Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Críticas de Laura Prat
1 2 3 4 >>
Críticas 16
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
19 de julio de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tener 33 años y alguna que otra crisis identitaria, quedarse sola en Madrid en agosto mientras fuera se celebran las fiestas y verbenas de la virgen de la Paloma, las más castizas e inalterables al paso del tiempo. Quedarse como un cuadro de Hopper mirando fuera como el tiempo no pasa. A la vez inspirando libertad y expirando todo el vértigo y miedo que esta misma genera. Esto le sucede a Eva, viéndose de repente explorando todos esos rincones de su ciudad y de ella misma, redescubriendo y redibujando.

Todo el film es una ordenación de acontecimientos tan sencillos como poéticos, sin ninguna importancia aparente a medio camino del costumbrismo y el existencialismo. Los planos, las imágenes y la música no son más que un atrezzo para dar todo el protagonismo a Eva, a sus pasos -con botas de polipiel en verano-; a sus silencios, casi tan potentes como sus diálogos; a veces cargados de intelectualidad, a veces con sorprendentes destellos naif.

Itsaso Arana encarna genialmente esa figura femenina que podrían ser todas las mujeres de nuestra generación que, pasados los 30, todavía se hacen preguntas sobre los significados y los significantes de lo que tenía que ser una trayectoria vital con un camino llano, verde y con flores, y que se nos ha convertido en una carretera larga, a veces fastidiosa, a veces menos; con noches estrelladas, algunas mágicas y algunas tristes e insignificantes. Cual verbena de pueblo.
Laura Prat
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
16 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pullman es el nombre de unos apartamentos de Palma de Mallorca, cerca de una zona de ocio nocturna altamente conocida, frecuentada y vomitada por toda Europa. Daren y Nadia, que viven en estos apartamentos, son un niño y una niña hijos de familias trabajadoras inmigradas que empiezan a explorar, a escondidas, la ciudad. The Florida Project versión mallorquina. Promete mucho porque la envergadura del problema social existente alrededor del turismo de borrachera barato es grave en nuestro país, y porque la lectura del problema desde una mirada inocente le puede aportar la agudeza y la sensibilidad que requiere.

La trama avanza a medida que los dos jóvenes van caminando y encontrándose con todos los vértices de los problemas sociales y sus consecuencias. Cada encuentro es una pieza del puzle de la crítica social macro que quiere hacer el film, además de un pedacito de la inocencia de los niños, que va quebrándose. Sin embargo, los aspectos sociales retratados son muy evidentes y aparecen casi en forma de checklist sin sorpresas, ni grises, ni ambigüedades para dejarnos reflexionar. Cosa que contrasta con la mirada de los dos protagonistas deliberadamente naíf, con pretensión poética pero con diálogos de contenido y forma muy vacíos. Un poco como instagram: una acumulación de imágenes bonitas y cuidadas, todas con un filtro precioso tono pastel, que nos pueden dar buenos eslóganes pero no nos va ni a emocionar ni a hacer reflexionar demasiado.
Laura Prat
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
16 de mayo de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
La mal traducida al castellano “Así nos ven” de Ava Duvernay es una miniserie de 4 episodios basada en la historia real de los cinco adolescentes de Harlem acusados injustamente de una violación brutal en Central Park el mes de abril del año 1989. Es decir, hace nada.

Solo por conocer con cierta profundidad estos casos de racismo institucional tan desgarradores y actuales, ya vale la pena invertir tiempo en esta producción. Se trata de uno de los muchos ejemplos que ponen en evidencia las gravísimas consecuencias de la transición desde el fin de la esclavitud hasta la actualidad, y las trampas de la misma al cambiar solo sobre la legislación y el papel; ese papel que está encima de muchas mesas de un sistema político que sigue siendo espantosamente racista y corrupto.

Sin embargo, aunque el interés de Duvernay en retratar lo político es evidente, la mirada de la directora hace que esta mini serie vaya mucho más allá de una producción que podría estar muy centrada “solo” en la acusación, el juicio, el intríngulis político y la corrupción. No es una serie de policías y políticos con una bandera de Estados Unidos al fondo, como podría parecer; la historia cinematográfica que pretende documentar este tipo de hechos, de mirada siempre tan masculina, ha constituido nuestras expectativas así. Y Duvernay rompe las reglas. Su mirada es más profunda y personal, más íntima, delicada y sensible. De mirada política pero centrada en las personas: en los acusados, en su sufrimiento, en sus miedos, en sus ganas, en sus esperanzas, en sus errores; en las familias, sobre todo en las madres, en su papel de sustento y cuidado y sufrimiento y dolor y estoicismo y valentía; en sus relaciones personales; en las personas que ayudan; en las que no.

Ella quiere que conozcas a estas personas a través de este caso: ni victimiza demasiado, ni quiere enfatizar los enfrentamientos y los bandos, ni cae en las garras de las superproducciones belicosas y aburridas. Sin todo esto consigue un retrato autentiquísimo y muy sensible de la gran injusticia sistémica y de las luchas personales de muchos ciudadanos y ciudadanas de su país para preguntarnos a nosotras, personas espectadoras seguramente blancas, cómo les vemos y qué pasa when we see them de esta forma.
Laura Prat
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
25 de abril de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Ken Loach llega unos años después de la crisis que busca retratar, pero está más vigente que nunca. A partir de 2008 vinieron años duros para muchas personas, pero sobre todo para aquella población mayoritaria que es la clase trabajadora. Y, como no, aquí está Loach.

