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España España · MADRID
Críticas de ROMAN
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Críticas 87
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
17 de noviembre de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se habla en la actualidad de un nuevo cine español, amparado en nuevas visiones de los artistas tanto en sus formas narrativas como en la forma de llevar sus trabajos al público, ávido de encontrar nuevos referentes cinematográficos atractivos. Dentro de esos “nuevos” nombres encontramos a Manuel Martín Cuenca, un cineasta con muchos años de experiencia a sus espaldas y que con este Caníbal ha encontrado un hueco en esa nueva avanzadilla del cine español, tan apreciado fuera de nuestras fronteras como ninguneado dentro de ellas por el público.
Caníbal es la crónica de un hombre normal, un hombre incrustado en una sociedad de provincias donde la vida personal de cada uno importa poco al resto. Es la historia de un personaje solitario, introvertido, pero con una razón de ser y de vida que al no ser públicas, no afectan a su relación social con los clientes de su sastrería, por ejemplo. Su mundo es pulcro, impoluto, perfecto para el exterior pero esconde una profunda fractura cuyo origen desconocemos.
Manuel Martín Cuenca comienza con un ejercicio narrativo que avisa de lo que vamos a ver, de lo que vamos a sentir en la piel del asesino. Porque la historia nos desvela el nudo de la película desde los primeros cinco minutos, esos en los que la ventanilla del coche de Carlos sube para iniciar la persecución de la primera víctima que vamos a conocer. Y ese mundo personal que vamos desvelando poco a poco (como hacía en sus anteriores largos, Malas temporadas y La mitad de Óscar) solo lo irá conociendo el espectador. Éste va descubriendo cosas en la misma medida que el propio protagonista sin que los personajes que se van incorporando a la historia tengan tanta información.
Pero la historia no sería la misma sin 2 puntales como son la impactante fotografía de Pau Esteva y la soberbia interpretación de Antonio de la Torre, que con su aparente hieratismo y su definición gestual, hacen de Carlos uno de los personajes más atractivos del último cine español. La conjunción de los dos más un guión y unos diálogos intensos pero sencillos, secos, sin estridencias pero que van dando una definición precisa al “caníbal”, hacen de esta película una de las más sugerentes de la cartelera actual. A ello contribuyen escenas como la de la muerte de una de las mujeres nadando hacia la oscuridad donde nuestro sastre provoca el terror con una simple mirada y una iluminación asfixiante.
Todo el trabajo está definido para hacer de Carlos el omnipresente protagonista de esta historia. Su interacción con las 2 hermanas (con un cambio de registro en el trato con cada una de ellas) hace que se vaya definiendo poco a poco, que los actos le vayan moldeando pero que, en definitiva, no acabe de comprender su propio comportamiento y termine de sufrir la muerte de la hermana cuando es la única que no deseaba. ¿Habrá cambiado Carlos con la llegada de una mujer de la que aparentemente se ha enamorado? Eso lo sabrá él, exclusivamente, al paso de la procesión por delante del refugio que supone el local donde, ahí sí, desarrolla su vida normal de sastre.
ROMAN
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3
17 de noviembre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno se acerca a una película como La cabaña en el bosque desde un punto de vista donde lo que intenta es buscar una nueva muestra de cine de terror adolescente o, por el contrario, encontrar una rendija por donde se cuele una fina ironía o un intento de mostrarnos las costuras de este tipo de cine.
Hay que tener en cuenta que el productor y el director de este film, Whedon y Goddard, son hombres muy apegados al mundo y lenguaje televisivo y a un cierto contacto con el espectador a través de sus historias que les hace casi partícipes de sus productos y que beben de múltiples fuentes cinematográficas. El puzle creado es fruto de esa forma de trabajar con las imágenes y de esa relación con el espectador que es capaz de creerse cualquier filigrana narrativa por muy inverosímil que sea. A pesar de esta relación “televisiva”, acercarse a esta película es pensar, también, en otras que recuerdan algunos de los planteamientos que vemos aquí, como El show de Truman de Peter Weir o Abierto hasta la oscuridad de Tarantino.
