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España España · Barcelona
Críticas de Risard
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
8
4 de octubre de 2019
72 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los chicos no lloran, los chicos son fuertes, los chicos tienen que sostener, los chicos, los chicos... Joker es el chico que ríe en lugar de llorar, no es capaz de sostener el llanto, le enseñaron a forzarse a ser la risa encarnada, la alegría de los demás, sin permitirse ser la suya propia, un ser que no ha sido feliz en un sólo minuto de su vida. Terapia, trabajo y casa, es la vida de un desgraciado que entre medias recibe palizas por su extraña patología que lo fuerza a reír en momentos dramáticos y de tensión, que ensueña pequeñas alegrías, es tan desgraciado que no recibe ni una sola caricia de la vida.

Nos hallamos delante de un film emocionalmente gótico, como su ciudad, lugar donde abunda la desigualdad y la pena, un sentimiento que abunda en ricos y pobres, pues la felicidad real es la común, ardua tarea para el ser humano. La constante humillación ante la que nos encontramos en esta desesperada historia que pide sacrificio o revolución, nos agarra de las entrañas para revisarnos en nuestros prejuicios más ocultos, quien más quien menos, ha sentido cierto desprecio por algún inadaptado, por el motivo que sea. Como ser incomprendido, menos por cualquier persona de baja estatura, Arthur Fleck es el friki de la clase, la oveja negra, el sospechoso habitual, y como individuo extraño se extrapola a la rebelión de su opresiva sociedad, implosiona en un hermoso y poético caos, que bailará a la luz del fuego de la masacre y la destrucción. Cuando perdido ante su laberinto mental descubre una puerta donde hallará la herida y el misterio de su origen, haciéndole ver que fue herida sin cicatrizar, y que ahondará y se regocijará en el sufrimiento más intenso y mórbido que no sospechaba descubrir.

Si el humor es su delirio, es el humor más negro e incomprendido que sólo sus psicóticos aliados podrán asimilar y acompañar, en una necesaria sublevación, aunque las consecuencias demuestran que no es más que un dolor no curado, sino hurgado a lo largo de toda una vida. Su director hace clara alusión en su discurso televisivo a través de su marioneta (a la cual ama, y nos facilita amarla) su queja sobre la situación actual del humor, y su acoso y derribo por la continua ofensa de un gentío infantiloide sin sentido de autocrítica o parodia, que vomitan como cobardes en redes sociales, su necesidad de atención, el humor negro, es directamente vetado, y parecen ahondar en la imposición de un humor blanco que no sabemos cómo siquiera considerarlo humor, pero que algunos respetamos aunque no compartamos, situación que no se vive a la inversa. La censura ha vuelto, esta vez adelantando por la izquierda disfrazada no de payaso sino de progresismo. Si Joker es el destructor de lo políticamente correcto, tiene mi voto, aunque ello conlleve hacer arder una ciudad entera, no hay nada como el renacer del fuego. Joker no es más que el veneno que esta sociedad ha guardado en un pequeño frasco y dejado pudrirse sin mirarlo en el fondo del mueble, nadie lo ve, pero cuando algo sacude ese frasco y se destapa y empiezan a verlo, la cosa empieza a oler mal, muy mal. La cultura de la felicidad y el positivismo, que no permite hacernos sentir mal y sacar esa peste que todos llevamos dentro, esas necesarias fugas que descomprimen nuestra oscura esencia son las causantes de crear monstruos para luego vomitarles su odio, odio hacia sí mismos proyectados en el otro, y es que ya sabemos que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio.

Estamos frente a un film que cumple todas las expectativas con un Robert De Niro que homenajea a 'El Rey de la comedia' de Scorsese, en un Gotham muy New York de 'Taxi driver' con su psicópata personal, en un mundo pre-apocalíptico y siendo ambos jinetes abanderados del mejor de los desórdenes sociales, como desobediencia civil ante un ordenamiento social más que cuestionable y de un realismo épico, acompañado de una siniestra banda sonora a cargo de Hildur Guðnadóttir. Todd Phillips firma su primer drama y lo consolida como obra atemporal y magnánima que romperá corazones por un buen motivo, enamorarse de un Joker inmenso creado por un inmenso Joaquin Phoenix.


