Miniserie que no termina de arrancar hasta el final del tercer episodio. Un asesinato acaecido en 1980 y del que pueden buscar info en Wikipedia, lo cual no recomiendo si tienen intención de verla, ya que hay espóileres a cascoporro.

Primero es un drama costumbrista, luego un drama criminal y finalmente un drama judicial. Todo el peso de la trama recae en Elizabeth Olsen, que nos regala una interpretación con muchos matices, para lo cual emplea numerosos tics faciales que pueden terminar resultando forzados. Comparte protagonismo Jessie Plemons en su enésimo papel de tipo enjuto y de pocas palabras en el que está encasillado. Hay veces que uno desea meter la mano en la pantalla y sacudirle un par de hostias a ver si espabila. Lo mismo que a Patrick Fugit, vaya dos personajes palurdos los suyos.

Es una serie visualmente conservadora y para todos los públicos. La pareja protagonista folla vestida y, si se han quitado la ropa, ella se cubre siempre las tetas con la sábana. Menos más que está basado en un true crime, de lo contrario costaría creer algunas cosas. Los tres primeros episodios pueden resultar algo anodinos y tontorrones, y la tentación de abandonar está ahí. No lo recomiendo. En cuanto entra en escena la trama policial la cosa coge velocidad, con el valor añadido del personaje de Tom Pelphrey encarnando al abogado, gran personaje. A partir de ahí, querrán llegar al último episodio de una sentada. No es una serie top, pero merece un hueco.

Como ya dije en mi reseña de la primera parte, no he leído la novela ni he visto la versión de David Lynch. Ni falta debería hacer para apreciar esta película. Me tengo que reiterar en un punto clave, y es lo endeble de la historia, simple como ella sola, y con diálogos que, a pesar de su simpleza, se pasan de solemnes y son impropios de una obra pretendidamente compleja. Reconozcámosle a Villeneuve la honestidad de admitir que lo suyo son las imágenes, no las historias. El aburrimiento se multiplica en esta secuela, alcanzando cotas de minutaje desproporcionadas; el impacto visual tampoco supera al de la primera parte y se da continuidad a lo que no es otra cosa que fantasía mágica. Al menos Zendaya ensayó un jeto de cabreo que exhibe casi todo el tiempo, alejándose de su pose de modelo de colonia. Hay menos personajes carismáticos y lo de domar a los gusanos me recordó a Avatar, y me la pela si en el libro es así. Lo de la trama religiosa y el mesías, mejor ni hablar. Peor.

Terror con sabor añejo gracias a un cuidado diseño de producción. Años 70, una estrella de los late night en declive, con motivo de Halloween, decide traer a su programa a una supuesta poseída para relanzar su fama. Durante la emisión en directo se suceden hechos inexplicables de los que será testigo toda la audiencia.

La recreación de un show televisivo setentero es lo más logrado, no cabe duda. La fórmula de la emisión en directo puede parecer novedosa, pero se parece en cierta medida a la del metraje encontrado, con lo que pierde cierto valor. No acaba de coger fuerza hasta que las cosas se desatan, y transcurren muchos minutos hasta que llegamos a ese momento. Se emplea demasiado tiempo en preparar al espectador para lo que está por desencadenarse.

Todo el tema de la secta me pareció algo atropellado, y por momentos, sobre todo al final, confuso. No obstante, hay que admitir que hay algún momento genuinamente espeluznante, por mucho que se haga esperar. Los efectos combinan lo artesanal y lo digital, y estos últimos se sienten extraños en una recreación tan pulcra de una emisión en vivo de hace 50 años. Es una curiosidad que se apoya mucho en lo formal y emplea menos tiempo de lo debido en asustar, pero aun así merece la pena un vistazo.

Aburrida cinta sobre monjas satánicas que, por momentos, produce verdadero sopor. Una joven monja yanki llega a Italia para ingresar en un convento porque le tira la vocación. Allí se encuentra al tío de La Casa de Papel vestido de cura, que le tiene que traducir todo porque ella no sabe ni papa de italiano. Además, movidas chungas se cuecen en ese convento.

Poco hay que rescatar de esta vuelta de tuerca, pero mal, al tema de los curas y monjas corruptos y demoníacos. Encima me lo mezclan con un mad doctor para que no falte salsa al mejunje. Le añaden unos cuantos sustos barateros y apariciones pseudo fantasmales que solo provocan bostezos. Para despertar al personal, introducen una escena de baño con las monjas en camisón empapado marcando pezones. Sí, se bañan con camisón, que esta no es una de Verhoeven. Ya nos gustaría.

Buscando un extraño sentido del equilibrio, también tenemos alguna escena violenta, bastante gratuita y explícita. Sin esto y lo de los pezones estaríamos ante un telefilm de tarde con el que echar la siesta. Las sandeces se suceden en el tramo final hasta conformar un colofón efectista e histérico que intenta, sin conseguirlo, hacernos olvidar el rosario de boberías previo. Virgen santa.

Drama social basado en hechos reales en el que un profesor rural trató de cambiar el destino de sus alumnos implantando un método educativo fuera de lo establecido. Aunque se ganó el cariño de los chavales, la autoridad educativa trató de echarlo fuera del sistema
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Las buenas intenciones saltan a la vista, y la película es un capítulo más del subgénero "profesor con métodos alternativos se la juega para que unos alumnos a los que el sistema educativo desatiende consigan sus objetivos". En ese sentido, estamos ante un producto muy digno y que, a pesar del entorno de pobreza, marginalidad y violencia en el que se desarrolla, no busca la sensibleria gratuita y es fácil empatizar con todos sus protagonistas. Basta con ser buena persona para sentir simpatía por todos ellos y desear que sus vidas mejoren.

Le encuentro un pega: la insistencia del profesor en que el esfuerzo personal es la receta mágica para superar cualquier trance. Me sonó algo a coaching barato, ya que, a pesar de que las circunstancias socioeconómico presentes, se hace mucho hincapié en este aspecto. Ignoro si esa era la intención o les quedo así sin pretenderlo, pero me chocó que en un lugar tan deprimido se insista de esta forma en algo que, por diferentes motivos relacionados con el subdesarrollo, o el estado anímico provocado por vivir en un entorno donde reina a violencia y el miedo, quizá no está al alcance de muchos chavales. De hecho, de la historia real sólo se sabe de una alumna que logrará salir de verdad de aquel pozo. Con todo, nos quedamos con lo bueno, con la idea base: el método educativo no atiende a las necesidades de los niños, sino que los trata de disciplinar para que no se salgan del redil, provocándoles apatía y rechazo. Y con las interpretaciones de todo el elenco, muy entregado.