El colectivo que ha elegido esta vez para protagonizar su retrato-denuncia social ha sido una familia intencionalmente normal, (esto que cruelmente define tanta gente como) “trabajadora pero bien”. Sin (demasiado) alcohol, sin drogas, sin delitos, o dramas sociales especialmente graves. Ha huido del fatalismo del que se le acusa para mostrar un lado más esterilizado de la realidad obrera, esquivando, así, el reproche burgués al que le sienta tan mal y le incomoda tanto que se muestre el extremo; por si acaso no es la mayoría, y así se puede seguir sintiendo bien.

La familia de “Sorry we missed you” tiene una vida, dentro de su colectivo, aparentemente estable hasta que cae en la trampa de las condiciones laborales precarias teñidas de libertad de elección e independencia. Les atrapan las garras del neoliberalismo sin complejos encarnado por trabajos como los cuidados a domicilio y, sorpresa, Amazon. También, a través de la experiencia de los hermanos, el sistema educativo inglés queda salpicado por la crítica de la película; incapaz de empatizar, que no vela por la inclusión y la solidaridad, y aliado del sistema que expulsa.

El columpio del que mece la dignidad humana en manos de este sistema social se hace tan evidente gracias al cuidadísimo artilugio que es la trama de este film, que no queda ningún tema sin tocar. Sin excesivo derrotismo, sin caer en la lagrimita fácil, sin fatalismo. Es una foto completísima e impecable de la realidad capitalista actual. Es una denuncia política tan transparente y honesta, como delicada y tierna.
Laura Prat
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
13 de abril de 2020
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unorthodox lo tiene todo para triunfar: ser una superproducción de la plataforma con más éxito en el mundo, tratar el fenómeno polémico de las creencias y la fe de una comunidad ultraortodoxa jasídica, basarse en una historia real y estar sublimemente interpretada. Pero no “solo” esto, también aporta aires renovados a las típicas producciones sobre comunidades ultrareligiosas: está escrita y dirigida por mujeres, interpretada en yiddish, con el feminismo como eje transversal, con una estética (a pesar de todo) moderna y en formato de miniserie. Con lo cual, se sitúa en el polo opuesto de los documentales soporíferos sobre judaísmo (u otros ismos). Reconozcámoslo, así no nos hubiera interesado. Por todo esto, Unorthodox es excelente.

Ahora bien, una vez inmersas en la sèrie y cuando ya ha bajado la curva de la gráfica del interés hacia “los otros”, cuando ya hemos aprendido de las costumbres y las hemos criticado desde nuestros ojos eurocéntricos narcisistas, orgullosa y falsamente antipatriarcales, ya podemos empatizar con los personajes como seres humanos. Como iguales, como personas hermanas y no como seres perversos de una colectivo maligno. Es entonces cuando no encontramos con la fenomenal Esty, con el marido sin personalidad con muchos mami issues, con la suegra mala malísima demasiado entrometida, con el primo ludópata que es la vergüenza familiar, con el marido borracho, etc. Además de con los temas transversales: los matrimonios como única opción de proyecto vital, la presión social por el embarazo, los maltratos, el placer femenino, cánones de belleza, etc. Con la ropa y el maquillaje parecía anacrónico.

Llegados a este punto, resulta interesantísimo y cautivador el proceso de crecimiento personal de la protagonista que va desde un lugar donde prima lo colectivo a través de la opresión y anulación de la persona como individuo, hacia un espacio de autonomía y libertad individual. Este proceso pasa por tres fases: la conciencia, la huida y la liberación.

La conciencia. La protagonista sabe, casi por intuición, que ella no encaja. Sus intereses naturales, sus inquietudes, su manera de observar el mundo, la sensibilidad hacia la belleza (musical, en su caso). Su esencia. Brillantemente representado en la escena en la que le rapan el pelo mientras llora (¿qué le están arrebatando aquí, a parte del pelo?) Ella lo siente y lo sufre, pero lo no comparte. Miedo.

La huida. El salto importante empieza cuando deja de sentirlo y pasa a exteriorizarlo. No sé si el efecto catártico que desencadena la huida lo produce la violación de la primera vez que la penetran (¿alguien ha podido contenerse las lágrimas aquí?) o del resultado de la prueba de embarazo (¿y aquí?). Pero claramente hay un punto de inflexión. Ella no encaja, lo sabe y, ahora sí, huye. Valentía.

La liberación. La liberación no empieza con la huida, pasa por un proceso de deconstrucción y de construcción personal, fuera de las rígidas normas jasídicas. Este proceso está representado a través de escenas preciosas como el baño en el lago, quitándose la peluca (deconstrucción), o el concierto en el conservatorio cantando una canción judía (construcción). Libertad.

La valentía de Esty no estaba en dejar físicamente su comunidad. Estaba en reconocerse como un ser independiente y autónomo, capaz de pensar y expresar. Capaz de ser, en esencia, sin pertenecer a nada ni nadie; llámale comunidad jasídica, llámale lo que quieras.
Laura Prat
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow