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Críticas de DrOtaku
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Críticas 17
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
Mi daimon (Serie de TV)
SerieAnimación
Tailandia2023
7.2
95
Animación
7
27 de mayo de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
“Godzilla” (Ishiro Honda, 1954) es una obra representativa no solo por iniciar el subgénero cinematográfico conocido como "Kaiju", sino por ser una obra que representaba un contexto y dilema filosófico que preocupaba a la sociedad heredera de la Segunda Guerra Mundial: el del terror nuclear y las “monstruosidades” que la inteligencia y el poder humano es capaz de causar. No obstante, la subsecuente expansión de dicha franquicia y la aparición de otras como “Pacific Rim” —franquicia, que, por cierto, también presenta una más que decente serie de animación en Netflix— abandonaron estas preocupaciones sociales más complejas de abordar en favor del cine de acción y espectáculo carente de mensaje que tanto está dominando en el siglo XXI.

Por dichos motivos, obras y animes como “Mi Daimon” son una gratificante y enriquecedora experiencia audiovisual que bebe de esta tradición y utilizan la acción y la ficción para realizar preguntas existenciales que afectan a las sociedades contemporáneas. Partiendo de una premisa semejante a “Godzilla”, en la que los experimentos y fallos nucleares han creado una especie de “monstruos” (llamados “Daemon” en la diégesis) que “amenazan” y son enemigos de los humanos, “Mi Daimon” no solo trata el terror nuclear, sino que aborda otros temas complejos como la incapacidad del ser humano adulto de hacerse cargo y solucionar sus propios problemas, siendo incluso capaz de hacérselos cargar a niños inocentes con tal de librarse de la carga que supone el futuro de la humanidad. Y en última instancia, estos seres humanos adultos que ven sus problemas como cosas que hay que destruir y no como condiciones que hay que aceptar y con las que hay que convivir, se ven superados y absorbidos por su propia incompetencia y su incapacidad de reconocer sus propios errores. Es necesaria la visión inocente de un niño para aprender a convivir pacíficamente con nuestros errores, aceptándolos como parte de nuestra existencia y no como problemas que hay que solucionar cueste lo que cueste.

Todo esto lo consigue expresar “Mi Daimon” con creces a través de la emocionante historia de Kento (y su simpática mascota “Daemon” Anna), quien acepta los “Daemon” como unos habitantes más de la sociedad contemporánea y en los que se apoya en su viaje en busca del “Daemon” que le puede ayudar a resucitar a su madre. Y en este esperanzador viaje, Kento y Anna no solo viven situaciones y experiencias que les afectan en su desarrollo personal, sino que se encuentran con una amplia gama de personajes que representan las múltiples personalidades y comportamientos humanos, tanto los que no tienen salvación como los que son capaces de cambiar gracias al carisma y sinceridad del protagonista Kento. Y finalmente, la conclusión del viaje no solo logra transmitir esa necesaria visión de aprender a convivir con nuestros propios errores y problemas como seres humanos, sino también de ser capaces de aceptar y perdonarnos las muertes y consecuencias que nuestros propios problemas han causado, aprendiendo a superarlos y utilizarlos como herramienta de crecimiento personal para no volver a cometerlos en un futuro.

Y en términos formales, narrativos y visuales, “Mi Daimon” es también una serie muy lograda, entretenida, coherente y disfrutable, con un guion elaborado y a la altura de los dilemas que representa. “Mi Daimon” es como si la historia de Marco en busca de su madre se hubiera traído al siglo XXI y plasmado en el universo de “Godzilla”, dirigida como una versión oscura de una película de Ghibli, con un poco de visión del primer Tim Burton y unos toques de “Stranger Things”. Acción, brutalidad, violencia, gore, terror, miedo, son todos componentes que tienen cabida en “Mi Daimon” y con los que el mensaje de fondo es capaz de llegar de mejor manera al espectador, ya que está presenciando una obra entretenida, pero a su vez compleja y madura, y la que no tiene miedo de mostrar la violencia del ser humano. Con un apartado visual bastante excelente, la dirección es también muy destacable, sobre todo a la hora de la acción y sorprendentes batallas que tienen que superar los protagonistas. La animación 3D está muy bien lograda en muchos momentos de la serie, aunque quizá puede sorprender y provocar cierto rechazo en los dos primeros episodios. Los personajes secundarios que apoyan y evolucionan juntos con los protagonistas están muy bien escritos. Y presenta una emocionante banda sonora que potencia todos los elementos, desde las emociones más tristes a los momentos más terroríficos y de acción. Como dos elementos más flojos, la relación entre Kento y Anna puede parecer algo repelente en los primeros episodios (aunque luego mejora bastante) y el final puede parecer que viene un poco atropellado y sorpresivo, con un personaje antagonista que puede parecer un poco sacado de la chistera.

