Estamos ante un traspaso de antorcha o de pelota (como decimos en Argentina) desde un genial director que marcó un rumbo y una época, a unos, por ese entonces, ignotos hermanos que tomarían la posta de la última película de Hitchcock para desarrollar un modo de hacer cine en la conjunción del thriller, el cine negro y el humor.

Así, en su última película, el maestro Hitchcock sienta las bases del futuro estilo de los hermanos Coen, los cuales elevarán a alturas sublimes. Es evidente que La trama tiene algo de los hermanos Coen, los cuales podrían haberla dirigido en sus tempranos comienzos: un guión complejo, varias líneas argumentales, interacciones entre los personajes que exceden lo casual, un humor irónico y efectivo, personajes firmemente delineados.

Solo un genio como Don Alfredo pudo, en su film póstumo, marcar y delinear un estilo, el cual se desarrollaría en plenitud en las próximas décadas, sin dejar de aclarar que en filmes anteriores puede observarse esta estrategia argumental y fílmica, aunque en estado embrionario.

Los amantes del buen cine podemos expresar satisfechos:
¡Adiós Alfred, gracias por lo que nos diste!
¡Bienvenidos hermanos Coen, gracias por lo que nos dan!

La visioné como película principal en su estreno de 1968, con ocho años cumplidos, y no paré de reírme junto con el público que concurría a una de las salas céntricas de la ciudad de Mendoza. Luego tuve la oportunidad de verla en dos ocasiones más, como película de complemento, en 1970, a mis 10 años, donde reviví la gracia que me había causado en su primer visionado, y, creo, a mis 12 o 13 años, en algún cine de barrio, donde creo vagamente recordar que ya no me causó tanta gracia.
Fue una de esas películas de la niñez que se quedan agazapadas en la memoria, la cual cuando surge en el recuerdo, viene impregnada de un dejo de añoranza, de aroma de la juventud, de una vida definitivamente ida, de una morriña inexplicable.
Así llego al día de hoy en que vuelvo a revivirla, treinta y ocho años más tarde, luego de buscarla incansablemente en cuanto negocio de venta de películas de cine clásico ingresaba.
Bueno, creo que estoy en condiciones de explicar la diferencia entre las buenas y las malas críticas. Es posible que las buenas sean motivadas por el recuerdo de la infancia, que de una forma poco objetiva, nos hace ver en el film lo que ya se perdió con los años. En cambio las críticas malas son de espectadores jóvenes de nuestros días, con cientos y cientos de películas visionadas, las cuales les permiten ser totalmente objetivos en cuanto al film que nos ocupa.
Reconozco que este humor afrancesado y chaplinesco de los sesenta, perdió con los años. Pero algo mediocre había en el film, ya que no sólo es el tiempo transcurrido, ya que de otro modo no podría reírme o divertirme con films mudos, o con el, en ocasiones, efectivo y excelente género americano de la película satírica, como la serie de La pistola desnuda, que por el momento no parece ser afectada por el paso del tiempo.
Es evidente que el transcurso de las décadas le cayó mal a este film, en el que uno hoy encuentra múltiples ingenuidades, que, lamentablemente, no despiertan la sonrisa en el espectador de hoy.
El espectador cumple las leyes Darwinianas, evoluciona como las especies.......

Luego de tener a la Ed Wood de Tim Burton como una de mis películas favoritas de uno de mis directores favoritos, he ido viendo la obra original del peor director de la historia. En ésta se confirma lo anterior, la peor película que alguna vez se realizó y el consabido premio al peor director justamente ganado por su estrafalaria producción. Pero quiero destacar el cariño que me despierta el personaje real Edward D. Wood Jr. y por extensión toda su troupe de freaks. En la película de Tim Burton el antihéroe nos despertaba misericordia y ternura. Esta obra semiautobiográfica me confirma en mis sentimientos anteriores y me despierta una profunda corriente de simpatía hacia este director fracasado, delirante y soñador. Creador de su propio mito, ojalá el cine hubiera dado muchos más Ed Woods, que para directores fatuos, aburridos, mediocres, seudotalentosos y soberbios, los tenemos por centenas. Edward......¡Fuiste un genio del séptimo arte! Al menos así lo creías vos.

Esta crítica quedará a mitad de camino ya que no leí la novela. Por lo que pude ver, si la película está basada en la novela en forma total como lo parece, el desenlace es por demás increíble. Resalto de la misma las actuaciones que en general son bastante buenas en todos los actores. El rubro técnico tampoco merece reproches, ya que está correctamente filmada. La dirección de actores y la ambientación de época tampoco son erradas. Pero el final nos desconcierta y desilusiona. Si la historia no está estrictamente basada en la novela, podría haberse llegado a un final realmente impactante y no que el suspenso logrado en los tres primeros cuartos de la película se desinfle irremediablemente ante una resolución increíble y que ronda el grotesco.
Lo que falla es la falta de correspondencia de la decisión final de los tres protagonistas de la historia con el antecedente argumental, el cual no deriva logicamente en dicho giro dramático, que, tal vez, con ligeras variaciones de la historia, hubiera sido algo más coherente y no tan traído de los pelos.

Cuando vi esta película para la televisión no pude más que compararla en algunos puntos a otra historia de carácter policial ocurrida en la Provincia de Catamarca de la República Argentina, al menos en lo que se refiere a la cadena de complicidades y de silencios en el entorno de los lugares en donde ocurrieron los hechos. También la muerte de ambas jóvenes, de edades similares, se produjo en un contexto similar (adolescentes, desconocidos, alcohol, droga, muerte, encubrimiento del crimen, desaparición del cadáver, políticos o personalidades poderosas locales). También se filmó un docudrama de denuncia y esclarecimiento en el caso argentino, nombre del mismo colocado en el título de la crítica.
En cuanto a la película es obvio su ritmo televisivo, pero eso mismo despierta el interés sobre lo que se relata dotándola de agilidad y claridad. Buenos y televisivos actores, correcta dirección y ambientación del film. Lo mejor de todo es que la denuncia debe prevenirnos ante hechos que puedan terminar trágicamente, que, por lo visto, puede ocurrir en cualquier parte del mundo donde se junten los ingredientes mencionados anteriormente.