Hay que tener algo de humor negro para ver esta película (con este chiste me he ganado ya votos, y lo sabéis).
No voy a contar nada, la verdad es que a partir de los treinta minutos ya me estaba preguntado dónde me había metido. Pero reconozco que con el desenlace de la película me lo pasé muy bien. Me quedé pegado al asiento, arañando la butaca, y eso se merece puntos.
Abstenerse a verla si no eres un poco friki y te gustan esas de terror, ya sabes, tú mismo.
Déjame salir, pero cuando termine la película.

«Antes de amanezer», «Once», «Buscando un beso a medianoche»...pero esto, esto no funciona. Conversaciones más que superficiales, no hay química, son personajes que más que empatía provocan rechazo, repulsión, animadversión.
Peor que un telefilme hecho a mala idea para hacerte peder el tiempo.
Chico: no se puede ser más tonto y calzonazos porque no se puede.
Chica: que pesada, caprichosa, tonta.
Esto es un resumen de lo que hay que aguantar.

Tú tienes las alas, yo pongo la presión, lo que tienes que cambiar es la inclinación.
No creo que se merezca una puntación tan baja, pero bueno. Y es cierto que es una película que bien te puede gustar bastante o te puede parecer un "tostón", pero más allá de todo esto, la envoltura de ensoñación que rodea todo el film es un intento claro de expresión artísitica que intenta ir un poco más allá.
Hay diferentes formas de disfrutarla: sentarte y esperar un desenlace, o sentarte y disfrutar del concepto artístico de "conciencia".
Aplaudo este intento de mantenerse en un limbo atemporal de narración; Vadim Perelman consagra así un estilo propio e inconfundible, a la espera de un nuevo título.

Historia dramática, que nos viene endulzada dentro de un formato "comedia" que funciona bastante. El secreto supongo que se debe a que los personajes, que son cercanos, a la vez tienen esa máscara que permite al espectador no sufrir en exceso los problemas que se cuentan.

Personajes humanos a veces un poco estereotipados, que nos sumergen en una especie de fábula con una dicotomía moral entre: acatar la responsabilidad de ser una madre o el derecho a seguir siendo una persona con unas metas muy diferentes. Bev nos saca sonrisas, y sin duda Drew Barrymore hace un trabajo muy destacable y maravilloso.

Por último destacar el montaje formal de la película, que unido a una banda sonora preciosa, terminan de redondear bastante bien el trabajo final como "comedia romántica"; algunas escenas son realmente buenas, entrañables y memorables.

Es verdad que mi crítica no va a aportar nada nuevo, creo que estoy muy de acuerdo con algunas de las críticas ya escritas.

No es una película que le vaya a gustar a todo el mundo, y puede pasar de ser la peor a la mejor, o quedarse en el limbo de lo "raro" o inclasificable.

Es una fábula con una estética maravillosa, con un montaje y una música que arropan una manifestación artística "retro" que se graba en la memoria. Todo esto contrasta con una película de bajo presupuesto, que podría decirse que llega a ser "cutre" por momentos, pero sin embargo mantiene la extraña elegancia.

Siento que la veáis y no os guste, yo reconozco que hay que estar un poco de "after-hours" para verla, pero le pongo un "excelente".