006), Largo domingo de noviazgo (2004)...te gustará

PUNTOS FUERTES:
-Varias de las escenas que protagoniza Marcus: cuando se viene arriba y se siente un sex simbol ante cada mujer que se cruza por su camino, o cuando se marcha corriendo ante el temor de que Nathalie pueda romperle el corazón.

- En la parte más trágica hay una escena maravillosa en la que Audrie Tatou anda por la calle recordando a su amor perdido al estilo Richard Ashcroft en su video de Bitter sweet Simphony (la canción de Bel amour de Emilie Simon la acompaña a la perfección).

PUNTOS DEBILES:
•Su ritmo es a veces lento y mezcla momentos de genialidad con otros que parecen de relleno.

•Esta historia la hemos podido ver ya muchas veces.

Suso Trillo, director de www.rebeldesdelcine.com

Cuando vi Ben X lo primero que pensé fue que debería ser una película de visionado obligatorio
en todas las escuelas del mundo. Es un filme que muestra con auténtico realismo y actualidad
el tema del bullying en las aulas. Además lo hace de manera desgarradora y realista, sin caer
en sensiblerías, que sería el recurso fácil en este tipo de películas, o en un final Shakesperiano
en el que la tragedia se masca al final de la obra. Ben X se sale de estos clichés. Resuelve la
papeleta con un final sorprendente en su trama principal.

Las nuevas tecnologías también juegan un papel muy importante. En la película, sobre todo
se refleja en el uso pernicioso que pueden hacer los jóvenes con ellas. Pueden ser un arma de
destrucción masiva para destrozar a una persona y un suicidio social para algunos que abusan de ellas.

Greg Timmerman es Ben, un chico introvertido que sufre de síndrome de asperger. Para
Ben cada día que pasa en su instituto es un suplicio, él es aplicado y obtiene buenas
calificaciones, pero no se habla con nadie y a menudo es el objetivo principal de las burlas
de sus compañeros de clase. Se guarda todo y lo sufre en silencio pero no hace nada para
terminar con las injusticias, y encima las autoridades hacen oídos sordos. Para mitigar su dolor
Ben se refugia en un videojuego online, donde es el amo y señor de un mundo fantástico. Allí socorre a damiselas en apuros, lucha contra enemigos valientemente y es un espécimen altamente sociable. 


En Ben X el ritmo lo lleva el propio protagonista que es el que narra la historia desde su punto
de vista (magnífica interpretación de Timmerman). Esta característica te hace meterte más si cabe en la piel de Ben y saber cómo piensa, visto desde fuera es un bicho raro, pero de esta manera puedes llegarle a entender. El espectador se pone en su lugar y comprende sus fobias y
miedos. También tiene algo de falso documental, ya que a lo largo del metraje se intercalan
opiniones de familiares y amigos del chaval.



La película tiene planos un poco caóticos (el abuso de los contrapicados y de las secuencias en
modo rápido, además del tipo de fotografía, recuerdan a la película de culto alemana: Corre
Lola corre, 1998​), porque la mente de Ben es caótica y enfermiza a la vez, aunque a medida
que va pasando el largometraje nuestro protagonista encontrará algo con lo que recuperará estabilidad y orden en la propia historia. También, como en su cabeza, se mezcla la ficción con la realidad. Ben imagina como sería en el juego lo que le ocurre en la vida real. La banda sonora es un poco machacona y mezcla el sonido ambiente con música electro, aunque tiene sus fases de lucidez, como en la escena final donde la música de Sigur Ros pone la guinda al sorpresivo final de Ben X. En conclusión, es una buena película, muy dura y que te hace sentir impotencia por no poder ayudar a aquellos que lo pasan mal, pero que te arranca unas cuantas sonrisas y te hace reflexionar al bajarse el telón.


Puntos fuertes: Para los amantes de los videojuegos, e incluso a los que no les apasionan tanto, hay muchos guiños un tanto frikis que gustarán. La película te hace sentir la propia angustia de Ben. La sensibilidad de Ben reflejada en espectaculares pensamientos propios como:
Ben al lado de su musa Scarlite a la que no se atreve a hablar: “Su olor era suficiente, olía a una estación que aún no se había inventado, a un continente todavía por descubrir pero que yo podía oler a kilómetros de la costa. Mostrándome su cuello perfecto, ella soñaba un paisaje y yo imaginé mis labios allí, plantados como una bandera, la bandera de mi liberación. De pronto sentado allí sintiendo el calor de su cuerpo…todo…todo se hizo perfecto”.

Puntos débiles: El final es poco verosímil, aunque impactante

Suso Trillo - Director de www.rebeldesdelcine.com

Esta película es una absurdez revestida de hermoso entorno victoriano. La apruebo por los pelos ya que, aunque carezca de emoción, consigue impregnar la sensación de angustia en algunas partes del filme. Además la fotografía, la música de Rachel Portman y el trabajo de Mulligan y Knigthley es bueno.
El guión hace aguas por todos lados. Desde la primera escena cualquier persona minimamente inteligente se huele el secreto del internado y del oscuro futuro que les aguarda a sus residentes.
La historia de amor, osea, el triangulo amoroso que se forma es totalmente estúpido, basicamente porque el personaje de Andrew Garfield es estúpido. En el spoiler daré más detalles acerca del absurdo guión, la estúpida historia de amor y del insufrible Garfield. Que actor más poco creible, es malo, malo. Lo había visto antes en la Red Social y ya me pareció malo, pues aquí se supera.