En conclusión, “Mi Daimon” ha resultado ser una sorpresa muy gratificante. Una buena obra de ciencia ficción oscura, muy entretenida y la que contiene un mensaje que en estos tiempos tumultuosos de nuevas guerras y amenazas nucleares lanzadas a la ligera es más que necesario. El tiempo dirá donde colocará el anime de “Mi Daimon”, pero de momento, es una serie muy recomendable de ver para captar esas sensaciones y miedos que están flotando de nuevo en los contextos actuales.
DrOtaku
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Run with the Wind (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2018
7.3
91
Animación
5
8 de mayo de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Adaptada de la novela de Shion Mura, la serie “Run With The Wind” (2018) es uno de esos animes de los que da cierta pena hablar y criticar ya que, aunque no sea pretencioso de por sí, es una serie que tenía muchísimo potencial para acabar convertida en uno de los “spokon” referentes de los últimos años, pero que por culpa de los problemas que arrastra desde su primer episodio y que no se solucionan durante los 22 restantes, acaba siendo una serie fallida, que no consigue que el espectador se crea lo que está presenciando, no lo consigue emocionar ni atrapar al cien por cien, ni consigue contagiarle de forma hiperbólica una pasión desmedida por el deporte en cuestión, tal y como sí consiguen con creces series imprescindibles y mucho mejores como la espectacular “Kuroko no Basket” (2012), la preciosa “Yuri on Ice” (Sayo Yamamoto, 2016) y la fantástica “Haikyu” (2016). Además, en este caso, la comparación con “Haikyu” está justificada ya que el diseñador de los personajes de “Run With The Wind”, Takahiro Chiba, es el director de animación de la mayor parte de “Haikyu”. El protagonista Kakeru parece el hermano gemelo de Kageyama y los otros personajes se parecen a muchos jugadores de los equipos de vóley, por lo que estas semejanzas llevan inevitablemente a la comparación, haciendo que “Run With the Wind” resulte especialmente dolorosa ya que realmente tenía potencial para, al menos, estar a la altura de “Haikyu”.

Aun con todo, “Run With The Wind” falla tanto en el planteamiento de la historia como en el desarrollo de los personajes y en intentar hacer creer al espectador que un grupo de principiantes sin experiencia real pueden llegar a la cima del deporte de competición, aunque sea a nivel universitario. Empezar la serie con un planteamiento absurdo como el de «corres en el equipo o te hecho de casa» por capricho del capitán es totalmente insuficiente para atrapar y convencer a un espectador que está acostumbrado últimamente a ver “spokon” en los que los personajes ya parten con experiencia real en el deporte, como en los mismos “Haikyu”, “Kuroko no Basket” o “Yuri on Ice”. Este planteamiento es un lastre durante todos los episodios, haciendo que resulte irónico que una trama y argumento sobre atletismo y las carreras de largas distancia a ritmos elevados sea lenta y en ocasiones aburrida. Todo esto tampoco se consigue resolver durante el desarrollo de los personajes, desarrollos que están mal llevados, no justifican en ningún momento por qué quieren correr y por consecuente no consiguen que empatices con sus situaciones e intenciones. A pesar de que sean “simpáticos”, los personajes no son carismáticos y nunca se exploran sus diferencias que los cataloguen como equipo. Incluso los protagonistas, Kakeru y Haiji, están mal definidos, sus comportamientos son contradictorios y sus "trágicos" pasados se exploran tarde, con poco tiempo y resultando también contradictorios. Y resulta especialmente llamativo que el mejor personaje y el mejor escrito sea un personaje secundario y que aparece en ocasiones muy puntuales, como el rival Fujioka.