La cabaña en el bosque es un manual de película de terror, desde la elección de los 5 jóvenes personajes (y, por ende, de los actores que encarnan a los mismos) hasta la composición de la historia (saliendo del barrio donde viven en su felicidad total hasta la llegada a la gasolinera y a la casa donde van a pasar el fin de semana ideal) pero algo se trastoca rápidamente, incluso antes de iniciar la propia historia (para regocijo del espectador que sabe mucho más que los propios protagonistas), porque todo está manipulado, todo está establecido para que los chicos caigan en la trampa que ellos mismos se van fabricando aunque realmente no lo sepan hasta muy avanzado el metraje.
Los primeros manipuladores de la vida de los jóvenes (encarnados por los veteranos Richard Jenkins y Bradley Whitford) crecen en la historia sabiendo que realmente no son los últimos que toman las decisiones y que son otros juguetes en manos de seres más poderosos.
Whedon y Goddard juegan con la historia, con los diálogos, con las consecuencias de los actos de los “científicos” que controlan la vida de los personajes pero uno tiene la sensación de que la historia se les va de las manos para terminar en una boutade incontrolada. El cameo final viene a corroborar el que cada vez que la historia avanza es para plantear algo más imposible, algo más fuera del tono de la película…hasta la explosión final donde todo se viene abajo literalmente.
Lo que parecía al principio una nueva y simple historia de terror tocando varios géneros (el slasher, el gore, los zombies…) se transforma en una gran orgía de terror y sangre que se les escapa a los creadores para terminar como algo casi cómico donde lo inverosímil vence a lo narrativamente coherente. Es en este punto donde uno se da cuenta que los propios creadores han jugado con el espectador y que han mezclado tantos estilos para que los espectadores no sepan a cual quedarse. Y es en ese juego entre creador y espectador donde uno se da cuenta del alcance de la propuesta: ¿es realmente una película de género o simplemente un juego de los creadores?
ROMAN
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El espíritu del 45
Documental
Reino Unido2013
7.0
1,048
Documental
7
9 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ken Loach nos anunció hace pocas fechas que no iba a filmar más ficción. El espíritu del 45 es la primera película estrenada del director inglés desde esas declaraciones y, siguiendo los parámetros arquetípicos del cine documental, nos presenta un film “de libro”, con un juego de imágenes históricas y actuales de sus protagonistas, esas gentes que lucharon toda la vida para conseguir un mayor bienestar social y que ahora ven como se está desmantelando todo aquello. Es como si quisiera volver a sus orígenes, a esa herencia del Free Cinema y sus crónicas de la realidad social de mediados de los años 50 del siglo pasado.
El fin último del cine de Loach (sea de ficción o documental) está presente en toda su filmografía, desde aquellas primerizas Poor Cow (1967) o Kess (1969), y no es otro que el de denunciar la deriva de los gobernantes políticos ingleses contemporáneos (desde la llegada de Margaret Thatcher al poder en los años 70) en transformar profundamente una sociedad cuyos cimientos se encuentran en el final de la 2ª Guerra mundial.
En El espíritu del 45 rinde cuentas de este período histórico, homenajeando a sus protagonistas directamente (los trabajadores y los políticos, que como Attlee o Aneurin Bevan, lucharon para buscar una sociedad mejor), sin utilizar la creación de una historia ficticia para conseguir sus objetivos. Loach, para lo bueno y para lo malo, es así, sin ambigüedades, sin decoraciones superfluas, sin discursos huecos. Y para ello dice no necesitar la ficción, y bien que lo consigue en esta película, combinando muchos lenguajes y utilizando la ausencia y reaparición del color en las primeras y últimas imágenes (que son las mismas) para decirnos que aún hay esperanza, que se puede seguir luchando y mantener los derechos adquiridos si se consigue transmitir, entre las diferentes generaciones, ese espíritu solidario que algunos han querido y siguen queriendo eliminar de nuestra realidad.
No sé si será su última película o si seguiremos teniendo la suerte de disfrutar de nuevas producciones pero el que parece puede ser su último rodaje es un verdadero testamento fílmico que bien vale ver en una gran pantalla para emocionarnos, junto con el resto de público, con un mundo que parece que se nos escapa de las manos y que Loach quiere atrapar con su trabajo. Quizás, como dice el propio Ken Loach, sea el momento de recordarlo.
ROMAN
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5
2 de junio de 2013
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Es difícil definir una película sin contar con el conocimiento de las anteriores del autor (que han sido distribuidas en este país) pero esta En otro país no necesita referencia pasadas para definir un mundo realista como el que nos muestra en esta historia que son tres y que se funden en una única al final de su metraje.
