Se agradece que un gigante del entretenimiento mass-media pueda tener la posibilidad de hacer memoria histórica de un país sin temor a ser silenciado como suele suceder. Lo único malo de todo, es que la serie peca por ser demasiado central e imparcial; se entiende, porque si Netflix se atreve a hacer acusaciones directas puede meterse en problemas legales.

Colmenares es una serie amena que se deja ver. Tiene sus lugares comunes y sus exageraciones dramáticas , pero es una producción para compartir en familia con una calidad superior a la de las series y novelas que se proyectan usualmente en la televisión colombiana. Al ser de una duración reducida (8 capítulos) se fuerzan a contar estrictamente lo necesario y a no dar las vueltas absurdas y romances forzados que hoy abundan en la pantalla chica. Se nota la mano de Netflix y su divina participación con un casting perfecto, producción maravillosa, cámaras y efectos de lujo...lo que sería una muy buena novela en Colombia con ciertos tintes detectivescos (estilo hércules Poirot o Sherlok Holmes) que, de manera extraña, no son muy usuales en un país que ha rendido tanto culto a las producciones narradas desde los antihéroes. No es tan buena como Casa de Papel o alguna serie gringa, pero tiene lo suyo, se deja ver, tiene varios ingredientes que hacen buen compás. ¡Y la actuación del elenco es brutal, sobre todo la de Laura Moreno!

Sobre si Colmenares fue asesinado o no, creo que todos coincidimos en algo: el único problema de ése muchacho fue haber nacido en Colombia. Con tan mal tratamiento de su cadáver que recibió desde primer momento y tanta corrupción que nos caracteriza, impidió que la verdad certera algún día se supiera. ¿Y quién sabe si al final de todo Laura Moreno era inocente? Un caso que se alargó más de lo necesario y se llenó de niebla precisamente por la torpeza de procedimientos que desde un primer momento no se supieron hacer. Si algo mató a aquel muchacho, fue el estado. El estado con sus vacíos, irregularidades y chapucería.

Mi familia la ha visto y la ha disfrutado bastante.

Roma es una película de contemplación. Una trama que se gesta tranquilamente sin apuros y sin aburrir al espectador, porque así sucede con la vida: con situaciones que crecen poco a poco y que sólo causan ansiedad y expectativas a quienes están dentro de ellas, aún cuando el asunto exteriormente parezca no ser llamativo o contenga los "eventos extraordinarios" que se supone debe tener una gran historia de cine. Esta lentitud y simpleza en la forma no impide que el film caiga en la contemplación vacía, pues cada escena a pesar de su deliciosa naturalidad parece pensada y reflexionada, pensada en el sentido de si era significativa a pesar de su simplicidad, no como sucede en el frecuente cine regionalista que se enfoca en elementos "llamativos" pero sin fondo o demasiado desgastados ya que caricaturizan la pobreza, los acentos, al hombre latinoamericano... O que sólo se ponen ahí a la espera de que el espectador les de un significado trascendente que realmente no tienen. Por eso no me aguanto los análisis excesivos que ya andan por ahí, ¡hasta teorizando el porqué de los aviones y el excremento del perro! Pues son eso, ¡aviones y caca!

El personaje de "Cleo" (Yalitza Aparicio) es monumental. Necesario, sutil, bien construido y entrañable. No te creerías que en la vida es actriz de cine y docente.

Desde la primera parte con aquellas baldosas sin color la película empieza a hacernos preguntas y aquellas preguntas continúan incluso hasta el final del film. Alabo de esta dirección la capacidad para crear metonimias y hablar de situaciones humanas con escenas muy sutiles de breves segundos. Y no sólo esto, sino la personalidad de Cuarón, con su modo noble de ver al ser humano, dándonos una valiosa propuesta casi a bofetadas cuando nos creíamos los sabios al esperar personajes estereotipados o como nosotros los hubiéramos creado.

Al ver esta película siento que el cine está de vuelta. Que aún más ahora las pantallas se llenan de actores no tan "agraciados" y con tramas más pequeñas (y no por eso inútiles) que tocan cada vez más la vida y nos deslumbran por su belleza. Es una película dolorosa en su forma pero llena de felicidad y fé en su contenido por su propuesta de la personalidad humana.

