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Austria Austria · Ciudadano del mundo
Críticas de I m feeling good
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Críticas 152
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
31 de enero de 2012
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drive. Hace casi un mes que no he visto una sola película, me dispongo con todo tipo de comodidades a disfrutarla. Pasos a seguir:
- Mando a tomar por culo a mi novia. Su respiración me incordia si el film es bueno.
- Vengo cenado, masturbado y no me he duchado.
- No tengo que trabajar, ni que pensar en el trabajo. La miseria se estanca. Las moscas por suerte no están. Viva el invierno de Viena.
- 8 grados bajo cero. Una manta verde me cubre de los pies a la cabeza. Calefacción desconectada La miseria se estanca. Las moscas por suerte no están. Viva el invierno de Viena.
- No hay ruido…


… suena la música de pop electrónico con la que comienza Drive.
Hay que reconocerle al danés su gusto estético, elegante y cuidado. Con esta obra identificas rasgos incontestables de cine de autor, entre ellos las innumerables influencias del cine ochentero y de acción de las últimas dos décadas. No vemos un producto típico al uso y disfrute de la masa plebeya, pese que hay cebos en cada esquina para que se la traguen, recomienden y todo Dios se haga más rico.
El protagonista es todo. Él es un ser misterioso, joven, pluriempleado, de moral estalactita y humanoide, que no es lo mismo que humano. Solo lo parece ser, que no es lo mismo que estar y no tiene que ver nada con existir. Aquí radica la mayor falla, en la que un enano tropezaría, y yo me reiría del acto. Ryan Gosling no me convence en su trauma vital, más bien me hace gracias su puntual sonrisilla idiotizada de Paquirrín de la vida. Parece un retrasado cuando debería parecer un asesino a sueldo y me recuerda a un psicópata de carnaval cuando nos debería enternecer.
La película del danés aúna el favor de la crítica y, al parecer, la práctica unanimidad de nuestras valoraciones, o sea, de los espectadores, o sea, de nadie. La película se deja ver, pero suena hueca esta calabaza.
Ante tal calamidad, el guion no se sostiene a mi crítica y hace aguas, pierdo el interés 20 minutos antes del final abierto, que anuncia la secuela, el dinero y todas esas cosas que tanto os gustan.
I m feeling good
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7
22 de abril de 2011
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo firmemente en la bondad del ser humano, aunque todo ello resulte de una mera estrategia de supervivencia. Ser bueno aleja a los posibles agresores por pura consideración a la inferioridad y sumisión propia de la benignidad.
En este mundo, como supongo que en cualquier otro, ser secundario o intranscendente son cualidades fácilmente demonizadas, asociadas al fracaso, con justicia probablemente. Se nos exige destacar, entiéndase como figura retórica relacionada con el microcosmos en el que cada persona vive, de la misma forma que se azuza a los niños a tragar hasta la última lenteja sin rechistar.
Estar alejado de los patrones de la sociedad puede suponer una condena inasumible, cobrada con crueldad por el entorno, cual tortura china antiquísima y olvidada. La marginación (por favor, pido que no se confunda con la marginalidad) es el método más sofisticado de selección natural que el Espíritu Santo ha inventado. Los seres que no se adapten al sistema, serán repelidos por el mismo sin mirar atrás, con la mayor de las normalidades, asumiendo su deber, en pro de mantener el status quo.
En esta película podemos ver un caso extremo, cercano hasta mi perturbación, quizás no soy del todo justo, aunque como en el film, no debemos relacionar estos términos al film. Por muy atroz que pueda parecer, cada ser vivo representado en esta obra de Maren Ade mantiene la actitud necesaria para ser feliz. Eva Löbau, la profesora inadaptada, vive en el patetismo porque es su única forma de relacionarse con el mundo, es su papel. Ella es una colilla escupida por un pordiosero, que acaba en una cloaca, cagada y meada por una horda de ratas inmundas. Ella es bella, pero nadie parece notarlo.
El mundo, la sociedad en su conjunto, ignora a la colilla por ser minúscula, imperceptible, hacen lo que deben hacer, porque ella es el árbol que no deja ver el bosque, el bueno, el vuestro.
I m feeling good
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7
10 de enero de 2011
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto de las redes sociales, nomenclatura pedante y temible, siempre me ha incordiado, porque, a diferencia del MSN-Skype-Myspace y otras caralladas, en estas nuevas formas de relacionarse existe un componente competitivo, exhibicionista y de una banalidad superficial inquietante.
La conversión de la sociedad en un conjunto de estadísticas, enlaces, trending topics, afinidades a golpes de números, sin analistas ni valedores, ha transformado la red en un duopolio aburridísimo entre Google y las redes sociales. En cada página web vemos múltiples enlaces que nos direccionan a ellas, focalizan el interés y lo hacen previsible. Las formas de comunicación que alimentamos durante los últimos 10 años han sido aniquiladas por ese afán de autobombo presente en las redes sociales. Una recomendación pasó de ser un intercambio sincero de impresiones a una masiva respuesta a la demanda de ellas por parte de la sociedad, que no aparece diferenciada ni selectiva, sino masificada y uniforme.
Por estas razones defequé sobre Filmaffinity cuando agregó los enlaces de Facebook y Twitter, por vulgar, para abreviar. Con parecidas pretensiones, descubrí el proyecto del bueno e irregular FIncher, lo consideré oportunista y me olvidé de todo lo que tenía que ver con él.
Sin saber muy bien porqué, en casa, comencé a ver la película con mi novia. Ambos buscábamos algo ligero antes de dormir, que no nos diese grandes quebraderos de cabeza, cine entretenido de Hollywood, fácilmente olvidable, pero que copa, normalmente, las necesidades primarias del espectador medio. Recibimos algo mucho más estimulante, se complicó la noche.
Ella y yo, nosotros, con nuestras diferencias culturales, pero con una visión similar del mundo en Internet, descubrimos una gran película, con un título que despista, puesto que el film obvia Facebook como sujeto reseñable, centrándose en el grupo que la crea y la sociedad que la demanda. “La Red social” explora cada una de las partes de la psique humana, con sus miserias y virtudes, pero analiza, sagazmente, la paradoja existente en la creación de esta “Red social”. En un principio, se creó Facebook como herramienta para facilitar las relaciones personales y como acelerador del flujo comunicativo. Viendo la cinta de Fincher, descubrimos que si hubo algo significativo entre los creadores y allegados de Mark Zuckerberg fue la tremenda falta de comunicación. Cuatro convencidos emprendedores, fundando dos diferentes redes sociales, son absolutamente incapaces de hablar entre ellos sobre temas básicos en su convivencia, lo dicho, paradójico desencadenante de un suceso importante en la historia empresarial contemporánea.

