Las claves del éxito de Star Wars siempre se han basado en leyendas y fantasías de caballeros andantes, princesas y magos, ubicados en un universo própio de space opera, sobre tramas de personajes de solvente carisma, en las cuales siempre subyacen mensajes de tipo místico y filosófico, trasfondo que diferencia a esta saga espacial de otras similares o referenciales como puedan ser Star Trek o Flash Gordon, las cuales se centran más en la ciencia ficción. La Guerra de las Galaxias siempre ha sido un western de fantasía, sus reglas no son compatibles con el género de anticipación. Partiendo de estas bases, opino que este episodio de Los últimos Jedi, no sólo encaja a la perfección en esta definición, sino que además aporta savia nueva a una historia que empezaba a agotarse y que llevaba mucho, mucho tiempo viviendo de las rentas de los Skywalker, y de un esquema que muchos seguidores nos temíamos se repitiese hasta el hartazgo.
Para mí esta película ha sido capaz de sorprenderme con nuevos conceptos nunca explorados de este universo, sin perder ni un ápice de su personalidad, ni desnaturalizar a los personajes clásicos. Ha sido capaz de salir del círculo vicioso del remake que tan peligrosamente frecuentó en el Despertar de la Fuerza, manteniendo sus logros y mejorando sus aspectos más negativos. J.J. supo entonces desarrollar nuevos personajes protagonistas que encajasen en el perfil galáctico, me refiero a Rey y Poe Dameron (Daisy Ridley y Oscar Isaac resp.), otros los dejó a medio terminar como el personaje de Finn (John Boyega) y en el lado de los malos no supo presentar a sus villanos. Esto lo corrige Johnson poniendo a cada uno en su lugar, desarrollando y haciendo evolucionar hacia la dualidad el personaje de Kylo Ren (Adam Driver) y restando carga protagónica al a veces innecesario Finn, representándose aquí como un personaje secundario y desmitificado.
Sin lugar a dudas no todo son luces en este capítulo, donde a pesar de tener una buena historia, esta no se estructura en un buen guión, lo cual puede parecer una contradicción en sí misma, pero con una mejora del mismo esa misma historia hubiera podido fluir de forma más clásica. Me refiero a una no sé si buscada confusión a través de tanto flashback, que hace que incluso se repitan escenas ya vistas en el final del anterior filme (esto no lo considero un spoiler). Esto no supone en ningún momento que no sea capaz de sorprendernos, emocionarnos y hasta satisfacer nuestra nostalgia con escenas autorreferenciales y con un Luke crepuscular, ya viejo, pero nuevo y nunca visto, que para mi sigue siendo una nueva esperanza para renovar la vieja fórmula y hacerla joven.

Resulta cuanto menos curioso cómo evolucionan las preferencias y tendencias, ya no solamente en el mundo del cine, sino en todo el espectro de canales que difunden la cultura de la sociedad en la que vivimos. A veces surgen fenómenos que cambian radicalmente el concepto que tenemos acerca de una idea preconcebida, fenómenos que nos golpean provocando una sensación de desconcierto, shock y asombro en el mejor sentido de los términos. Yo diría que desde que en 1989 se estrenó Batman, algo cambió en el arquetipo del héroe que se mostraría de ahí en adelante en las pantallas de celuloide. Y es que aparte de una gran película, Batman de Tim Burton redefine el concepto del superhéroe clásico hacia un tipo motivado por los más oscuros asuntos de un universo gótico, más cercano a ensoñaciones surrealistas que a la realidad de su propio cómic. De esta forma, y a pesar que esta película constituiría el origen de una franquicia dedicada al hombre murciélago, Burton da sólo unas pinceladas del mismo, difuminándolo en favor del Joker de Jack Nicholson y sus secuaces, los cuales literalmente ahogan al protagonista en un ambiente de pesadilla del que continuamente intenta aflorar para explicarnos quien es. Y al final ¿quién es Batman?, esta es una pregunta que la película ni siquiera se molesta mucho en explicar, al contrario lo presenta como alguien misterioso y enigmático del que sólo podemos vislumbrar sus motivaciones de justiciero vengador. Partiendo de esto podemos afirmar que la película carga todas las tintas en el ambiente y la estética sin molestarse demasiado en elaborar una trama creíble. Ejemplos de esta perspectiva heroica perduraron en obras posteriores burtonianas como Eduardo Manostijeras, Batman Returns, (donde se perfecciona esta fórmula), o ajenas como El Cuervo o Dark City (ambas de Alex Proyas), entre otras muchas de los años noventa, las cuales son deudoras de este film. Pienso en definitiva que Batman de Tim Burton abre un ciclo de oscuridad en la estética del cine de esa época.
No obstante con todo lo anterior quiero concluir haciendo justicia a sus actores secundarios que son los que de verdad lucen, responsables de llevar a buen término con sus actuaciones la personal visión del director. Jack Nicholson, Kim Basinger, Michael Gough y el resto del reparto, han hecho de este fenómeno de masas y merchandasing, un pequeño clásico del cine de entretenimiento que ha perdurado después de los años, sin olvidar la espléndida partitura de Danny Elfman, que completa un espectáculo a veces bajo de ritmo, que si bien no es perfecto si resulta redondo.

O darle al stop al reproductor de vídeo o salirse sin ningún remordimiento de la sala de cine, porque este es un ejemplo mas de la falta de ideas unida al mal gusto y total carencia de virtudes cinematográficas y no voy a criticarla mas porque solo vi los diez primeros minutos.

Sólo puedo decir que he disfrutado como un niño con esta película, que he estado mucho tiempo buscando algo que se le pareciera en el videoclub, y por fin descubro, a lo grande, una cinta que parece sabe hacerse con la fórmula y aplicarla correctamente para crear una fantasía de aventuras y entretenimiento, que hará disfrutar a cualquier fan del género que se precie. Y es que Capitán América versión 2011, resulta al mismo tiempo un ejercicio retro, al plasmar la época de la Segunda Guerra Mundial en el universo Marveliano, y un reboot del héroe que nos ocupa, germen para la futura franquicia de los Vengadores, ambientada en nuestros días. Sin pretensiones de ser un clásico, el film está dotado de una gran ambientación un guión equilibrado y una buena actuación de sus intérpretes, a destacar Hugo Weaving, el cual consigue a mi juicio dar una buena réplica como villano de la historia, dotando de carisma y presencia al personaje más allá de máscaras de látex y maquillaje, mientras que en el lado de los buenos, todos participan a la hora de llevar a buen puerto a Chris Evans, el cual convence incluso como joven idealista y enclenque y esperemos que "pueda seguir aguantando" los días que hagan falta en este papel.

Aquí tenemos un ejemplo de buen cine de serie B, realizado con los mejores medios, pero con ese sabor a novela pulp y con el príncipe de la comedia Will totalmente cómodo y sacando el mejor partido a sus gags humorísticos. Lo mejor para una tarde de sesión doble, acompañada por ejemplo de Abierto hasta el amanecer de Tarantino. Películas en definitiva, en las que el autor no se toma en serio ni a sí mismo, y lo único que pretende es entretener con un humor inteligente que se ríe de los convencionalismos del género, terreno donde mejor funciona.