Por todos estos errores, la serie no consigue hacer creer que, en pocos meses, un grupo de universitarios perezosos, por mucho que se esfuercen, puedan llegar a hacer carreras de 20 km y manteniendo ritmos de 3 minutos el km. No hace falta conocer el deporte del atletismo para saber que eso es «prácticamente imposible» (frase que se repite mucho en la diégesis de la serie). La labor de la serie era hacer que el espectador se lo crea, y no lo consigue, aunque los personajes sí lo hayan hecho. En consecuente no se llega a captar nunca cual es la verdadera intención de la serie y qué es lo que pretende transmitir, pasión por el atletismo, pasión por el deporte, qué es lo que significa correr, qué es lo que significa ganar, porque nos esforzamos para ganar y mejorar, etc., todo eso se pierde en una serie que corre sin rumbo fijo. Y aunque la segunda mitad de la serie pueda remontar un poco y tenga monólogos y diálogos muy bien escritos por parte del gran Kohei Kiyasu (una de las grandes “voces” del anime de los 2000) y con cierto grado de emoción y protagonismo para cada personaje, no consiguen levantar una serie con unas premisas flojas y personajes sin propósito. Irónico resulta a su vez que el guionista Kohei Kiyasu sea el “seiyu” del protagonista de uno de los mejores “spokon” nunca creados, “Hajime no Ippo” (Satoshi Nishimura, 2000). Al final, lo único que destaca con creces es la animación, muy bien realizada en muchos momentos y la música de Yuki Hayashi, que consigue dar la emoción que el guion no ofrece. Todo esto no debería pillar por sorpresa ya que el director, Kazuya Nomura, es el encargado de otros animes con el mismo potencial pero igualmente fallidos, como “Joker Game” (2016), la olvidable “Moriarty the Patriot” (2020), o algunas obras de la franquicia de “Sengoku Basara”.

Es una pena que “Run With The Wind” sea una serie que tengamos que catalogar como floja y fallida, recomendándola únicamente como un “decente” producto de marketing y de propaganda si la intención era dar a conocer al mundo y aficionados del anime la increíble carrera y evento deportivo que es la “Hakone Ekiden”. Era un evento que no conocía y que, leyendo sobre él, me ha parecido un reto deportivo increíble. Al menos le doy crédito a “Run With The Wind” por darme a conocer y crearme la curiosidad por este evento celebrado al inicio de año en Japón.
DrOtaku
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Spy x Family Código: Blanco
Animación
Japón2023
6.7
166
Animación
8
29 de abril de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película de uno de los últimos éxitos del anime televisivo como ha sido “SpyxFamily” (Kazuhiro Furuhashi, 2022) es un buen divertimento cinematográfico que, más que una película, la podríamos considerar como un largo episodio perteneciente a la propia serie, pero que presenta una duración de dos horas y con mayores valores productivos en lo referente a la animación y puesta en escena. Esto, que se podría considerar como un punto negativo, es en sí uno de los puntos fuertes de la película, ya que permite a los creadores ser conscientes del público al que se dirigen, el cual, después de 37 episodios de la serie televisiva es fan y conocedor de sus códigos y, en general, solo esperan presenciar lo mismo, pero con un guion original y la oportunidad de verlo y disfrutarlo en una pantalla cinematográfica. En términos de guion e historia “SpyxFamily Code: White”, dirigida por Takashi Katagiri y con guion de Ichiro Okouchi, no se diferencia mucho de las misiones secundarias y otras grandes y divertidísimas subtramas ya expuestas en la serie de televisión, como la sucesión de episodios en los que Yor tiene que proteger a una mujer y su hijo durante un crucero al final de la tercera temporada. En este sentido, la historia y desarrollo de los personajes quizá no estén a la altura de otras últimas películas anime proveniente de series pero que sí pretenden presentar guiones, historias y desarrollos más cinematográficos, como las increíbles “My Hero Academia the Movie-Heroes: Rising” (Kenji Nagasaki, 2019), “Dragon Ball Super: Broly (Tatsuya Nagamine, 2019), “Kimetsu no Yaiba-The Movie: Mugen Train” (Haruo Sotozaki, 2020) y “Jujutsu Kaisen 0” (Sung Hoo Park, 2021).

