Tras una racha en la que en éste nuestro sacro festival se premiaran pelis que no encajaban en el género,la cosa cambió y este año se festeja y culmina con Cuando acecha la maldad, si bien no la más aterradoras (ejemplo: Aterrados) ni la mejor, recordemos La segunda muerte de Fernández Calvete, de las cintas argentinas, sí un claro ejemplo del cine de terror bien hecho, y donde las diferencias culturales no se aprecian ni un segundo.
La cinta arranca con el encuentro de un cuerpo seccionado y devorado en parte en el campo de un pastor. Nuestro prota ( magnífico Ezequiel Rodríguez, da para tipo sexy,desaliñado,corriente...)se dirige a la casa donde hay un poseído que puede traer todo el mal del mundo. Pronto conoceremos las siete reglas para evitar su ataque, así como un grupo bien interesante de personajes.

Lo mejor: el prota, toda la cosmogonía alrededor de la posesión.

Lo peor: BSO exquisita pero repetitiva. Sigo quedándome con LA SEGUNDA MUERTE como mejor cinta argentina de género.

9/10

Tras todas las polémicas posibles y las espectativas muy altas llegó a Netflix la mejor serie de los últimos tiempos, desde Veneno a mi juicio, y qué distintas son ambas por muy basadas en hechos reales que tengan como punto de partida. Aquí,el true crime marca de la casa de la plataforma, se convierte en una pieza sutil,plagada de detalles, con unas interpretaciones comedidas y acertadísimas, a destacar la de Corberó, simplemente asombrosa. Con algunas diferencias, los cambios con la realidad con el caso mediático que copó las pantallas y corrillos mañaneros, que no estropean en absoluto el resultado, el caso de la guardia urbana de Barcelona, Rosa Peral y su amante asesinando al posterior novio de la protagonista. Con una estructura propia del mejor cine negro, esos saltos en el tiempo, esos quiebros de guión y ese circo de varias pistas en que torna la trama, la serie lo tiene todo para enganchar a propios y ajenos, a fans del crimen y a renegados, pues no se queda en un mero subgénero y abarca mucho más de lo que prometía en su punto de partida.
Recomendada queda, se devora de una sentada.
LO MEJOR: Esa manera de tratar los sms, con un primer plano del emisor en su fingido mensaje. La BSO es apabullante y está plagada de temazos horteras que irás corriendo a buscar en Youtube. Úrsula Corberó, saliendo airosa de un papel que tenía demasiadas aristas y podía quedarse atrapado en lo meramente sexual, pero que se curra, a lomos del femme fatale, una protagonista poliédrica.
LO PEOR: La verdadera Rosa Peral solicitando a la justicia la no emisión de la serie después de haber grabado un documental con la propia Netflix. Échale guindas al pavo.

No entiendo a la crítica cinematográfica,en serio... Y estoy cada vez más en desacuerdo con los jurados de festivales de género (Sitges para empezar), pero en fin, gracias a Dios no soy el único. Bustillo y Maury, después de su ,inentendiblemente poco aceptado, periplo en la producción americana vuelven a hacer patria con una película que consigue,y sobradamente, sus intenciones.
Para empezar, entretiene, para seguir, inquieta, y para acabar, logra ser un pequeño homenaje a aquel clasicazo maravilloso que es CANDYMAN, del que el año que viene si el dichoso virus lo permite, tendremos remake (vivo sin vivir en mí).

Tres amiguitas de vacaciones en Marruecos lo pasan pipa de fiestuqui y tonteos juveniles, conociendo las leyendas urbanas de la zona. Pero una de ellas, Amélie, es asaltada por su ex pareja, que no acepta rupturas, e involuntariamente revive e invoca al espíritu demoníaco de una de esas historias, la que da título al film y que desata un sinparar de muertes chungas, empezando por el ex abusador y la prota y sus amigas tendrán que hacer lo indecible por acabar con la maldición.

