La serie arranca excesivamente infantil y poco interesante. Los diálogos son muy sencillos. Con el paso de los capítulos y las diferentes sagas o etapas, se va poniendo más interesante.
Se ha reducido hasta prácticamente anular la presencia de sangre en las batallas para acercarla a un mayor público, cosa que no entiendo, pues yo sigo la serie desde bien niño y no me ha causado ningún trauma, supongo que serán cosas de la nueva sociedad...
Las relaciones personales son mucho más planas y el apartado sentimental ha caído en picado, en gran culpa por la mayor simplicidad de diálogos y trama.
Aún así, como anteriormente he comentado, con el paso de los episodios la serie mejora y se alcanzan batallas realmente interesantes y que dan pie a la intriga de qué nos espera en el próximo episodio.
De momento (voy por el capítulo 125), no puede competir con Dragon Ball ni Dragon Ball Z, pero sí ha superado a GT (la cual para mí, le sucede algo similar a ésta, arranca excesivamente infantil pero llega a tener momentos interesantes).
Merece la pena verla.

La película no da para más ni pretende darlo. A partir de aquí, todo (o casi todo) son aciertos. Una Megan Fox ávida de devorar jovencitos que se sale en su interpretación (y a la cual aprovecho para declararle mi amor eterno desde el momento que vi el film) y una Amanda Seyfried (que intentan disfrazar de patito feo) que hace lo propio con su personaje (y que está muy rica también, aunque no enseñe carne a penas). Sus personajes están bien definidos y contrapuestos en una especie de dualidad entre su amistad.

Tiene un par de momentos cómicos y la explicación justa para narrarnos los hechos que se suceden. Es entretenida y sin pretensiones. Película de terror adolescente que se deja ver, no aburre y llega a hacerse divertida.

Creo que a la hora de ver una película, tienes que saber qué vas a ver y juzgarlo de la forma que se merece. El objetivo de este film es caricaturizar ciertos sectores de la sociedad española y divertir con ello. Y lo consigue. Vaya si lo consigue. Los diálogos y situaciones que plantea son las más divertidas e incluso surrealistas (a la vez que realistas) que he podido ver en mi vida. Cada vez que uno la visiona encuentra pequeños detalles que habían pasado inadvertidos que hacen que merezca la pena volver a verla una y otra vez. La mejor de su género.

Película que se dedica a mostrar a un sobreactuado (y aún peor doblado) Harvey Keitel (que prácticamente monopoliza el reparto), que como podemos deducir por el título del film es un teniente de policía, perdiendo la cabeza a causa del abuso de poder, droga, apuestas y sexo de dudosa moralidad. A partir de un caso al que se le dedica 5 minutos del metraje, busca su redención intentando enmendar en otros 2 ó 3 minutos de la peli todos sus vicios que nos ha mostrado (mostrado, y mostrado, y mostrado...) en el resto de la película. Poco más de 90 minutos que se hacen eternos, la película ni fluye ni (cuanto menos a mí) impacta.