El libro fue uno de mis favoritos del año pasado. La película no está mal, pero no es una adaptación fiel.
Como película, funciona muy bien, es genial ver tantos efectos especiales junto a una increíble banda sonora, toda la composición da ganas de ampliar el campo visual para no perderse ningún detalle.
Usa el mismo nombre que el libro, de los personajes, y la premisa de las tres llaves, ahí se acaban las similitudes, luego se toma muchas libertades y cambia casi todo. No recuerdo con exactitud los detalles de cada una de las partes, pero estoy segura que las llaves no se encontraban en los lugares que muestran en la película. También la identidad de la vida real de los personajes era una cuestión más cuidada y que sucede casi al final del libro, todos se sorprenden al conocerse personalmente y saber cómo son físicamente, sobretodo las mujeres, que no son tan delgadas y lindas como muestran en la película.

Años 70. Lucha de las mujeres por el derecho al voto en un pequeño pueblo de Suiza.
A través de la vida de la protagonista, vemos que las mujeres no sólo no tenían derecho a votar, sino que tampoco podían trabajar sin el permiso de sus maridos. Cuando ella decide cambiar su corte de cabello y comenzar a usar pantalones, es un escándalo. Y ese, sólo será el comienzo del cambio.

El casting, la banda sonora, la fotografía, todo es estupendo en esta primera entrega. Sostengo que las primeras películas del universo Harry Potter son las mejores adaptadas, son introductorias, ya que al igual que Harry, nosotros no conocemos el mundo mágico y lo vamos descubriendo a su lado. A pesar de que los personajes de los adultos deberían ser interpretados por actores más jóvenes, no puedo imaginar a ninguna otra persona realizando el extraordinario trabajo de Alan Rickman o Maggie Smith, y quiero destacar a los talentosos niños, sobretodo a Emma Watson y Tom Felton.

Hacía tiempo que una película de animación no me conmovía tanto como "Coco".
Visualmente es hermosa y transmite muy lindos mensajes: la importancia de la familia (especialmente de las abuelas) y el hecho de seguir recordando a los seres queridos, porque la verdadera muerte es el olvido.

Esperando la carroza representa tan bien la idiosincrasia argentina y lo complicado de las relaciones familiares que es una película con la que pueden identificarse y divertirse diferentes generaciones.
Antonio Gasalla con su mítico personaje de la abuela es sublime.