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España España · Asturias - Madrid
Críticas de david
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Críticas 91
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
23 de julio de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

De cualquier forma, La leyenda de Tarzán empieza bastante bien con la escena protagonizada por Cristoph Waltz y tampoco desmerece la presentación de John Clayton junto al personaje que interpreta Samuel L. Jackson. Porque La leyenda de Tarzán, vamos a decirlo ya, es una película fluida que se deja ver sin bostezos ni alaridos de queja, pero que pocos recordarán dentro de 3 meses… Frase que podemos colocar en la crítica del 50% de películas que nos llegan de Hollywood (en el otro 45% hay bostezos y/o alaridos).

Primero lo positivo. Muchos han criticado los efectos especiales de esta cinta. Hace mucho tiempo que a mí los efectos especiales ni fu ni fa. Considero que los efectos especiales (si son imprescindibles, como aquí) no deben molestar a la progresión de la historia. Pero pasarse con los efectos es lo más habitual en el cine de hoy en día. ¿Son malos en La leyenda de Tarzán? ¿Hay exceso de efectos especiales? Supongo, pero como en la mayor parte de superproducciones hollywoodienses.

En cuanto al desarrollo de la historia, mi interés es moderadamente alto debido a que nunca había visto una película de Tarzán. No me acordaba ni que había una Jane… El ‘retorno del rey’ a África tiene su atractivo, y su encuentro con viejos amigos, tan humanos como animales, anima el relato. También hay algunos flashbacks marca de fábrica para algunos espectadores que como yo hayan vivido en la selva durante siglos y no sepa muy bien cómo era la historia el amigo Clayton, se sitúen un poco.

Por otro lado, tenía ganas de ver la desenvoltura de Alexander Skarsgard como Tarzán, tras seguirle un montón de temporadas interpretando al cínico Eric en True Blood. Pues nada nuevo. El mismo cínico posturitas mirada de soslayo, aunque ahora vuela (ah no, si volaba también en True Blood). Pero bien, me cae bien el chaval.

No sé, debía tener un buen día, porque hasta Samuel L. Jackson no me resultó pesado haciendo su papel de siempre. Sus chascarrillos son incluso necesarios para animar la historia (uno de ellos me sacó una carcajada y todo).

Más preocupante es lo de Waltz, interpretándose a sí mismo otra vez, y cayendo película tras película en una especie de ‘samuelización’ (o sea, hacer siempre el mismo papel, en su caso de súper villano elegante y cínico).

En cuanto a lo negativo de la película… a ver, esto es Hollywood, es verano, Tarzán… Menudos ingredientes para una salmonelosis cinematográfica. Así que yo me conformo con no haberme intoxicado mucho, haberme reído un poco y que el tiempo se pasara rápido.

Lo Mejor: entretenida.

Lo Peor: la no por esperada menos irritante marabunta final. Sigo sin ver a un blanco reinando sobre el continente negro y que todo el mundo lo celebre, incluso los cocodrilos.

[escrito por david rubio para bolsamania.com/cine]
david
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6
30 de enero de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a hacer un experimento. Pensad en vuestras películas preferidas. Ahora decidme si con alguna de ellas podéis afirmar lo siguiente: “visualmente es maravillosa pero… el guión no es gran cosa”. No, ¿verdad? Si al final el guión va a tener ‘cierta’ importancia en el cine…

Nos gustan las películas que cuentan una historia impactante, subyugante, que emocionan por sus diálogos, por la evolución del personaje, porque plantean un conflicto moral, porque nos hacen reír, porque nos permiten soñar, etc. No se trata de que la historia sea siempre extraordinariamente original, sino de que esa historia, al menos, proponga nuevos puntos de vista en los que asome la personalidad del creador.

El otro día alguien me comentó la típica afirmación del escritor resignado: “todas las historias ya están contadas”. Y yo le respondí: “tal vez… pero no contadas por ti”.

Y no era un congreso de autoayuda, es una realidad incontrovertible: puedes hablar de amor, puedes hablar de muerte, o de venganza, puedes escribir la historia de siempre, pero con un poco de talento y ambición, tendrás la capacidad de que esa historia sea única, simplemente porque no hay nadie como tú. Tan fácil (y ridículo) como eso.

Iñárritu posee una destreza técnica pocas veces vista en el cine de las dos últimas décadas, pero no tiene ni talento ni ambición… narrativa. Lo ha demostrado película tras película.

Solo en Birdman trató de hacer algo diferente y a la hora se cansó, porque lo que le gusta es trastear con los cacharros y demostrar su enorme capacidad técnica. Bien por ti, Alejandro, pero así nunca serás uno de los grandes, por muchos Oscar que colecciones.

