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Críticas de Capitán Spaulding
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Críticas 38
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
El caso Sancho: Episodio cero (TV)
EpisodioDocumental
España2024
4.0
344
Documental, Intervenciones de: Rodolfo Sancho, Carlos Quílez
5
11 de abril de 2024
52 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, comencemos: imaginen que uno de sus retoños mata a alguien y luego lo descuartiza. Prosigan con esta pesadilla y visualicen a su hijo ocultando el cadáver y siendo capturado al poco por la policía del país en el que se ha cometido el crimen, en el que, por cierto, existen dos posibles sentencias para esta salvajada: pena de muerte o cadena perpetua en un presidio lleno de bestias humanas en el que lo mejor que se puede esperar es que el joven sea violado y apalizado casi a diario durante un número indeterminado de años mientras aguarda la remota esperanza de que algún día sea extraditado a su país natal, donde será considerado como el monstruo sin alma que es durante el resto de su vida.

Ahora imaginen que ustedes, en lugar de pensar que esto es la pesadilla más horrible imaginable, lo consideran un reto vital y afirman majaradas como que «hay cosas mucho, mucho peores», que compadecen a las personas que nunca han vivido momentos tan terribles como este porque nunca conocerán su verdadero potencial, o que llevan toda su vida preparándose para un momento como este. Después, justifiquen el hecho de trocear a otro ser humano como una opción perfectamente plausible en un instante de ofuscación atribuible a la inmadurez propia de un «muchacho» de casi 30 años, y equipare al descuartizado con el descuartizador afirmando que ambos son igualmente víctimas.

A continuación, despierten y comprueben, aliviados, que ustedes no son el sociópata pirado de Rodolfo Sancho ni su hijo es el psicópata descuartizador de Daniel. Vuelvan con sus vidas y traten de olvidar que esto no ha sido solo un sueño, que, lamentablemente, esta pareja de tarados existe. Fin del ejercicio.

Ah, ¿el documental? Pues va de un enajenado hablando con total frialdad (bueno, a veces se le escapa la risa) de las atrocidades cometidas por otro enajenado que, casualmente, resulta ser su hijo. No pierdan el tiempo.
Capitán Spaulding
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8
29 de diciembre de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo diré sin rodeos: estamos ante un verdadero regalo para todos los whovians; la alucinante posibilidad de que dos doctores hagan equipo en el futuro sin necesidad de recurrir a trucos, viajes en el tiempo, dobles de otras dimensiones, etc., etc. Más aún: la posibilidad de que David Tennant retome su más que carismática encarnación del personaje cada vez que le venga en gana. Solo por eso, este especial merece un notable alto. Pero hay más.

Está Neil Patrick Harris, un villano maravilloso, como hemos comprobado cada vez que ha asumido ese rol, siempre y cuando se le permita hacer brillar su vena histriónica en todo su esplendor; ya lo hizo en la estupenda «Una serie de catastróficas desdichas», interpretando a un inolvidable Conde Olaf, y en la no menos genial «Dr. Horrible's sing-along blog». Ahora, recupera para las modernas generaciones a un villano en absoluto olvidado, a pesar del tiempo que ha pasado desde su primera aparición allá por la prehistoria (en los tiempos de William Hartnell, nada menos); y digo que no ha sido olvidado porque los british lo han podido disfrutar en cómics, novelas, audios... vamos, que si no limitamos sus apariciones a las televisivas, podemos decir que nos encontramos ante un villano que, de hecho, es bastante popular. La interpretación de Neil Patrick Harris toma en cuenta todas esas apariciones canónicas del personaje, puesto que con el paso del tiempo se había ido transformando de una especie de mandarín complotador aficionado a los juegos, en una chiflada personificación del azar, caprichosa y omnipotente. Esperemos que no sea la última vez que lo veamos en toda su magnífica insania.

