No entiendo tan buenas críticas por parte de los profesionales .
La vi ayer en el festival de San Sebastián y me pareció un sinsentido rayando a veces el mal gusto.
Si bien su lúgubre y siniestra puesta en escena y la iluminación funciona, son las dos únicas cosas que considero que valen la pena.
La historia no engancha porque no tiene ni pies ni cabeza. El público salió del cine bastante contrariada.

Hecha con mucho respeto, Dumont ataca con la segunda parte de Quin Quin. Ahora es Coin Coín, ha crecido, pero no acaban nunca sus avatares de la vida.
El film potencia los personajes del comisario y su acompañante que los conduce a situaciones hilarantes, llenas de gags y de buen humor.
Sin embargo, en medio de tanto caos y carcajadas, se ven representadas situaciones actuales muy graves.

La he visto hoy en el festival de San Sebastian y me he quedado estupefacta por no haber entendido nada.
Acostumbrada a ver cine de todo tipo, he salido de la sala con la sensación de haber perdido facultades.
Actuaciones más que correctas pero el argumento no llega al espectador. No entras en el tema ni con calzador.
El esnobismo campa por sus reales pretendiendo contar una historia interesante llena de alegorías y parábolas que son difíciles de adivinar, recargadas de una pretendida espiritualidad inexistente.
Vamos, una pasada de vueltas.
Hubo tímidos y desganados aplausos de los que no habían abandonado la sala antes de tiempo.
Las escasas vistas aéreas son muy bellas.

En realidad si has estado en Brujas nunca te vas a olvidar de esa ciudad.

Un placer para la vista el visionario de esta película inteligente y bien estructurada.

Hay quien a comentado que tiene bises de comedia pero yo no lo he sabido ver porque me tomé muy en serio el guión desde el principio. Luego si lo piensas hay alguna escena que te puede resultar chocante.

Todos los actores están magníficos y los dos protagonistas acaban cayéndote bien a causa de sus dramas interiores, en fin, que llegas a la conclusión de que son unos pobres desgraciados.

El tercero en discordia, el jefe, Ralph Fiennes, demuestra ser un actor como la copa de un pino con sus pocos minutos de actuación porque llena la pantalla con su presencia.

Sigo en el spoiler.

La idea puede ser buena pero el guión no se aguanta, a pesar de los actores que cumplen muy bien.

La iluminación muy buena.

Vista en el Festival de Cine de San Sebastian, hubo gente que se marchó de la sala antes de acabar la proyección. Al final, nadie aplaudió.