Buena parte de las críticas positivas que he leído de El Renacido coinciden en que la historia que cuenta no es nada del otro mundo. Hay quien la resume en un par de líneas.

El Renacido se entrega por completo al virtuosismo de sus planos secuencia y a la belleza del paisaje. Impacta la forma, es una delicia visual, desde la primera parte con el ataque de los indios, pasando por la famosa escena del oso, o todo del proceso de recuperación del personaje de Di Caprio.

Bellísima, impresionante, pero nada más… Sin un buen guión, una película nunca anida en nuestro cerebro, pasa ante nuestra mirada y se pierde en el horizonte. “¿Te acuerdas de El Renacido?” “Ah sí, aquella de Di Caprio, impresionante la escena del oso, pero ¿de qué iba? Es verdad, al final ganó el Oscar”.

En cuanto a la actuación de Di Caprio, pues no sé, que le den el Oscar por favor, que si no este chaval se nos transforma en Birdman y se (*spoiler)

Pero, ¿desde cuándo una buena interpretación se mide por el grado de sufrimiento que exige el personaje? No sé, ahí lo dejo.

Lo Mejor: la parte técnica es más que brillante.

Lo Peor: el guión es poco menos que vulgar.

[escrito por david rubio para bolsamania.com/cine]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
david
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3
16 de enero de 2016
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spielberg, macho, estoy harto de ti. De lo grueso de tu simbología, de tu corrección política, del cuidado que pones en no ofender a nadie mientras certificas en cada película que los estadounidenses son el no va más a todos los niveles.

Estoy harto de tu concepto de entretenimiento en el cine, para ti entretener es simplificar, suavizar, convertir cada historia, sea bélica, de ciencia ficción o histórica en un pasatiempo sensiblero en el que el espectador llore un poco y ría otro tanto y salga del cine muy contento de sí mismo, porque es capaz de emocionarse.

Tus películas siempre son para todos los públicos, y para ti el público es una masa aborregada que necesita ser llevada de la mano mientras tú le indicas en qué momento toca lloriquear y en qué momento ha de sonreír. Cucharaditas de puré en forma de cine. Sí, tus películas son puré: fácilmente digerible, fácilmente expulsable.

Estoy cansado de que Tom Hanks siempre haga el mismo personaje, cansado de las fanfarrias cargantes de tus bandas sonoras, cansado de que un erudito del cine como tú, con un dominio técnico tan abrumador, sea incapaz de aparcar su tendencia pedagógica en el cine.

(...)

Vi El puente de los espías casi por obligación, amparándome en el interés que tengo por la Guerra fría y Berlín. Spielberg vuelve a demostrar que técnicamente es un superdotado. Pero también vuelve a mostrar todos sus defectos, que son infinidad y han sido inflados por el paso del tiempo.

La historia de El puente de los espías no daba para 135 minutos, tal y como Spielberg la plantea centrándose en el personaje de Donovan. Y es que si algo se puede decir de este director es que, a pesar de todo, rara vez aburre gracias a su ‘legendario’ sentido del ritmo. Pues en este caso aburre fino.

Que el guión de esta película esté nominado en los Oscar, demuestra que el criterio de estos premios es más que discutible. Pero con los Oscar yo mismo cometo idéntico error año tras año: creer que el criterio artístico se antepondrá a otros valores, cuando, obviamente, nunca ha sido así.

Muchas críticas ya han señalado los errores de esta cinta, así que tampoco merece la pena seguir más, tan solo me quedo con la última y elocuente secuencia. Un Donovan enfriado y cansado deja el gélido Berlín y llega a la ‘primavera’ de Nueva York, con su familia recibiéndole en mangas de camisa. Grueso como una Big Mac, Steven.

Lo Mejor: Mark Rylance está bastante bien, pero estaría mejor si no repitiese su coletilla ‘¿importa?’ hasta tres veces, no vaya ser que se nos olvide en qué momento tenemos que reír…

Lo Peor: acabar harto de un director tan capacitado como Spielberg.

[david rubio bolsamania.com/cine]
david
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9
14 de enero de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
(...)

Han pasado casi diez años desde que vi Alemania, año cero por primera vez y el impacto de la fase final de la historia se ha mantenido, o incluso se ha elevado. Porque hasta los quince últimos minutos, la película de Rossellini es buena. Pero el final es el que marca la diferencia.

Rodada en el verano de 1947, el director italiano ya había filmado la posguerra italiana en la inmensa Roma, ciudad abierta. Sabía de lo que hablaba.