(Sigo en el spoiler por falta de espacio, no revelo nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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3
10 de enero de 2011
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta entrega de la saga más sobrevalorada y cursi de la historia de la animación. No va a ser la última, por desgracia, dado el éxito taquillero (incluso mayor que en la primera), nos espera nueva parte cada tres años. Es una tragedia, otra más, para el cine, puesto que todo el dinero que se invierte en este globo, deja de inflar otros.
Reconozco no haber disfrutado de ninguna de las cuatro partes por completo, todas suspensas y vistas a destiempo, sin gastar nada más que mi tiempo.
¿Por qué las sigo viendo, pues? Buscando el equilibrio, las considero un pasatiempo justo, de domingo mañanero entre churros, el Marca y las ofertas de empleo del periódico. Cuando mis neuronas requieren un pacto bajo mínimos intelectuales, les ofrezco una película de Shrek o de Michael Bay, porque su estupidez celular disfruta la espectacularidad. Soma eres, soma recibes, baby.
Si no fuesen todas las pelis tan moralistas y biempensantes, algo que me enerva sobremanera, quizás las habría valorado algo mejor, aprobando la segunda por ejemplo, por la aparición del chistoso y eficaz “Gato con botas”, que se va diluyendo lentamente con el tiempo.
Shrek Forever After posee lo bueno y lo malo de cada parte, perpetuando los chascarrillos de sus personajes principales, los creadores demuestran un déficit inventivo alarmante, aunque arranque tres sonrisas y alguna carcajada de vez en cuando. Engordar al gato no es suficiente para una superproducción de Hollywood de 160 millones de dólares, ni la historia debe ser el pretexto para repetir la fórmula de Ogro-malo perseguido y aislado de la primera. Nada es suficiente, siempre incompletas.
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4
28 de noviembre de 2009
15 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Señores, señoras, elefante de mi salón, les agradezco su excelentísima presencia en mi humilde morada, donde la ignorancia se fusiona, en la mayor parte de mis reflexiones aquí expuestas, con la petulancia cariacontecida, bajo una siempre sucinta anexión.

¡Oh, novedad! He reprobado una película de Hitchcock, por los pelos de la Juana, eso sí, aún así esta cinta pasará a la posteridad de mi triste historia, por ser el comienzo del fin del mito, puesto que hasta hace escasos 20 minutos, el inglés de oro era el único director predilecto del cine clásico americano, que aún no había sufrido mi espada.

"Juego sucio" adolece de los males propios de la época, entre los que destaco la sobreactuación, rozando, en algunos instantes, cotas de verdadero paroxismo. En las que destaco, en este aspecto, la horrenda actuación de la vecina con el honor mancillado.
Este no es su único error, las moralinas propias del momento aquel histórico, normalmente encuadradas en el epílogo, aquí hacen acto de presencia de forma estúpidamente directa, con lo que provoca una infantilización en el espectador que, a estas alturas de la vida, estoy obligado a rechazar taxativamente.
Positivo hay poco, aunque lo hay, porque el cine del obeso diseña la burguesía con multitud de matices tan atractivos como siniestros. Para Hitchcock, el rico es distinguido, inteligente y con cierta tendencia a la maldad derivada de su vida ociosa. Me fascina esta figura que persiste en la mayor parte de la obra del inglés, por cercana y compleja, impredecible y vanidosa.

En definitiva, debía verla por ser de Hitch, aunque deberé no revisarla para evitar las repetitivas decepciones.
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