Curioso musical dramático protagonizado por la cantante Björk donde da vida a una inmigrante checa que trabaja en una fábrica para sacar adelante a su hijo.
A este largometraje se le puede criticar de que tiene un argumento de película de sobremesa de antena 3, y seamos sinceros, es cierto, no obstante el eje central del film está tratado con un auténtico optimismo (melodramas los justos) que te embauca desde un primer momento haciendote empatizar con la protagonista.
Björk está increible en un papel que parece que ha nacido para ella (de ahí que consiguera el premio a la mejor actriz en el festival de Cannes en el 2000), y eso que nunca ha sido objeto de mi devoción.
En resumidas cuentas, casi una auténtica obra maestra recomendada para todo gran amante del drama y todo aquel que ame a la vida.

Es cierto que toda la película está tomada con la cámara estática, en una toma única, con un plano general y con una coherencia tan absurda como "la edad de oro": el cohete es propulsado por un montón de velludas señoritas (las primeras girls de la historia del cine), en la luna no hay selenitas y menos que desaparezcan dejando humo tras de sí, el cohete se cae a la tierra por su propio peso, ayudado por un Melies ( que interpreta al sabio astrónomo Barbenfouillis) que tira de una cuerda, ...
Pero si decimos que esto se realiza en 1902 la cosa cambia. Melies fue protagonista, director, productor, decorador y guionista, quizás uno de los primeros directores en mayúscula de la historia del cine donde en cada creación pretende innovar utilizar cualquier tipo de truco para impresionar al espectador más que para hacerle ver una historia coherente y perfectamente argumentada. Ya por último decir que Viaje a la luna fue también el primer gran éxito de la productora de Melies (Star Films) aunque posteriormente tuvo que cerrar por la dura competencia de las demás productoras y nuestro director acabó trabajando en una juguetería del metro de París. Las cosas del cine.

Todo el mundo reserva para sí mismo una parte de su ser, sentimientos, ilusiones, recuerdos, deseos o anhelos. Es en esa cara oculta, que no mostramos a nadie cuando nos sentimos más auténticos pero a la vez, más solos.
Esta podía ser la historia de Erika Kohut, una muy exigente profesora de piano del conservatorio que a pesar de sus cuarenta y tantos años vive aún con su madre cuya relación es bastante tortuosa. Ésta la controla y vigila y Erika la miente, la engaña y le oculta parte de su vida, produciéndose una relación típica en la adolescencia entre madre e hija.
El fiel retrato de esta situación se aprecia en la discípula de Erika, Anna Schober, una joven pianista, con dificultades para relacionarse con los demás, centrada únicamente en su amor por el piano, cuyos vínculos son similares a los que pudo tener Erika con su madre.
Lo macabro de la película (aparte de ciertas escenas voyeristas y automutiladoras, que es mejor no desvelar) viene después cuando nuestra protagonista conoce a un atractivo muchacho, que siente una admiración por su talento detrás del piano como por su físico. Es entonces cuando Erika saca su cara más perversa, más sadomasoquista que aturde al joven pretendiente arrastrándole poco a poco a una espiral de deseos que le llevarán a sacar su lado más oscuro, produciéndose entre ambos una continua lucha de humillación y orgullo, de dominador y dominado que los lleva casi a la locura.
Haneke consigue con esta película un constante desasosiego y angustia, en el que más de una vez tienes que apartar la mirada para no ser atrapado por una dura cuchillada a la vista.
Cabe ya por último destacar la increíble interpretación de Isabelle Huppert, que colma de una manera soberbia el papel.
Película no apta para extra sensibles

Si quieres conocer la vida de uno de los grandes genios de la historia del arte, como es Caravaggio, no veas esta película. Quizá, de una manera muy somera, te puedes hacer una ligera idea de lo que fue la vida de este pendenciero pintor.
Jarman, intenta recrear las obras maestras del milanés, pero no consigue transmitir la fuerza de los cuadros, ni de los maravillosos claroscuros por los que destaca.
Como ya se han comentando en las otras críticas, el uso de objetos como una máquina de escribir, camiones, bicicletas, cigarrillos, el uso de esmoquin en algunos personajes, no hacen sino sacarme más de la película.
Una película con más sombras que luces, y no las de Caravaggio precisamente.

Esta película es tan sumamente mala la película que es demasiado buena. Película de bajo no, bajísimo presupuesto, escaso reparto, nulos efectos especiales, diálogos absurdos, situaciones disparatas y de preocupantes fallos de raccord, pero ¡que más da! Hobgoblins es una película para disfrutar cada plano de esos pequeños seres de peluche, donde en algún plano podemos ver la mano de quienes los mueven, de esas fabulosas interpretaciones de los protagonistas (el doblaje en español no tiene desperdicio). Y que decir de esa maravillosa luz verde que sale de la nada que ilumina los escépticos rostros de sus personajes...
En fin, nunca sabré si dejar la película con un uno o subirle a un diez.