Para terminar, hagamos referencia a lo inevitable, el «elephant in the room», que dicen los angloparlantes: el nuevo Doctor es negro y queer. Pues vaya. Perdonen que eso no me provoque ni siquiera medio arqueamiento de ceja. El Doctor es el Doctor es el Doctor. Por encima de etnias y de orientaciones sexuales. Y al que eso le j... pues la solución es sencilla: que no lo vea, y que deje a los demás disfrutar de un nuevo capítulo en la vida de nuestro Señor del Tiempo favorito que se presenta, cuanto menos, intrigante.
Capitán Spaulding
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6
6 de julio de 2023
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuidao, que no digo que el señor Pasha este no se lo haya currao ni que no tenga buenas intenciones, ojo, pero lo mejor de su documental está constituido por las múltiples intervenciones del gran S. T. Joshi, respetadísimo biógrafo de Lovecraft y experto sin parangón en el llamado «weird tale» del que el maestro de Providence fue, es y será máximo exponente. Y es que el señor Joshi trata una y otra vez (sin demasiado éxito, todo hay que decirlo) de reconducir la cosa hacia el terreno del puro genio del revolucionario escritor, tratando de analizar sus múltiples facetas (astrónomo, periodista aficionado, hombre de gran cultura e impecables modales, incansable corresponsal...) en lugar de continuar con la monomanía que a partir de cierto momento del film se apodera de su director, es decir, el (indiscutible, desde luego) racismo del escritor por el que se encuentra obsesionado.

¿Qué importa que Joshi, sin duda el hombre que más sabe de Lovecraft del planeta, y también otros expertos a los que se entrevista en la película, insista una y otra vez que no es sino el propio de su tiempo, evidentemente algo imperdonable hoy en día, pero de lo más normal en la época? ¿Qué más da que se casara con una judía, que tuviera amigos homosexuales, que hacia el final de su vida comenzara claramente a cambiar de ideas para virar hacia un socialismo utópico, lo que probablemente hubiera desembocado en una revisión total de sus erradas concepciones si hubiera durado unos cuantos años más sobre este mundo? Nah, mejor escuchemos a unos cuantos tarados tildando al bueno de Howard de «incel», comentando cosas como que si estuviera por ahí se merecería una hostia y no sé cuántas más tonterías. De hecho, uno de los más graves fallos de este documental es concederle el mismo peso a la opinión de un millennial cualquiera (y digo millennial porque ya me pierdo con las generaciones posteriores) que a la de un especialista de la estatura de Joshi. Y lo triste es que al final, el señor Pasha llega a las mismas conclusiones a las que cualquiera habría podido llegar desde el minuto uno, a poco que conozcas la vida y obra del hombre al que dices idolatrar: que fue digno de lástima por sus obsesiones, prejuicios y carencias emocionales, pero que pese a todo era un genio sin igual que revolucionó para siempre el género de terror. Acabáramos. ¿Y pa esto más de dos horas de peli?

En fin, si están verdaderamente interesados en la historia de este autor, cuyo estatus actual de clásico consagrado demuestra que el universo puede ser un cabrón pero en el fondo es justo, mejor que verse este documental un tanto «meh», lean sin dudar la magnífica biografía en dos volúmenes de S. T. Joshi, «Yo soy Providence», auténtico prodigio de ecuanimidad, estilo y, sobre todo, de erudición y amor sin complejos por el maestro. Tardarán mucho más de dos horas, pero les aseguro que les compensará.
Capitán Spaulding
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4
16 de abril de 2023
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así, como hipsipila que abandona su crisálida, ese homúnculo de gollumniano aspecto conocido como Ángel Cristo tuvo que morir para renacer como el apuesto Jaime Lorente. Esto, señores, es como si a mi muerte crearan un clon de Paul Newman para hacer de mi persona en un apasionante biopic cuyas tres cuartas partes estarían dedicadas a verme leer tumbado en la cama, discutir fechas de exámenes con mis alumnos o llevar a piscina/inglés/canto/talleres varios a mis hijos. A mi mujer la podría interpretar alguien con un lejano parecido a ella, pero mucho más sosa en todos los aspectos. Así lograrían recrear a la perfección la magia de esta «Cristo y rey».

Así deberían hacerse todas las futuras biografías de todo el mundo: que no importe nada ningún dato, salvo los cuatro que conoce todo dios: quién se tira a quién y quién le daba de hostias a quién, por ejemplo. Sacar luego por ahí unos narcos que nadie sabe muy bien qué pintan y gente guapa, mucha gente guapa. Coño, es que es lógico. Si ya eras feo en vida, ¿por qué seguir siéndolo muerto? Todos deberíamos tener una oportunidad post-mortem de ser atractivos, como la ha tenido Ángel Cristo. De verdad de la buena.