En fin, peli de terror aventuresco que goza de todas las virtudes de todos los films de sus directores, a saber, terror más que conseguido, calidad técnica impecable e imágenes imborrables.
Puede que no sea muy imparcial, porque AMO el cine de terror francés de las últimas dos décadas, como AMO a este tándem de directores que me cautivaron con A'l interieur y sobre todo con Livide, sus dos primeras cintas y que se han mantenido en una trayectoria impecable y envidiable.
Rumores de próxima película ambientada en España y colaboración con mi director francés preferido (Noé no cuenta), Laugier, hacen que ansíe aún más que los tiempos que vivimos pasen a mayor velocidad.
Le doy un ocho porque es lo mínimo que merece, y aunque podría darle el nueve sin temblor de pulso, hay una escena que no me ha gustado nada de nada.
Lo mejor: su despreocupación rap/terror y su ingeniería del miedo
Lo peor: una escena,fruto de un recorte en montaje.
Más que recomendable.

Rebecca del tío Alfred es una de mis películas de cabecera, probablemente la que más veces he visto y disfrutado.
Igual me ocurrió con la novela de Daphne du Maurier, moderna y visionaria en cierto modo.
He visto algunas de las seis producciones para TV del clásico y, bueno, siendo lo que son resultan decentes. Todo lo contrario que esta mierda que nos envuelve en teórico buen gusto Wheatley, una indecencia absoluta, un dislate sin sentido en el que todo parece un remake perpetrado por mis chanantes manchegos. Un calco que en manos de Van Sant, recuerden Psycho, habría tenido su punto, pero desgraciadamente ni Manderley es Manderley ni De Winter tiene clase, ni la prota tiene esa ingenuidad (mal impostada) de la demoníaca Fontaine.
Vamos, que es penoso pasar esa hora y pico viendo posturitas, morritos y poco más.
Lo mejor: Es que por mala que fuera, y Kristen Scott Thomas no lo es en absoluto, Miss Danvers, no a la altura terrorífica de la original pero más que decentes

SANGRE VURDALAK, o de cómo Calvete se pone frente al mundo, y lo bien que vuelve a hacerlo.
Nota Fanzine: 9.6
Por Javier Morales Sciascia


No es nada nuevo decir que el subgénero vampírico está saturado en cierto modo por films que repiten estética y modales. El vampiro ha sido protagonista de películas, pesadillas y placeres cinéfilos a partes iguales, y de los que el cine ha sabido sacar buen provecho, desde los hermanos Méliès hasta la actualidad y viviendo una época de gloria con la Hammer, donde el vampiro gótico y seductor se hizo cliché. Desde luego, uno asocia la idea de vampiro a la figura de Drácula, que ya se encargó Coppola de dar por finiquitada de manera insuperable. Pero hay historias no contadas, o al menos no conocidas, y sobre todo hay autores que se atreven y atreverán a trastocar lo trillado y encargarse de contar magníficas historias, apartadas del cliché y lo esperado, así como rehuir de esa nueva ola detestable de vampiros románticos luminosos que sufren más de amor que por el hecho de su carga inmortal y el dolor ajeno que provocan.

“La familia Vurdalak”, con el subtítulo “Fragmento inédito de las memorias de un desconocido”, del ruso Aleksey Tólstoi escrita en 1839, no es Drácula de Bram Stoker, no sentó ni sentará las bases de un subgénero, pero se adapta al mismo aportando genialidades y nuevos conceptos que por imposible que parezca, funcionan a la perfección. Las adaptaciones previas al cine, en al menos un par de ocasiones ya aportaron algo de novedad al género, aunque jamás en la brillante manera que lo hace Fernández Calvete. La primera fue “Las tres caras del miedo”, del italiano amante del giallo Mario Bava, que adapta esta historia junto a otras dos y deja el protagonismo de su La Familia del Vurdalak a Boris Karloff como Gorcha.

