Después de "Casual day", Max Lemcke nos sorprende con un drama sobre un tema tan de actualidad como la especulación inmobiliaria. En esta ocasión los protagonistas son una pareja a punto de casarse (interpretada por Fernando Tejero y Malena Alterio), que pagan la entrada de un piso que no acaba de construirse por diversos problemas. El drama se alivia con golpes de humor que, en realidad, potencian aún más el drama.

Esta es, desgraciadamente, una situación bastante repetida en la actualidad española, donde muchas familias se encuentran desprotegidos ante la barbarie económica. Este hecho hace que el espectador se sienta totalmente identificado con los protagonistas, sufriendo con su sufrimiento y deseando que se solucione su problema.

El reparto está completado por Emilio Gutiérrez Caba y Manuel Morón que interpretan, respectivamente, a un constructor y un concejal de urbanismo acostumbrados a ganarse la vida con contratos de dudosa legalidad (¿le suena?).

La película comienza con una frase que marca el desarrollo de la historia: ¿qué necesitas para ser feliz? A esto añadiría yo: ¿qué estás dispuesto a hacer para conseguirlo?

En palabras del director, la película narra la historia de un héroe anónimo, de un perdedor moderno que intenta, en representación de todos nosotros, buscar la redención de la sociedad en la que vivimos, pelear por la dignidad ante los poderosos. Además, Max recomendó esta película a todos los concejales de cualquier pueblo de España.

Un buen guión, unos buenos actores, una buena historia… ¿te parece poco?

(Vista en el Festival de Málaga)

La preocupación por las imágenes y por los planos están en un segundo plano. Rodada con cámara al hombro, se basa en el trabajo de los actores y en sus diálogos. Así, nos muestra cuatro escenas de cuatro parejas y otra escena con una pareja rota, lo que formaría el "puntocinco" del título (4.5= cuatro parejas y media).

Aunque la producción es cien por cien malagueña, la historia está rodada en Buenos aires y protagonizada por argentinos, salvo contadas ocasiones, por ejemplo en la última de las historias, donde el protagonista es uno de los tres directores (Toni Ruiz). Sí, habéis leido bien, la película está dirigida por tres personas (Juan Luis Ruiz, Israel Mondéjar, y el mencionado Toni Ruiz).

El espectador no puede dormirse ni despistarse, porque si no no se enterara de qué va el tema, puesto que, como dije antes, todo se basa en los diálogos. También destaca que son cinco historias cortas, cinco momentos puntuales de la vida de sus protagonistas, pero es suficiente para conocer a los protagonistas, para saber de sus preocupaciones, sus intenciones...

(Vista en el Festival de Málaga)

Hacer reír es una tarea bastante complicada, y esta película lo consigue. La segunda película de Tom Fernández (la primera fue "La torre de Suso"), cuenta la historia de dos hermanos científicos, un biólogo (Javier Cámara) y un zoólogo (Gonzalo de Castro). Después de muchos años separados se reencuentran, y con él vuelven las rencillas y, también, el amor común a la ciencia, aunque cada uno posee una visión distinta de cómo deben ser los métodos científicos. Ahora se unen en la búsqueda del hermano menor, el zoólogo, del retorno de los osos a la montaña asturiana.

Hay que reconocer que la historia es muy simple, sin grandes alardes ni giros inesperados de la trama. Pero, todo se compensa con una colección de grandes y divertidos diálogos (con algunos bajones) y una buena interpretación del dúo protagonista, cosa que no se consigue con todos los personajes secundarios, debido a su falta de profundidad.

No debemos perder de vista que estamos ante una comedia que, como tal, no tiene más pretensiones que divertir y entretener al espectador. Y lo consigue. También hay que destacar los paisajes, la fotografía es preciosa, con unas bellas imágenes de los montes asturianos.


(Intermedio: Tras la proyección, escuchaba a varios críticos de otros medios ser muy duros con esta cinta. Creo que los periodistas de cine se están volviendo demasiados elitistas y esperan ver obras maestras o bodrios, sin término medio. Posiblemente ahí esté uno de los grandes problemas del cine español, la pasividad y malicia con la que muchas veces nos situamos ante las películas blancas y/o comerciales (por ejemplo, la saga Torrente). Lo peor es que esa actitud no se tiene con el cine americano.)


Ya lo he comentado alguna que otra vez y lo repito ahora. Tal y como está el cine últimamente yo me doy por satisfecho con que una película me entretenga y no me aburra. No sé si me he vuelto menos exigente o que me he vuelto menos elitista y he comprendido que no toda película puede pasar a los anales de la historia del cine.

En conclusión, que recomiendo ver esta película para pasar un buen rato.

(Vista en el Festival de Málaga)

Excelente película la hispano-argentina El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. La verdad es que salí encantado del cine, tras ver una magnífica historia a caballo entre varios géneros, puesto que, aunque la trama principal es un thriller, está perfectamente mezclado con humor (contienes chistes muy buenos) y, sobre todo, destaca la historia de amor entre los dos protagonistas (Ricardo Darín y Soledad Villamil).

Además, me gustaría destacar dos cosas de esta maravillosa película. Una es la magnífica narración a través de las miradas, cómo hay muchas secuencias donde los ojos son el punto de interés visual… y logran estremecer, hacer reír, sentir el amor… gran ejercicio actoral y de dirección.

Por otro lado, el nivel de actores es muy elevado, pero me ha dejado entusiasmado la actuación de Guillermo Francella (que hace de ayudante de Ricardo Darín). Grandísimo papel secundario, favorecido por un personaje muy bien definido y redondo.

¿Qué pasa en un cerebro humano dedicado toda la vida al cine cuando empieza a fallar?. En el caso del protagonista, un director de cine jubilado y enfermo (interpretado por Enrique Belloch), se mezcla la realidad y la ficción. Los recuerdos de la películas y su ilusión por recibir un merecido, según él, homenaje hace que nos sumerjamos en un mundo lleno de juegos visuales que, en algunas ocasiones, llegan a recordar al más enrevesado Terry Gilliam (sin llegar nunca al grado de "locura" de éste).

Ésta es la tercera película del valenciano José Enrique March, y en ella ha mostrado una especial preocupación por las imágenes, para poder hacer partícipe al espectador del descontrol mental del protagonista, del artificio creado en su cabeza. Todo esto ayudado por el guión de Pablo Peris.

Es una película extraña, debido a su estética y los recursos formales utilizados... pero eso mismo es lo que la hace especial. No apta para amantes de estructuras cinematográficas clásicas. Advierto que para ver la película es necesario tener una cierta cultura fílmica para no perderse en los juegos de imágenes.

(Vista en el Festival de Málaga)