Para más críticasen instagram; @risard_egoteabsorbo
Risard
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10
22 de enero de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El falo, o el faro, como simbología de lo sucedido en la tierra que vigila, allí donde dos hombres radicalizan su testosterona para combatir entre la madurez y la juventud, donde se perturbarán ante la fuerza más agresiva de la madre naturaleza, empoderada de enloquecer a los hombres y encarnándola en una hermosa sirena.



Robert Eggers se ha dejado llevar por el onirismo de Lynch, Bergman y el expresionismo alemán para encontrar su apasionante manera de contarnos la tormentosa relación de dos individuos total y absolutamente aislados. Robert Pattinson, (excelente) se enfrenta a su locura más lúgubre ambientada con una fotografía que profundiza en los sentidos y abraza el origen de horror clásico. Como si lo hubiera teñido el propio Melville o bautizado el mismo Hitchcock, Eggers consigue elevarse ante sus inspiradores autores recreando una atmosfera realmente hipnótica, que te invita a acompañar al protagonista en su locura enamorándote al mismo tiempo de ella.

La locura como expresión de instintos y potenciales intelectuales es el jugo de todo director que se presta a profundizar en la psique humana. Así como 'Cabeza borradora' nos encerraba en una más que funesta habitación, aquí nos encontramos con aire libre, y el mismo peligro. La luz del faro nos alude de alguna manera a la glándula pineal, donde el humano conecta consciente con subconsciente, y es donde el protagonista quiere lograr llegar, como icono del hombre que busca la respuesta del misterio de la vida. Aunque al mismo tiempo parece representar un falo donde al final se vislumbra el principio de la vida. No hay donde refugiarse, la espiral que atrapa las entrañas como hacen Aronofsky o Noe, son elegantilizadas aquí, con la misma sordidez y crudeza, pero de una forma más poética y onírica.



La autoridad del gran Dafoe, se implanta como la madurez y la hombría ante la juventud e inexperiencia de Pattinson y así provocar una reacción, ya sea de sumisión o rebeldía. Este conflicto reflejado a nivel familiar como la sucesión del hijo al padre, es uno de los más comunes en las relaciones tanto humanas como animales. El poder, el honor, el respeto, que cada individuo lucha por ganarse, independietemente de si la población es grande o pequeña, es un conflicto que existe en la raíz de nuestros vínculos. Si bien tiene grandes influencias conocidas que cualquier cinéfilo observará, la película no se empequeñece ante sus referentes, más bien los usa y se ensalza como la gran obra de arte que es.



Muchos no se dieron cuenta pero parece que Eggers quería que la película en sí, fuera una sirena, que según avanza el metraje te canta y te enamora. Luego te hace sufrir pero te gusta. Y luego terminas saliendo del cine entre obtuso y enamorado.

Para más críticas y recomendaciones en instagram; @risard_egoteabsorbo
Risard
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10
25 de octubre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el señor Daldry se aventuró a contar una historia sobre un joven obligado a estudiar boxeo pero interesado en el ballet, en lucha contra una visión aburrida e impuesta de la masculinidad obrera, no tenía ni idea del impulso tan grande que iba a recibir su película, convirtiéndola en una pieza imprescindible para cualquier amante del cine y la danza, incluso llegando a ser nominada por la Academia en tres categorías en las que cabe destacar la mejor interpretación femenina secundaria de una enorme Julie Walters.

En época de huelga de lo mineros de una región de Durham en un 1984, Billy es un joven preadolescente que descubrirá su talento entre niñas y tutús. La visión de un niño estudiando danza es algo que mucha gente no tolera como positivo, la misma gente que menosprecia el arte y concretamente el arte de danzar. Ser minero debe ser muy duro, pero les aseguro que el entreno de un bailarín de ballet, también lo es, la única diferencia es que lo que uno pierde en salud, el otro la gana, creando un cuerpo esbelto y hermoso de admirar, con unas capacidades inagotables. La imposición de una supuesa masculinidad, más correctamente definida como rudeza, ante el desarrollo de un joven con necesidades artísticas no hacen más que frenar y frustrar lo que ese niño ha venido a hacer, ser feliz. Algunos son felices escribiendo, otros dibujando, otros trabajando la madera, y otros sencillamente bailando. La felicidad de un ser humano no depende de las construcciones sociales que son impuestas por sistemas religiosos que se sirven de explotar al ser humano para enriquecerse, la felicidad es algo momentáneo que se encuentra en aquello que haces con paz, facilidad y armonía con tu ser.

