Un diez rotundo. Puede que se haya tratado este tema en otras ocasiones pero eso no la hace menos impactante y perturbadora. Tiene un guión controvertido, un ritmo ágil pero que sabe pararse en los detalles que importan y una fotografía que sabe retratar los momentos clave.

Los personajes son muy creíbles a pesar de ser extravagantes para un neófito en el judaísmo ortodoxo. Todo resulta verosímil en esta producción a pesar de relatar unos hechos inverosímiles en una sociedad occidental en pleno s.XXI.

La interpretación de su protagonista es magistral, te contagia su angustia hasta tal punto que hay escenas en que tienes que apartar la mirada de la TV.

La trama es simple, su puntuación se la debe a los matices, a la forma de contarlo. Esty vive en una comunidad ultraortodoxa en Nueva York. Hastiada de sus normas, su modo de vida y su moral, huye para empezar de 0 en Alemania. Enviado por el rabino, quién no sólo es el líder espiritual de la comunidad sino el auténtico dueño y señor de los destinos de sus miembros, el esposo de Esty, Yanky, viaja a Berlín para localizarla y repatriarla. En la comunidad Hasidic en la que viven, nadie se plantea en ningún momento si Esty quiere regresar a NY o por el contrario prefiere quedarse en Alemania.

No les entra en la cabeza que Esty sea un ser humano autónomo e independiente, con anhelos, sueños, miedos, pasiones y frustraciones. No llegan a comprender por qué ha abandonado la comunidad y mucho menos que pueda estar huyendo de la opresión sufrida, de esa atmósfera asfixiante que no le dejaba vivir cómo ella quería.

Para ellos, ella es propiedad de su marido y de la comunidad en la que ha vivido, no puede ni debe tener opinión ni intención propia. Y en todo caso, si las tiene, debe subordinarlas a las de sus dueños.

El guión de la serie es magnífico, consigue transmitir muchas de sus ideas a través de sus silencios, como ocurre con el gran cine. Una grata sorpresa de esta productora, estaré al tanto de sus novedades.

Vaya por delante que me cuesta mucho poner a una película una nota tan baja. Más aún cuando el tema de la película me parece tan atractivo.

Siento no ser capaz de apreciar lo que otros espectadores han señalado como las grandes virtudes de la película: actuación de Ryan Gosling, una fotografía apabullante, el simbolismo que muestra, etc. La fotografía tiene un pase, hay planos del espacio, la luna o de la misión que están conseguidos.

El problema de la película para mí es que el guión es soso, no atrapa, da saltos entre la vida personal y el desarrollo de la misión sin conexión, los personajes no enganchan, la carrera por la hegemonía espacial con la URSS carece de tensión, el drama personal que vive el protagonista y su familia ante la incertidumbre de un regreso incierto no conmueve e incluso el compañerismo y los potenciales conflictos entre compañeros por la convivencia en una misión tan arriesgada brillan por su ausencia.

La película abre muchas líneas argumentales que podrían dar muchísimo de sí: drama familiar, compañerismo entre miembros de una misión temeraria, rivalidad entre USA y la URSS, etc. pero no profundiza, las deja abiertas, desperdigadas hasta que se pierden. El espectador se queda frío, esperando hasta el final el giro que de sentido a lo enunciado anteriormente.

El tedio llega a tal punto que cuando consiguen coronar la misión, alunizan y Neil pronuncia la histórica frase "este es un pequeño paso para un hombre pero un gran paso para la humanidad", el espectador está esperando que llegue el final para huir de la sala.

Los maravillosos medios de producción de una película a este nivel deben estar al servicio de una gran historia y en este caso, y lo digo con pesar porque la temática me encanta, para mí no ha sido así. No recuerdo haberme quedado dormido en el cine anteriormente y menos aún después de haber dormido ocho horas el día anterior y con el volumen de una sala de cine.

Damien Chazelle, has sido y eres capaz de mucho más.

Es entrañable, dura, triste y desoladora. Pero también es una oda a la naturaleza humana, a no resignarse, a luchar contra la injusticia hasta el último aliento. Es un retrato muy verosímil de las argucias de dos seres insignificantes contra los abusos del Afganistán dominado por los talibanes. Dos niñas que se rebelan contra un régimen opresor y despiadado, especialmente con las mujeres y los opositores. Dan ganas de estar allí para combatirlo, de entrar en la película para echar una mano a la valiente protagonista contra la maldad y la vileza de los poderosos. Conseguir esa empatía no es fácil y esta película lo consigue con su retrato de los personajes y la evolución que tienen.

Desarrolla sus trama principal en paralelo a otras historias tradicionales de la cultura afgana, en especial un pequeño cuento que nos ayuda a iniciarnos en los mitos y creencias de este pueblo, siempre rodeado y muchas veces conquistado por grandes potencias (Alejandro Magno, imperio persa, Gengis Khan, URSS, etc.).

Mención aparte merece su maravillosa banda sonora, para escuchar en casa después de ver la película. A los que no estábamos acostumbrados, consigue introducirnos en la música afgana, de verdad, vale la pena escucharla aparte.

Es una muy buena noticia para el cine de animación para adultos, habrá que seguir de cerca a estos estudios irlandeses.