Después llegó “La noche de los diablos” de Giorgio Ferroni, bastante más decepcionante.
Y en España, en el 75, dentro de la fabulosa serie de terror “El quinto jinete”, José Antonio Páramo adaptó muy inteligentemente y con un reparto de infarto el cuento antes de la España del desarrollo total. Y la serie Fear Itself le dedicó uno de sus episodios.
Cabe destacar que, tras el trabajo, delicioso, de Santiago, el escritor Carlos Santos Sáez dedicará su segunda novela de la trilogía vampírica a Vurdalak.

Entrando ya en materia “Sangre Vurdalak”, escrita y dirigida por Calvete, y coproducida con productoras argentinas y una de Singapur, es una exquisita producción de lo más sencilla y humilde, pero que no aqueja en ningún momento el presupuesto básico con el que cuenta, ya que cada recurso está más que bien aprovechado jugando a favor del espectador y pudiendo perfectamente competir en ligas de primera. Rodada tan sólo en 20 días en paisajes que le van al pelo a la historia como San Francisco de Córdoba y las Lomas de Zamora en Buenos Aires, que constituyen y conforman un lugar casi místico, legendario y onírico, propio casi de un sueño.

Recordemos que Santiago Fernández Calvete es el argentino director de una de las mejores, si no la mejor, propuesta de terror del continente americano, “La segunda muerte”, y lejos de perder fuelle, vuelve a arriesgar, a dejarse los huesos y a dar un toque mágico y especial a toda la cinta, sin apartarse del puro género de terror, pero introduciendo nuevo armamento, como el MAGISTRAL uso de la tensión por si ha existido contagio al asesinar al vampiro o no, algo que desde hace mucho tiempo no se utilizaba de tan buenas formas en el género.

La película comienza cuando un cabeza de familia mantiene cada noche retenidos a sus miembros en el interior de la lejana casa en que viven, dejando que interactúen y salgan cuando llega el día, y lo hace noche tras noche, sin que nadie conozca el porqué de esas estrictas y extrañas normas, hasta que una de esas noches tiene que acabar con un vampiro, y a su regreso, esa tensión, esa desconfianza de no saber si ha sido mordido o no, se apodera de los suyos, y más conforme el día avanza y la temida noche se acerca.

Y ahí es cuando Santiago despliega todo su potencial, en ese crisol de dudas y mentiras, de mitología y de, al fin y al cabo, es lo suyo, el terror. Y lo hace de manera llana, sin pretensiones absurdas, gafa pastas o ganaSitges.

Ya con esa introducción la película nos gana, con la defensa vehemente de Natalia, la hija, frente a los demás. Y es que en un principio el director no nos cuenta quiénes son sus personajes ni en qué época se sitúan, eso sí, va dando pinceladas inteligentes y certeras mientras la tensión avanza a pasos agigantados hasta el as en la manga que se guarda para dejar al respetable epatado, sorprendido y más que satisfecho.

Con una duración que sabe a poco y bastantes aciertos, se convierte en la mejor cinta de subgénero del Festival, sin lugar a dudas.

La cinta pues, como toda la obra de Santiago Fernández Calvete, va siempre más allá del mero horror, o la tensión. Trata el nexo natural y lógico del núcleo familiar y cómo ésta funciona, con ingenio, misterio e interés absoluto.
Y lo hace dotando la cinta de una atmósfera maravillosamente enrarecida que está al servicio de la historia como un personaje más, gracias a una dirección de fotografía brillante y más que digna de mención, y una banda sonora, creada en Malasia, absolutamente espectacular.

El reparto, así mismo, está más que capacitado y dirigido a la perfección, entregados al proyecto en todo momento y entre los que caben destacara destacar Germán Palacios y Alfonsina Carrocio sobre los demás, que a su vez están magníficos.
“Sangre Vurdalak” de Calvete ha arrasado con premios en desarrollo, incluso antes de rodarse, debido al buen hacer de Santiago como guionista, para su obra y la ajena, y hace su estreno internacional en Sitges, a pesar del estado de pandemia que se ha cebado en Argentina y que le mantiene confinado, y sí, la cinta es merecedora de al menos una mención en el festival de Sitges. Sería de ley.
Pero ya sabemos… Poderoso caballero es Don dinero.