Vi muchos capítulos porque a mi abuela le gustaba y ella me pedía que le hiciera compañía hasta tarde de la noche. La serie entretiene y divierte pero respecto a lo mala que es, tanto que causa risa por sus eternas situaciones inverosímiles, los huecos- más bien cráteres- del guión, los giros fáciles, predecibles y su interminable forma de entramarse cada vez más, todo éste conjunto de insultos a la inteligencia nutridos de los más selectos clichés de las novelas televisivas que le preceden, que se convierten en una comedia que te puede divertir si la vez en compañía y juegas a adivinar qué es lo que va a pasar o a burlarte de las pésimas actuaciones de su elenco. Un trabajo hecho de forma deshonesta, efecticista, que cuenta cada lágrima, que trata a sus espectadores como idiotas y que es la representación de la flojera de los libretistas colombianos de los últimos años que ya no hacen novelas que, a pesar de que sean de bajas pretensiones y estén prefabricadas para un público no intelectual, contengan un poco de contenido y de seso, claro ejemplo es >Betty la fea, La mujer en el espejo<. Si alguno de ustedes tiene el deseo de analizar tropos desgastados de la televisión, éste es el lugar indicado: amores imposibles, infancias traumáticas, protagonistas santones e idiotas, cambios de rostro, muertes fingidas, malvados sin escrúpulos, el popular disparo entre dos personas abrazadas y el misterio de saber a quién dispararon.... ¡un festín de clichés!

Lo único que se podría agradecer al escritor son sus referencias a la aceptación de la homosexualidad, (el lesbianismo de uno de los personajes más queridos) teniendo en cuenta que éste tipo de novelas se ven en un público determinado, supongo que éstos pequeños aportes de tono moralista en éste contexto puede que sean significativos y tengan un buen impacto social.

Después de leer varias críticas en donde se alaba y en donde se critica éste film, llego a una humilde conclusión:

- Algunos juzgan el tratamiento ordinario del jazz aquí: unos dicen que bien pudo tratarse de un baterísta como de un futbolista, un boxeador, o qué sé yo, porque a la larga la película trata sobre la relación tensa y competitiva entre el aprendiz y el profesor en la obsesión por la perfección. Pues sí y no. En defensa diré que no se trata de música, sino del arte en todas sus expresiones, pues alrededor de la película se muestran la vivencias que atraviesa el artista por sus metas: el volverse asocial, el ser un ciudadano falto de tacto, un mal novio, neurótico y procastinador, un miembro de familia "raro" con evidentes rasgos egocéntricos, en fin, un ser que se consume y se aleja voluntariamente -y encuentra dignidad y orgullo en su sufrimiento- por el amor a lo que hace y por su deseo de hacer arte, convirtiéndose en un verdadero profesional justo al mismo tiempo en que se vuelve un asco de persona y pierde el sentido común. Éste tipo particular de deterioro personal sólo sucede en el arte (pintura, escritura...), pues en cuanto a los otros "deportes" ciertamente hay un fuerte agotamiento físico y mental, pero nunca una transformación psicológica- una renuncia a los placeres de la vida- tan peculiar como la reconocida aquí en repetidas escenas en toda la película.

Quien se mueve en el ámbito del arte, incluido el fanático del cine que ahora me lee, sabe que ésta es una característica que todo artista tiene y con la que lucha toda su vida: en su interior se siente incómodamente superior al resto, a esos que no aprecian el arte y concentran sus vidas en cosas "sin trascendencia". El discurso puesto en la mesa sobre el valor del arte aquí es pertinente, pues sobran quienes son abierta y conscientemente asociales porque piensan que "los demás no hacen nada de valor":, y ésto es un tema que, a groso modo, no podría ser definido como bueno o como malo, sino discutirse muy extensamente y casi sin llegar a acuerdos totales. Es entonces cuando podemos entender desde el principio la actitud del profesor gruñón, medio desquiciado y entregado de lleno a la vida artística, y con la violencia que impregna en el estudio mientras que, por otro lado, es un tío normalón y hasta gentil en el camerino. Por eso son perfectas las escenas en las que es amable con su estudiante estando afuera, y es un demonio adentro (A excepción de la caricaturización del personaje en las escenas en que tira sillas y cosas) Estoy seguro que muchos hemos conocido a una persona similar.

Entonces probablemente lo que esté mal en ésta película sea el título en particular, el cual yo quitaría el "música y obsesión" por un "arte y obsesión", porque, apoyando lo que muchos aquí en filmaffinity han pensado, la música es sólo una excusa para la trama. Y a pesar de que se habla de ella en toda la película, no es que tenga mucha trascendencia. No hay disfrute por la música (no con tantas repeticiones), sólo un egocentrismo constante y estrés por el posible error que alimenta el argumento hablado anteriormente.

Más en el spoiler

Una película dibujada con mimo, con sencillez y con paletas de colores y trazos que atraerían tanto a pequeños como a grandes. A pesar de ser de corte dramático, evita caer y mostrar momentos obvios que podrían rozar en el melodrama innecesario para el espectador agobiado de los métodos de "lágrimas-fáciles". La historia no es novedosa, pero el tratamiento es prolijo. Las sub-historias y la historia que se repite en el inicio y el final, son sencillamente hermosas y nos muestran una visión humana desde la misericordia, el amor y la bondad. Es ya un clásico para ver dos, tres y más veces sin que aburra y que en cada vista ofrezca descubrimientos.