La vida de Billy no es abundantemente rica, pero gracias a su clandestina profesora hallará la manera de explotar su mejor don. Un padre con creencias impuestas de una sociedad homófoba descubrirá que no es la vida como nos la han contado, que nada tiene que ver la orientación sexual con las capacidades físicas o intelectuales de cada uno, y que el amor por un hijo, está por encima de cualquier creencia. Este film no tira de falsas emotividades, es honesto y claro en su planteamiento, sincero y transparente, sin jugar a hacernos sacar la lágrima fácil, sale, pero sale sola, sin forzar ni manipularnos. Stephen Daldry firma su ópera prima con maestría y pulso firme que se ha hecho ya un hueco en lo hitos del cine.


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Risard
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7
29 de agosto de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de este insumergible titán ha marcado tanto la historia de la humanidad que aun a día de hoy impacta a quien la descubre. Baker dirige de forma más que correcta esta hermosa aunque trágica visión de los hechos. Pese a poder asustarse ante la magnitud del evento, no titubea y rueda con confianza lo que ha dejado como legado de una obra que merece ser recordada, pues ante los escasos efectos especiales de la época la historia consigue flotar con el paso de los años, eso sí, a la sombra de la versión del 97.

Tal vez lo único decepcionante es la falta de inversión en esos mismos efectos citados anteriormente que habrían hecho un poco más espectacular este gran y respetuoso film, que mejora las intenciones de su predecesora "El hundimiento del Titanic". Con soltura narratividad, influencia clara de la versión de James Cameron y un clasicismo típicamente británico aclaran que es lo más fiel posible a los hechos reales. Infravalorada allá por donde uno vaya a leer sobre ella, aunque la película habla por sí misma en cuanto a calidad se refiere. Su elegancia y finura, tal vez en exceso, hace que no podamos obviar cierta falta de calidad interpretativa por parte de sus protagonistas, que pese a ello hacen un correcto aunque nada destacable trabajo. Baker consigue dejar buen recuerdo y sabor de boca pese a que de una tragedia se trate, cinematográficamente hablando se ha ganado mi aplauso y mi suma a mi lista de películas que han de estar en mi colección.

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Risard
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9
5 de noviembre de 2019
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La picaresca película del autor coreano se corona como obra cumbre de su filmografía, utilizando a dos familias como espejo una de la otra, ambas en posiciones opuestas. Parece una partida de ajedrez, una partida divertida, inquietante y excitante como hacía tiempo que un servidor no disfrutaba en una butaca.

El hecho de que el ser humano se considere superior a un insecto (y a cualquier animal) es sarcástico cuanto menos, ya que a la que vemos historias como esta, que bien me atrevería decir, que la realidad podría superarla, o simplemente basarse en hechos reales, en espantosa idea, pero todos sabemos que bien posible podría ser. La familia consta de los mismos miembros aunque polarizados, aquí todo tiene su yin y su yang. La necesidad de trepar a una vida mejor es de lo más humano, el cómo ya puede acarrear monstruos más enardecedores. El hecho de que consideremos parásitos a unos y no a otros no es más que un punto de vista, quién vive de quién en esta (y muchas) historia, quién decide otorgar las fichas blancas y las negras a quién concretamente y porqué. Urge revisarnos y replantearnos por qué motivo actúan como actúan nuestros protagonistas y si vale la pena tanta ambición, ¿o sólo era un momento de astucia y diversión?

La casa como protagonista extra donde su director se mueve con fuerza y desfachatez en un laberinto con puertas secretas que nos regala sorpresa tras sorpresa dejando anonadado al espectador, enamorándose del cuidado al narrar su extravagante historia, con una entremezcla de géneros perfectamente equilibrada. El parasitismo de unos y otros hacen que este entresijo se convierta en una retroalimentacón de lo más entretenida. La triste alegoría de que los pobres pueden caer más bajo es la metáfora en la que se escuda Joon-Ho para hacernos ver la cruda realidad, o la significancia de lo que se conoce como karma. Sea como fuere, es una película que no hay que perderse, y absolutamente merecedora de entrar en las mejores de este 2019.

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Risard
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