Caminando por el pasillo del videoclub con mi anorak de colores intentaba pero no podía evitar mirar por el rabillo del ojo a aquel tipo horrible con pinchos por toda la cabeza que destacaba sobre todas las demás carátulas con una mueca cruel. No tenía la más remota idea de quién era ni de qué trataba esa película, sólo sabía que había que tener muchos huevos para verla y yo en aquellos tiempos era más de “Willow”. Así que me daba la vuelta e iba derechito a por mis cintas predilectas intentando recordar no volver a mirar en esa dirección a la salida.

Años más tarde, con la seguridad de llevar a la espalda de la retina unos cuantos desmembramientos y litros de sangre, me puse la película que tanto me asustaba de niño sin haber visto, con el presentimiento de que sería una basura bastante inmunda. Y no fue así. Es una historia genial, perversa y enfermiza. Con actuaciones dignas, buenos efectos especiales y maquillaje, melodía característica, elementos de fantasía muy sugerentes, grandes villanos (a pesar de que Pinhead y su crew sean más bien una especie de jueces y no enemigos al uso), una dirección solvente con grandes escenas y, eso sí, con un final de mierda. En conjunto me parece una película de terror obligatoria, muy original a pesar de los años y con un encanto especial propio de algunas cintas ochenteras.

Hoy, gracias a la generosidad de un amigo, Pinhead vela mi sueño desde la estantería de detrás de mi cama. Creo que me acabaré acostumbrando.

Buen repaso da esta película a todos esos modernos thrillers que nos cuelan con un par de actores respetables en el cartel y un tráiler vertiginoso.

Cuando vi la duración me tiró un poco para atrás, incluso el arranque, quizás algo dilatado aunque con un valor que se resalta a lo largo de la peli (las apariencias se descuelgan cuando las situaciones son límite), me hizo apresurar un cigarrillo de más para hacer correr los minutos. Después no había minutos, solo kilómetros recorridos con una gota fría en la frente y padrastros arrancados de la tensión.

Menudo oficio el de Clouzot a la hora de resolver las situaciones límite en las que se ven envueltos estos cuatro valientes (menos mal que la muchacha se queda en tierra, porque es verdad que actuar no es lo suyo). Es impecable. Desde luego ha creado escuela (me fijé en un par de detalles que me han hecho pensar en Peckinpah, como ya se ha dicho, y en Spielberg. Ver SPOILER). En cuanto al final, no es su mayor virtud por la forma en que se mete, un poco con calzador, pero está claro que tenía que acabar así.

Corroboro la recomendación de verla en versión original.

No se la pierdan.

Una de esas películas mágicas de la infancia junto con maravillas tipo "Dentro del Laberinto", "Willow" o "La Princesa Prometida". Super nostálgica en sí misma e inolvidable. Para mi gusto es mejor que la primera parte (aunque sean bastante diferentes entre sí, y también me guste la anterior) sobre todo porque se elimina el tono edulcorado de su predecesora y las canciones, llegando a ser una película bastante melancólica y en ocasiones oscura, aunque no por ello carente de emoción, aventuras y buenos sentimientos.
Una película de culto en el género infantil con algunos momentos bastante acongojantes para un niño, y otros entrañables, como la escena de la prueba de las figuras, el reencuentro con Oz y un sin fín más...
Personajes inolvidables del todo, buena música y bastante trasfondo para lo que suelen ofrecer las películas infantiles, que en ocasiones confunden infancia con estupidez.
Apaguen ya la telebasura y pónganles a sus hijos este pedazo de peli que nunca olvidarán. Está comprobado personalmente.
Por cierto, la película no está editada en DVD en España, yo solo la pude encontrar en la mula.

Parece que la perversión no siempre está ligada a las grandes ciudades donde los sucesos llenan las páginas de los periódicos. Más bien es la inocencia de unos jovencitos de ciudad la que se viene a enredar en la tela de araña sucia de lo más profundo de América. La punta de un iceberg que pasa desapercibido en el mar de campos de cultivo.

Es una pasada de principio a fin. Rodada con contundencia en una atmósfera polvorienta y sofocante. Esa familia de paletos matarifes es brutal, el loco que se cuela en la furgoneta de forma premonitoria protagoniza uno de los arranques más geniales del cine de terror. El hombre de la gasolinera con su sonrisa de sádico iluminada en la noche de Texas… Leatherface… y el incombustible abuelo. Especímenes de una estirpe crecida como una mala hierba en el rincón más olvidado de la “tierra de las oportunidades”.

No se trata de una película gore porque precisamene Hooper evita a conciencia recrearse en estos artificios durante todo el metraje. Completamente sórdida y de tono realista, padre de muchas de las basuras que plagan las carteleras todavía a día de hoy y no llegan ni a la suela de una de las grandes del género.

No sé si antes o después. Sé que Fulci se agarra a las faldas del maestro (he de suponer que todos sabemos de quién hablamos... para el que no, que fiche esto: Argento). Su grosería gore la deja para otro momento pero demuestra tener el talento suficiente para llevar una trama giallo de una forma muy solvente. Habiendo visto otras incursiones en el séptimo arte de este autor podría decir que nos hallamos ante una rara clase de milagro. Un milagro porque el género no sólo queda intacto sino que se ve potenciado. Todos sabemos que en una película de este tipo la chica no va a hacer lo correcto, va a a hacer lo suficiente como para mantenernos comiéndonos las uñas hasta una resolución tan evidente que, tras falsos giros y estratagemas mil veces vistas, nos sorprenda. Todos sabemos que un asesinato en este tipo de películas no va a ser rápido. Atmósfera impecable; una trama enrevesada pero muy bien resuelta. Un autor que comprenda las reglas de este juego y que, además, lo enriquezca, para mí merece cuanto menos un aplauso.
Rest in peace