Si, a la hora de valorar una película, entendemos que el resultado de una obra es n - n´, donde n = sistema de referencia (o, también, lo que se pretende) y n´ = pifias varias (lo que falta o sobra), coincidiremos en que Navajeros es la obra cumbre del cine quinqui (y, por tanto, como insuperable que es, se merece la puntuación máxima). Lo tiene absolutamente todo: verismo, mensaje social, acción guapa (navajazos en el culo, palos, tiros, tirones, guardias civiles, etarras, persecuciones...), sexo (putas, tetas, culos, parruses), cutrez (más que justificada, ya que el argumento no se desarrolla en la Europa de, por ejemplo, Barry Lyndon), una banda sonora acojonante (Los Burning, Tchaikovsky y algunas rumbas lolailas), personajes míticos (El Jaro, El Marqués, El Maritrini, La Toñi, El Butanos, etc.), guiños a La Naranja Mecánica, detalles oníricos y buñuelescos (todo lo que parece estar mal rodado, las supuestas malas interpretaciones y las calculadas pifias, todo, son mensajes subliminales surrealistas, ¿estamos? Por ejemplo, La Toñi, con tacones, sube las escaleras más deprisa que la pasma) y un montón de ingredientes más que, a buen seguro, hacen las delicias de todo tipo de público. Majestuosa.

Qué bien. Los humanos hemos pasado, de tener dioses "a la carta", a tener física "a la carta". ¿No es maravilloso? Claro que sí, bródel: al final del túnel cósmico siempre se encontrará uno con Jesús, Buda, Paulo Coelho o el marmitako con pelillos de Deborah Caprioglio; hay para todos los gustos, lo único que necesitas es desearlo con mucha fuerza y apretar los párpados hasta que veas puntitos de colorines. Pues bien, partiendo de esta premisa tan cachonda, esa de que la realidad siempre se pliega a lo que nos salga de los cojoncillos, el tal Nolan nos introduce en una descacharrante comedia que arranca en un planeta Tierra a tope de alforfones y que, pasando por Marte, Júpiter y no sé qué más, termina por sobrepasar los límites del infinito universo de la estupidez cósmica. ¿Alguien da más? Pues sí: que se compare este engendro ni más ni menos que con 2001: Una Odisea Del Espacio.

No merece la pena que me ponga ahora a enumerar el inabarcable cúmulo de despropósitos que se encuentran en este flim, que ya se me han adelantado algunos compis de FA, pero sí quiero dejar clara una cosa:

Yo, que me considero un hombre esbelto y guapo atrapado en el cuerpo de un gordo calvo que se arranca a tirones los pelos de la espalda, jamás entendí las obsesiones, ordinarieces y gilipolleces de este director. Esta película es, naturalmente, una solemne puta mierda, como todo lo que ha perpretado este capullo a lo largo de su soez y oronda carrera, y debe ir al cubo de la basura, por decencia e imperativo cósmico.

Adelantadísima a su tiempo, plagiada posteriormente y vergonzosamente infravalorada, esta obra maestra de Fernández Colombo, precursora de, entre otras muchas películas, la rimbombante y estúpida Prometheus, nos obsequia con la BELLÍSIMA historia de un alienígena que visita la Tierra, con la intención de tomar muestras de no sé qué, y termina por enamorarse perdidamente de una princesa; mandando consecuentemente al carajo su misión y comiendo perdices con tostadas. ¿No es maravilloso? Aparte, tiene la originalidad de estar ambientada en la oscura Edad Media, mucho antes de que molestásemos a los extraterrestres con nuestras emisiones de ondas de radio cancerígenas (Alejandro Sanz), con el consiguiente juego, amplísimo, que da semejante situación (ni que decir tiene que toman al alien por San Jorge o San Pancracio).

A los que ponen a parir esta obra de arte atemporal, decirles varias cosillas:

- Si los diálogos no os parecen interesantes, tened en cuenta que en la Edad Media muy poca gente tenía el graduado escolar, así que sería bastante fantasioso por parte del director hacer que los caballeros hablasen como si fuesen Sánchez Dragón.

- Si actores de la talla de Klaus Kinski, Harvey Keitel o Miguel Bosé participan en esta obra, será por algo.

- Miguel Bosé habla poco, pero De Niro en la primera mitad de Despertares tampoco es que hable mucho. Así que a ver si medimos a todos los actores con el mismo rasero.

- Aquí iba a poner más cosas pero se me han olvidado.

"No es lo mismo vivir 100 años que vivir 36.500 veces el mismo día", decía no sé quién. Y quién mejor que un jodido españolito para corroborar esta máxima, viviendo en un país donde nada ha cambiado en los últimos milenios y donde siempre mandan los mismos, siempre ocupan determinados puestos los mismos, siempre triunfan los mismos, siempre follan los mismos y siempre se le olvida a uno renovar la cartilla del paro. Vivimos en el país de la marmota y celebramos películas como ésta, flims de calidad incuestionable que nos hacen ver que si eres buena persona, tocas como Rachmaninov y recitas a Boudelaire te puedes llevar a cualquiera a la cama y recibir cariño con tostadas. Estas películas le suben la moral a uno, coño.

Y qué decir del montaje... Deberían aprender todos del montajista que montó esta película tan bien montada.