No obstante, “SpyxFamily Code: White” si está a la altura de estas últimas en términos de animación, espectacularidad, diversión y entretenimiento. Con un guion sencillo pero muy efectivo, con unos villanos tópicos pero que funcionan muy bien en contraposición con los protagonistas, se trata de una película muy placentera de ver, emocionante y divertida, con muchísima acción espectacular y excelentemente animada, con una dirección ideada para sacarle el máximo potencial a su clímax y con un ritmo activo en el que todos los personajes tienen sus muchos momentos de gloria y en los que destacan sin contradecirse en ningún momento con lo expuesto anteriormente en la serie. En definitiva, una excelente película que honra a su serie y es consciente de donde viene, dejando una obra audiovisual divertida que recuerda a las grandísimas películas de “Sin-Chan”.

No obstante, estos elementos en los que el filme destaca son los mismos por los que no la recomiendo como primera toma de contacto con el universo y personajes de “SpyxFamily”, ya que los códigos con los que juega están fuertemente vinculados con los desarrollados en la serie. Un espectador que no conozca la serie se puede encontrar una película lenta en su primera mitad, con un guion simple y desequilibrado que pretende mostrar acciones familiares y cotidianas con cierta extravagancia más que un guion desarrollado que tenga un trasfondo y profundidad emocional, llegando a un clímax que, aunque espectacular, no lleva a ningún lado ya que todo vuelve a la normalidad sin ninguna consecuencia real. Es una película ideada para los fans, lo cual no es nada malo sino todo lo contrario, ya que estas películas provenientes de series forman parte de todos los componentes que han hecho al anime ser anime. “SpyxFamily Code: White” es una película para fans, para que disfruten de sus personajes en la pantalla grande, pero con un guion original que mantenga la atención, el atractivo y a la vez sea digno de verlo en una gran pantalla.

Así, “SpyxFamily Code: White” no se puede comparar a otros filmes anime con mayúsculas de los últimos años, como la espectacular “BELLE” (Mamoru Hosoda, 2021) o la emocionante e increíble “Suzume” (Makoto Shinkai, 2023). Pero en su propia liga y códigos “SpyxFamilty Code: White” es una excelente película de animación y que a su vez es una gran película de espías y misiones secretas que amenazan el mundo, mucho mejor que algunas patochadas de Netflix como “Agente Stone” (Tom Harper). Además, esta película es el primer gran trabajo como director de Takashi Katagiri (quien ha trabajado principalmente como animador y director de episodios en distintas series anime), por lo que ha demostrado de sobra que en el futuro puede traer otras películas igualmente de divertidas y entretenidas.
DrOtaku
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Devilman Crybaby (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2018
7.0
2,714
Animación
9
24 de abril de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
En el año 2024 los fans del anime ya saben de sobra que Netflix es capaz de producir y crear animes originales de una gran calidad narrativa, expresiva y visual, destacando recientemente la humanista “Pluto” (Toshio Kawaguchio, 2023) y la trágica “Cyberpunk: Edgerunners” (Hiroyuki Imaishi, 2022). Sin embargo, está bien recordar de vez en cuando uno de sus primeros animes originales y que no solo sigue siendo uno de los mejores de la plataforma, sino también uno de los mejores y más emocionantes a la vez que traumáticos relatos que ha dejado el medio en los últimos lustros. “DEVILMAN Crybaby”, dirigida por el talentoso Masaaki Yuasa, destaca por abrazar sin miedo y sin complejos una historia ultraviolenta, terrorífica, gore, pornográfica en su explicitud de los desmembramientos y carnicerías y descarnada en su declaración de la humanidad como una especie sin esperanza de salvación que está destinada a su propia extinción.

Desde los inicios televisivos de “DEVILMAN” en los años 70 adaptando el manga del mítico Go Nagai, la franquicia se ha ido extendiendo durante los años, siempre narrando una historia de humanos contra demonios en la que se acaba tratando una lucha de los humanos contra ellos mismos o contra otros humanos, preguntándose si la raza humana no son los verdaderos demonios que pueblan la tierra, incapaces de crear un mundo pacífico, siempre con la necesidad de crear guerras con las que poner a prueba su egocentrismo e inhabilidad de comprender y empatizar con otros seres humanos. En este recorrido ya se encuentran algunas cintas ultraviolentas que hiperbolizan estos elementos no tan alejados de la realidad, como la OVA “Amon: Apocalypse of Devilman” (Kenichi Takeshita, 2000). En esta ocasión, Yuasa y el guionista Ichiro Okouchi se basan en la obra y personajes originales, adaptándolos al particular y característico estilo visual y psicodélico del director, el cual roza la pura plasticidad y abstracción como vía de expresar la psicología humana más depresiva y pesimista a la vez que eufórica y descontrolada, como ya hizo en la magnífica “Pin Pon: The Animation” (2014).