Ah, ¿la serie? ¿Que cómo está? Pues yo creo que han dado totalmente en el clavo: tan cutre como el propio Ángel Cristo y tan tonta como Belén Cuesta haciendo de Bárbara Rey. Lo mejor de dos mundos.
Capitán Spaulding
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7
8 de noviembre de 2022
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jodie Whittaker puede no haber sido el mejor Doctor(a) de la historia (ese fue, claro está, el gran Tom Baker), pero todas las absurdas críticas hacia su condición femenina no pueden de ninguna manera borrar el hecho de que ha interpretado a un personaje simpático, excéntrico, carismático y con un plan absurdo y temerario siempre debajo de la manga, todas ellas características fundamentales de las mejores encarnaciones del Doctor (y he visto todos los episodios de la serie, incluidos los perdidos, cuyos audios, con fotogramas sueltos aquí y allá, se conservan; por cierto, la misoginia de muchos de estos «haters» resulta obvia cuando se les confronta con el hecho incontrovertible de que prácticamente nadie se haya quejado de la muy anterior en el tiempo encarnación femenina del Amo, Missy, que ha llegado incluso a ser considerada por muchos «whovians» como la mejor de toda la historia de la serie, de lo que se deduce que un Señor del Tiempo renegado puede regenerarse como mujer sin mayores problemas. De traca). En fin, retomando el tema, el mayor problema de esta tanda de episodios no ha sido en absoluto Whittaker, ni tampoco la nueva encarnación del Amo, que, como el Doctor, cambia de personalidad con cada reencarnación y puede resultar más o menos grotesco, más o menos sarcástico, sádico o excéntrico, ni tampoco los compañeros del Doctor (aunque han sido bastante anodinos en general, incluida Yaz.... pero los ha tenido peores). No, el mayor problema han sido las decisiones del showrunner, Chris Chibnall, que ciertamente ha estado desafortunado tratando de alterar el mismísimo origen del personaje y, lo que es peor, ni siquiera construyendo una trama coherente en torno a esta revelación, sino dejándola caer y continuando adelante como si nada. Sin embargo, este último episodio, este final de etapa, es divertido, pop y espectacular, como tiene que ser una buena aventura del Doctor, con la Señora del Tiempo y sus aliados batallando en una épica lucha sin esperanzas contra una alianza de sus mayores enemigos, y sí, claro que tiene incoherencias, pero... madre mía, la de incoherencias por minuto que tenía la etapa Moffat, sobre todo al final, no la va a superar nadie ni aun queriendo. Además, en el fondo, ¿qué más da? Tenemos a Colin Baker, a Peter Davison, a Sylvester McCoy, al desafortunadamente desaprovechado Paul McGann, y a un par de antiguas compañeras, la una justamente olvidada (Tegan), y la otra, una de las mejores, la gran Ace, tan valiente y explosiva como en los viejos tiempos. Un festival de nostalgia para los fans de toda la vida, sin duda. En eso, en su gran historia, en su condición de clásico indiscutible y legendario, es donde reside la grandeza del Doctor, ya sea hombre o mujer, blanco o negro. De hecho, meditemos un momento sobre la esencia del Doctor: ¿qué es lo que lo hace lo que es? Para un telespectador de los principios de la serie, esa esencia consistiría en ser un abuelo cascarrabias que viaja por el tiempo y el espacio con su nieta y un par de amiguetes... pero todo eso cambió pocos años después, cuando William Hartnell, incapaz de continuar con el papel, cedió el testigo a Patrick Troughton, que interpretó a un Doctor más joven, mucho menos dogmático, excéntrico hasta decir basta y con un grupito completamente remozado de acompañantes. ¿Entonces? ¿Podemos reducir la esencia del Doctor a ser un hombre blanco hetero que viaja por el tiempo y el espacio? Dicho así, resulta risible... porque lo es. La esencia del Doctor es, para todo aquel que entienda la serie, el Cambio, con mayúsculas.
El Doctor es un factor desconocido, un ser eterno y metamórfico contra el que nada vale la lógica sin alma de daleks o cybermen. Es la incógnita de la ecuación. Blanco, negro, hombre, mujer... eso no son más que detalles sin importancia, apariencias, disfraces si se quiere, de un ente cuya única constante es la eterna transformación, entre otras cosas porque para cada generación, el Doctor asume no solo una serie de aspectos distintos, sino también de valores. Y, sin embargo y paradójicamente, son algunos de los que dicen ser sus más acérrimos fans los que con mayor encono se oponen a este rasgo esencial del personaje. Asumidlo ya, amigos: hoy, el Doctor es blanco, mañana será negro, pasado mujer y después... quién sabe. Hoy en día, la diversidad, además de ser una idea perfectamente válida y defendible, es también una moda, y como tal, está destinada a desaparecer y a ser sustituida por otra, pero el Doctor perdurará, porque el Doctor es una idea, y las ideas no mueren. Solo... mutan.
Capitán Spaulding
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