La posguerra suele ser menos interesante para los aficionados a la historia. Se acaba la guerra, y se firma la paz. Ya está, cerramos el libro. Pero no. La posguerra puede desquiciar más que la contienda por el efecto psicológico que conlleva. Se ha terminado el horror, pero no se ha terminado. Las bombas han dejado de caer, pero la muerte sigue presente. Celebramos la entrada del ejército de los aliados que nos liberan de la tiranía de un loco. Pero no hay peor euforia que la que sigue al terror y antecede a la depresión. Esa es la posguerra.

Alemania, año cero nos sitúa en el Berlín de 1947, una ciudad en la que cuatro potencias (dos en realidad) toman posiciones para repartirse el territorio y el poder mundial.

Durante varios años, Berlín fue el centro de las tensiones entre dos bloques antagónicos, con tanques apuntándose a ambos lados del Checkpoint Charlie y el mundo conteniendo el aliento. Al final, la construcción del muro fue un terrible drama para los berlineses, pero un ‘mal menor’ para el resto del planeta como llegó a decir Kennedy en petit comité.

Pero de nada de esto es consciente el joven Edmund, que vaga por las ruinas berlinesas buscando cigarrillos, carbón y algo de comer. El bloque central de la película nos dibuja el drama de unas familias hacinadas en los bloques de viviendas que todavía se mantienen habitables, los inevitables choques entre ellas, el estraperlo, el sentimiento de culpa y la confusión de los ex soldados alemanes, los últimos estertores del nazismo y el embrutecimiento de la adolescencia.

Todo ello está muy bien y las escenas en exteriores son magníficas y únicas en la historia del cine, pero lo que realmente eleva la categoría de Alemania, año cero es el vagabundeo final de Edmund, sin palabras, jugando, llorando, creciendo. Y el colapso. Una larga secuencia que es puro cine.

david rubio - las mejores películas de la historia en bolsamania.com/cine
david
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5
10 de enero de 2016
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
«A ver, búscame algún colectivo minoritario que todavía no tenga película. No, no, sobre gays ya hay un porrón de películas y ya no es tan minoritario. No, tampoco, sobre enanos vi el otro día una argentina. Bueno, tan poco te pases, tal vez en el 2030 haré una sobre coprófilos, todavía es pronto. ¿Que hay un libro que se basa en los diarios de una transgénero? Venga, Lucinda, ponte con el guión, que seguro que cazamos algún premio».

La línea que separa el oportunismo de la reivindicación suele ser muy fina en el cine. Tom Hooper quiere lo quiere con La chica danesa. No engaña a nadie. Son películas de temporada, que casi nadie recordará dentro de un par de años, pero que juegan con el impacto de su historia más o menos de denuncia, transgresora y/o aleccionadora.

Como le dijo a Lucinda, su guionista, en la conversación telefónica, el bueno de Hooper espera que con La chica danesa vuelva a sonar la flauta como lo hizo con la también olvidable El discurso del rey. Porque sabe que en los Oscar la flauta suena mucho (y mal).

Desgraciadamente ya había visto el tráiler de esta película, y a pesar de no conocer la vida de Lili Elbe, es como si ya hubiese visto tres cuartos de la historia. Así es que en el minuto 3 ya solo me quedaba seguir disfrutando con las buenas actuaciones de Alicia Vikander y Eddie Redmayne. Tal vez sobreactúa un poco ella, y él no sorprende, pero sus interpretaciones y la escenografía son lo mejor de La chica danesa.

Que sí, que el colectivo transgénero merece un respeto por parte de la sociedad que seguramente no tiene en la actualidad. Que una mujer puede nacer con el cuerpo de un hombre y que seguro hay miles de dramas, de personas humilladas por su condición. Pero todo esto no hace buena una película mediocre, previsible, melosa y con final irritante.

Porque La chica danesa no arranca mal, aunque el conflicto se presenta tal vez demasiado pronto y comienzan los bostezos ante lo previsible de la situación. A los 20 minutos ya entendemos que esto es un “basado en hechos reales” y que cuyo objetivo va más allá del artístico, es un documento de denuncia y reivindicación. Nos dice: “¡Eh! Estas personas no se merecen este sufrimiento”. Muy bien, estoy de acuerdo, pero la película es anodina.

Lo siento Tom, pero esta vez la flauta va sonar para otros, tal vez en el 2030…

Lo Mejor: la pareja protagonista está bastante bien. La escenografía.

Lo Peor: previsible y lánguida, sin fuerza. Creo que la historia real está edulcorada para que no haga sentir muy incómodo al espectador biempensante. El final es de telefilme de las 4 de la tarde en Antena 3.

[escrito por david rubio para bolsamania.com/cine]
david
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