Extraordinario retrato veraz de una época dura, donde el bien y el mal, estaban entrelazados. Naturaleza salvaje donde todavía se encontraban territorios vírgenes para los colonos. El casting parece hecho en el siglo XIX, donde la belleza no se encontraba en cualquier esquina.

La trama es tan laberíntica, que si no llevan una libreta y van apuntando los nombres que van apareciendo, se perderán. Da la sensación de que está mal contada. .

El elenco de actores y la escenografía la salvan para conseguir por los pelos el aprobado.

Casi 2 horas de pasarlo mal, eso sin duda alguna, indica que la película está bien contada y que el director ha conseguido lo que se propuso, hacernos sentir protagonistas de esa injusticia aplicada con absoluta frialdad por una sociedad "demasiado civilizada". Cualquiera que conozca como funciona la sociedad nórdica, sabe que lo ocurrido es perfectamente factible, desde el momento en que eres mal mirado cuando abrazas a un menor que no es tu hijo.
Pasamos del curita cariñoso al que nunca le pasa nada a esta película. Dónde nos posicionamos, esa es la pregunta a la que debemos responder.

Relato totalmente creíble de la Sevilla de finales de los 80, los que la vivimos, reconocemos los ambientes perfectamente retratados por Alberto Rodríguez. Lástima no haber dispuesto de un presupuesto mayor para disfrazar la Alameda actual en la de aquellos años, eso si que era ambiente marginal y sevillano, un coctel de gorrillas, yonkis, traficantes, putas y travestis.

Extraordinaria película desde todos los puntos de vista, es difícil no conmoverse en algún momento de sus mas de 3 horas. Pero como algún otro crítico ha dicho, había que hacer taquilla y el desenlace final permite salir del cine con buen sabor de boca.