La triple historia que una hija se inventa en su huida de los acreedores de su familia y la huida de su padre, no es sino la puesta en escena de la misma historia pero con situaciones diferentes. Es como una gran coreografía de tres historias que acaban haciendo creer al espectador, cuando la Huppert (actriz que representa a las tres turistas que llegan a Mahong), que son la misma
Los tres personajes que la Huppert desarrolla no son sino representaciones del contacto de dos civilizaciones, de dos formas de entender la vida, de dos visiones de la vida cotidiana. Sangsoo nos transporta hacia una triple historia donde el personaje que entra en la sociedad coreana es una intrusa que acaba por provocar diferentes reacciones en los personajes nativos, sobre todo desde el punto de vista sentimental y físico, en el caso del socorrista. Puede ser, por ello, que escribe la mayoría de los diálogos horas antes de rodarlos provocando una naturalidad que nos recuerda, en algunos casos, al cine claro, sencillo y preciso de Rohmer.
Pero En otro país es algo más que una trasposición de un cine naturalista y realista, es la expresión de un choque de dos mundos que acaban por entenderse porque tienen necesidad de ello. Para ello no duda en situar a sus personajes como verdaderos parlanchines cuya única misión es entenderse con la forastera.
Y la forma de rodar de Sangsoo redunda en ello: movimientos bruscos de acercamiento y alejamiento utilizando zooms bastante burdos sin importarle la factura formal, diálogos banales en la mayoría de las ocasiones provocados por el problema del idioma, entre otras cosas, o la planificación de los planos como si fuera una representación teatral. Pero a pesar de estas características, el autor maneja con soltura la cámara para demostrarnos su destreza en contar tres historias aparentemente diferentes, con premisas similares, y que nos lleva a un punto final donde la Huppert huye de la escena con su paraguas y su desdén al caminar pero que el espectador percibe como si lo que ha visto fuera una única historia, como si fuera el resultado de una pequeña sinfonía con un montón de variaciones. Buscamos en el recuerdo y no conseguimos diferenciar realmente las tres historias porque comparten escenarios, planos, situaciones y algunos diálogos. Por eso no hay que dejarse llevar por la triple propuesta histórica o por planos desconcertantes, sobre todo, en la segunda historia, sino simplemente verla como una propuesta única de un autor al que deberíamos poder seguir más cerca en este nuestro país.
ROMAN
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5
31 de diciembre de 2012
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La indulgencia no debe ser una característica de los que queremos analizar películas que hayamos visto. La valoración de una 1ª película debe provenir de la honestidad en los planteamientos y el objetivo de la historia que se quiere contar. Viaje a Surtsey es el primer largo de los directores Miguel Ángel Pérez y Javier Asenjo y desde esa perspectiva debemos analizar esta película. Y viendo el resultado final si que podemos decir que es una primer film muy digno, con un contenido que sale de las vivencias de los directores y guionistas y cuyos diálogos demuestran, al menos, una sinceridad fuera de toda duda. Es verdad que la factura es muy amateur, muy de aficionado, pero es lo que ocurre, normalmente con las primeras películas salvo que se sea un genio. Y más teniendo en cuenta las precariedades que un producto cinematográfico de estas características tiene en la actualidad en nuestro país.
Y es en esa sinceridad donde encontramos lo mejor de Vaiaje a Surtsey. Los diálogos son mejor defendidos por Raúl Fernández que por Lucas Fuica, la fotografía es manifiestamente mejorable (hay que tener en cuenta que está rodada en súper 16 mm -mucho más barato- y luego transformada en 35 mm, con la consiguiente pérdida de calidad), los primeros palnos sustituyen a planos más grandes para ahorrar constes...) pero la historia es real, las situaciones son vividas y eso es lo que hay que tener en cuenta a la hora de valorar esta historia.
El mensaje es claro, siempre va a haber cosas que deseábamso a los 15 años que nunca hicimos ni nunca haremos porque el tiempo pasa inexorablemente. Pero las pequeñas cosas que hacen unirse a los amigos son imprescindibles para seguir siendo felices. Y Surtsey siempre será un objetivo alcanzable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ROMAN
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