Aprovechándose de la abstracción y contemplación que causa la violencia y acción de las imágenes, Yuasa plasma una delicada trama con múltiples aristas y lecturas, en la que la línea principal es la historia de un niño, Fudo Akira, que carga toda su vida con el abandono de sus padres, buscando el amor ajeno en amigos y otra familia, por los que llora por sus tragedias para que ellos no carguen con un pesar semejante como el que ha cargado él durante su juventud. El protagonista de la historia es un héroe trágico y dramático que es capaz de empatizar y salvar a las personas más moralmente deplorables, como los deportistas que venden su alma al diablo con el fin de ganar a sus contrincantes, lo que finalmente les acaba pesando hasta el arrepentimiento. Y utilizando una gran paleta de personajes secundarios magníficamente escritos, Yuasa utiliza la sutil parábola de correr, no para huir de nuestros miedos y problemas, sino para enfrentarnos a ellos, superarlos con todas nuestras fuerzas posibles y ser capaces de entendernos con nuestros semejantes, lo que es en sí la esperanza que esconde la historia y se personifica en el personaje de Miki. Aun con todo, la realidad es más trágica y pesimista, por lo que, a pesar de los esfuerzos de Akira por salvar a la humanidad, nuestros propios demonios que hemos creado con nuestras decisiones y traumas son incapaces de entenderse entre ellos, buscando excusas en cualquier parte y demonios en cualquier persona para acabar autodestruyéndonos de forma vengativa, lo cual siempre será más sencillo que comunicar nuestros sentimientos los unos con los otros.

En todo ello se esconde la tristeza de un relato que en toda su pornografía grotesca y visceral es emocionante, excitante, optimista, triste, pesimista, épico, trágico y dramático a partes iguales, con un ritmo excelente y una narrativa compleja y madura que trata con mucha inteligencia y respeto al espectador que se comprometa con la esencia de la obra. Y todo esto se envuelve de una espectacular banda sonora compuesta por Kensuke Uhsio, que hila y equipara los momentos más gore, los más psicodélicos, los más épicos, los más emocionales, los más trágicos y los más tristes. “DEVILMAN Craybaby” es una obra oscura pero excelente, con mucha personalidad y complejidad en su representación de la vengativa naturaleza humana, convirtiéndose en un clásico que se citará entre lo mejor del medio anime en su historia, a la altura de obras como “Neon Genesis Evangelion” (Hideaki Anno, 1995).
DrOtaku
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Hero Mask (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2018
5.4
91
Animación
5
17 de abril de 2024
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“Hero Mask” es una ONA (Original Net Anime) de 24 episodios, que nace como un proyecto original de Netflix y está creada, dirigida y guionizada por Hiroyasu Aoki, sin basarse en ningún manga anterior, lo que inevitablemente se ve reflejado en un guion incompleto que en su segunda mitad peca en lo que muchos animes, decayendo en ritmo, seriedad, sentido y cohesión hasta un final nada satisfactorio y en cierta medida irrisorio. La gran N roja ha contribuido a crear en los últimos años diferentes animes originales, muy dispares en su éxito y calidad, algunos absolutamente increíbles e incuestionables como “Devilman Crybaby” (Masaaki Yuasa, 2018), otros horrorosos e infames como “SWORDGAI The Animation” (2018), y otros corrientes y ordinarios como el presente “Hero Mask”, todos ellos diferentes también en temática y contenido, por lo que no se puede decir que al menos no haya variedad para abordar entre su catálogo original. “Hero Mask” es un thriller conspiratorio y policíaco con aires de ciencia ficción y cierto componente existencialista y humanista, elementos todos ellos que ya han dejado en el medio obras magníficas y descomunales como “Psycho-Pass” (Katsuyuki Motohiro y Naoyoshi Shiotani, 2012), la que a su vez bebe de cintas de culto como “Ghost in the Shell” (Mamoru Oshii, 1995) y su secuela “Ghost in the Shell: Innocence” (Mamoru Oshii, 2004). Sin embargo, “Hero Mask” —la cual más que ciencia ficción presenta un mundo con una tecnología muy avanzada—, no se centra tanto en el componente existencialista, dando más peso a la parte policíaca, como en “Ghost in the Shell: Arise” (Kazuchika Kise, 2013), lo que desemboca en que lo mejor de la serie sea su acción y el cómo está dirigida.

