El humor es la mejor forma de enfrentarse al virus del miedo, leí el otro día en el periódico. Y no cabe duda de que esta serie está perfectamente indicada para eso. Es una propuesta muy original, supongo que rodada por los propios actores y en sus propias casas, con situaciones con las que todos nos podemos sentir identificados y momentos verdaderamente desternillantes. Ideal para pasar un rato muy agradable y hacer nuestro confinamiento algo más llevadero. Lástima que cada capítulo solo dure 30 min...

En cuanto a su calidad cinematográfica, nada que añadir: fabulosa, con escenas inolvidables. Pero en lo referente a su visión de las mujeres y de las relaciones de pareja...

Es una verdadera lástima que la película ofrezca una visión tan colonialista y sesgada de la Turquía de la época. No es de extrañar que levantara tantas críticas al respecto y que el propio Billy Hayes pidiera disculpas por ello.
No dudo que las cárceles turcas de entonces fueran sitios insalubres donde constantemente se vulneraban los derechos humanos con todo tipo de atrocidades, pero ¿sólo los de los reclusos extranjeros? ¿Es que acaso esas atrocidades no las padecían también los presos turcos? ¿O es que para ellos eso no era tan malo pues, al fin y al cabo, estaban acostumbrados? ¿O me está diciendo que son unos bárbaros incivilizados?
Los turcos apenas están presentes en la película y aquellos que adquieren algo de protagonismo son seres mezquinos, usureros y sádicos. No se genera ningún tipo de empatía o de vínculo afectivo con los demás reclusos. Y eso en una cárcel tan abarrotada es, cuanto menos, sospechoso.
La película NO lleva a cabo, por tanto, a mi modo de ver, una denuncia de los sistemas penitenciario y judicial turcos, de las lamentables condiciones en las que se encontraban los presos en Turquía. Sólo de lo mal que lo pasan los pobres extranjeros. Más bien parece un folleto advirtiendo de lo que te puede pasar si incumples la ley fuera de tu país. Y es una pena que se quede en eso.

No se dejen engañar por la sinopsis de la película, es engañosa: el viaje a la India, que parece que va a ser parte central de la misma, se resuelve en apenas 10 minutos. La carga filosófica se reduce a dos o tres reflexiones brillantes. Y al final todo acaba desembocando en un folletín al más puro estilo hollywoodiense, que constituye la verdadera trama de la película. No es más que eso.

Como habréis podido leer en otras críticas de las que hay por aquí, este remake es una copia, plano a plano, del original. No cambia absolutamente nada. Luego a los que ya hemos visto la del 97, no nos aporta nada e incluso nos decepciona. ¿Por qué? Supongo que sobre todo por la pareja que forman Michael Pitt y Brady Corbert, el primero una cara bonita, pero sin un ápice del carisma de Arno Frisch y el segundo una parodia ramplona de Frank Grering. De ahí mi puntuación. Las comparaciones son odiosas. Para los que aún no la habéis visto, os recomiendo acudir a la del 97. Merece la pena.