Película de serie B dirigida por un desconocido Jack Garfein, pero producida por uno de los productores más famosos de la época, Sam Spiegel ("Lawrence de Arabia", "El Puente sobre el Río Kwai", "La Ley del Silencio", "La Reina de África"...). Es curiosa por su homoerotismo latente y por ser el debut de Ben Gazzara y un jovencísimo George Peppard en un papel protagonista. Claramente promocionada como película de temática homosexual si nos fijamos en el cartel (que incluso recuerda al de "Querelle"), el título ("The Strange One") y hasta el lugar donde se desarrolla la acción (una academia militar masculina del sur de EEUU). Sin embargo, el argumento es de lo más convencional: en una academia militar hay un cadete abusón que se dedica a hacer bullying a los novatos, lo que desemboca en una trama de traiciones, secretos y venganzas. La temática homosexual, que la tiene, es el papel de un personajes secundarios abiertamente gay (y el de otro que se intuye) y la ambientación, pues sucede casi exclusivamente entre las paredes de esa escuela militar, que evidencia su origen teatral, con una escena en las duchas realmente pionera. Sorprendentemente logró esquivar el Código Hays, la censura moral vigente en Hollywood hasta finales de los 60's, cuando aún quedaban años para Stonewall o Andy Warhol. Curiosa si se quiere bucear en los inicios del cine lgbt, asegurando un visionado entretenido con la solvencia de la buena serie B de los 50's.

Curiosa producción australiana, nueva vuelta de tuerca a títulos de slasher rural como la seminal “La Matanza de Texas” (a la que recuerda en muchas ocasiones), modernizando el argumento con un toque tecnológico y el empoderamiento femenino, algo que dejan bien claro desde la primera escena. Se nos muestra una especie de juego en un enorme bosque donde un grupo de mujeres son cazadas por amenazantes hombres con máscaras terroríficas. No conviene saber más. Recomendable para aficionados al gore, no se corta con las escenas de vísceras, desmembramientos y decapitaciones, y para curiosos del terror en general que prefieran pasar miedo con ambientación y mal rollo que con simples sustos sonido / jumpscares. Sin ser una maravilla argumental logra mantener el interés pues los giros de guión evitan la monotonía de “chica corriendo delante de un psicópata armado con un machete” del que podría parecer que se abusa al principio. Destacar la banda sonora grandilocuente y los paisajes australianos, no así las actuaciones de las chicas, que como buenas “scream-queens” dejan bastante que desear en el plano dramático.

Contada de manera casi documental, sin florituras ni música añadida aparte de la que escuchan los personajes y evitando todos los efectismos posibles (que podrían ser muchos) logra que conozcamos de primera mano cómo funcionan el tráfico de mujeres subsaharianas para introducirlas en redes de prostitución en Europa, coaccionadas mediante engaños o a través de vudú en sus países de origen, causando un problema humanitario de difícil solución.
Buenas actuaciones.

La franquicia "Expediente Warren" sigue en picado. Si con "La Monja" parecía que habían tocado fondo, con la siguiente comprobamos que no, que aún puede ser peor. Una leyenda mexicana da pie a una nueva historia de fantasmas, que no aprovecha el folclore mexicano, que es lo único que podría haber dotado de cierta personalidad a la película y salvado los papeles; perfectamente podría haberse llamado "La dama blanca de Illinois" y nadie se habría dado cuenta (sobre todo en la versión doblada, donde sólo intuyes cuándo se habla en español en la VO). El argumento flojísimo, de hecho puede ser intercambiable con cualquier telefilm de sobremesa: un fantasma se aparece a una familia para aterrorizarla. Los sustos, totalmente predecibles y mil veces vistos. Y lo que hace perder enteros a una película de este tipo, las reacciones inverosímiles de los personajes para dar juego a la historia, algo que personalmente no soporto. Estamos viviendo una época donde cada año llegan 3 o 4 buenas películas de terror, por lo que subproductos como éste quedan relegados a fans del género. Cualquiera que tenga un poco de paladar cinéfilo se aburrirá, decepcionará y enfadará con esta pérdida de tiempo.

Película para la televisión francesa que cuenta la dura historia de la (forzosa) salida del armario de un adolescente gay en un instituto de provincias, y las situaciones de homofobia que se producen a su alrededor con familia, compañeros de instituto, profesores, etc. Más dramática que romántica, no aporta nada nuevo pero sigue siendo importante contar estas historias y poner de manifiesto la necesidad de las campañas antibullying para concienciar a la sociedad (y sobre todo, a los adolescentes) para reducir al mínimo estas situaciones. Esta película podría perfectamente formar parte de esa campaña y ser exhibida en centros escolares por su carácter didáctico. Está contada con agilidad, con un lenguaje más televisivo que cinematográfico y con una duración muy ajustada que no llega nunca a aburrir. Buenas actuaciones de todos los intérpretes, tanto jóvenes como adultos.