El gran lastre de la obra es una historia que, aunque bien construida en su premisa, se desarrolla a través de un guion caótico e incoherente, tramposo y alarmante en sus cambios sacados de la manga y en el desarrollo y relación inexistente entre sus personajes. La trama se presenta en cómo el departamento de policía SSC descubre e investiga una trama que involucra grandes empresas, las cuales están creando una especie de biomáscaras que otorgan poderes sobrenaturales. Los involucrados en la creación de las máscaras descubren que la fiscal Monica Campbell, amiga de los integrantes del SSC, los está investigando, por lo que la asesinan y es entonces cuando el SSC toma cartas en el asunto para descubrir quién es el asesino y las intenciones detrás de la creación de las máscaras. Hasta el capítulo 14 todo funciona correctamente, con una trama bien construida que mantiene la intriga, seria, con un ritmo muy bueno y con unos buenos personajes que, aunque muy planos (pero sí bellísimos y atractivos en sus diseños), sostienen gratamente el desarrollo argumental; todo ello apoyado por diferentes escenas de acción, persecución, tiroteos, peleas, enfrentamientos y secuencias que sinceramente están estupendamente realizadas, impactantes y entretenidas, a la altura de la acción de la excelente “Durarara!!” (Takahiro Oumori, 2010). El problema: que a partir del capítulo 15 y hasta el 24 todo desaparece menos la acción. La trama se encamina a su decadencia a través de personajes que desaparecen sin rastro, otros que mágicamente aparecen y son determinantes para la trama, personajes que nunca se desarrollan, historias secundarias que encajan por sorpresa con la principal, unos villanos indefinidos, la falta de un objetivo claro y potente para la creación de las máscaras, y otros cambios a terrenos más humanistas y discusiones sobre la evolución humana que no pueden levantar ni mantener la atención de un guion que cae desde un precipicio. Al final, hacen lo que pueden y se precipitan para acabar la serie, dejando un final ultra predecible y nada elocuente.

Con todo, y a pesar de este gran desequilibrio entre sus dos partes, la serie se toma lo suficientemente en serio y tiene algunas decisiones inteligentes para que el espectador pueda entrar en ella y poniendo mucho (mucho) de su parte pueda encontrarla entretenida y disfrutable, involucrándose con la historia, cubriendo los huecos que deja, descubriendo las capas de los personajes que en la serie no muestran y reflexionando sobre ciertos acontecimientos y temas. Aunque esto sea confiar mucho en el espectador, si pone mucho de su parte y “perdona” su segunda mitad, puede considerar a la serie decente y aceptable. No obstante, en su conjunto, es una serie fallida que no está a la altura de otros animes policíacos de ciencia ficción como el magistral “Psycho-Pass” (2012), el sobrenatural “Ajin” (Hiroyuki Seshita y Hiroaki Ando, 2016), u otras obras de thriller mafioso como “91 Days” (Hiro Kaburagi, 2016), todas ellas mucho más recomendables que “Hero Mask”.

Al final, una de las cosas más destacables de “Hero Mask” es la animación en sí, la acción y el diseño de personajes, que sobresalen por encima de un guion descontrolado. Esto no debería pillar por sorpresa ya que el creador, Hiroyasu Aoki, aún tiene poca experiencia y el estudio encargado de la obra, Pierrot, a pesar de haber creado clásicos incontestables del medio como “Urusei Yatsura” (1981) y “Naruto” (2000) entre varios otros, tiene una carrera muy irregular con obras cuestionables como “Blue Dragon” (2007) y “Black Clover” (2017).
DrOtaku
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