Hace unos años unos coleguitas y yo nos montamos un club de cine B los lunes por la noche para poder sobrellevar la semana mejor. Vimos bastantes bodrios del género (toda la saga del Vengador Tóxico, las primeras pelis de Peter Jackson, pelis de Uwe Boll, etc). Sí, eran generalmente malas pero te lo pasabas teta con los amiguetes y hacías unas risas con estos clásicos del terror. El Día de los muertos 2: Contagio no hubiera pasado nuestro estándar de proyección por varias razones:

1. Es rematadamente lenta para lo corta que es.
2. Es tan mala que ni tan sólo puedes reírte con ella.
3. El guión no tiene ni consistencia ni intención de atraer al espectador. Los diálogos son para besugos y las escenas se suceden sin ton ni son.
4. El maquillaje lo compraron a granel en un bazar asiático y canta como una almeja. No da ni asco.

En definitiva, es realmente indignante que te hagan pagar por semejante MIERDA que lo único que representa es una vergüenza para el género de películas de zombies. Romero no se gasta un gran presupuesto para sus películas pero su manera de hacerlas es excepcionalmente buena. Incluso Zack Snyder y Paul W.S. Anderson podrían dar buenas lecciones a este par de incompetentes que dirigieron este pestiño.

Del reparto ya no comento nada, porque estoy a punto de que me de un chungo del cabreo que tengo.

¡Hace una media hora he terminado de ver esta película y todavía no me he repuesto! Y no precisamente de una subida de adrenalina… ¡Qué aburrimiento! Que no me vengan diciendo que la película es mala porque es de un realizador británico (recordemos que hay algunas joyas como 28 Días después, 28 Semanas después, o Long time dead producidas en el Reino Unido).
No, la película es mala por una larga lista de razones. Abrevio porque me estoy calentando:

1. Clichés de películas de género a patadas. Se ve clara la intención del director/guionista de rellenar minutos a base de frases y tipicazos más viejos que el hilo negro.
2. Diálogos que mi perro los hubiera escrito mejor. Los comentarios no reflejan el estado de ánimo de los personajes y ni tan sólo se corresponden con la situación.
3. Actores de primer curso de escuela de interpretación (excepto Tom Savini). No hay caras de angustia ni de desesperación. Soy fan de Tom Savini y todavía me pregunto qué hace este semi-dios en semejante pestiño. Las ángeles-vampiro van en pelotas para que el personal masculino no pierda el poco interés que tiene este producto.
4. El técnico de iluminación se quedó sin suministro eléctrico: hay escenas exteriores en que no se ve nada porque se rodaron de noche y sin iluminación de ningún tipo. Indignante y cutre a más no poder. Por no decir de las escenas rodadas con cámara nocturna que más que miedo dan risa, ya que parece un video grabado en una borrachera de camping.
5. Ningún interés en crear expectación, miedo o inquietud. Es un palícula torpe incluso en las escenas de muerte y horror.

Podría seguir pero no pierdo más el tiempo. Ya sé que criticar es más fácil que rodar películas pero como espectador me siento decepcionado al haber invertido tiempo y dinero en una mala producción. Que la película sea de bajo presupuesto no significa que deba ser mala; todo lo contrario, auténticas obras de arte se han rodado con menos presupuesto que esta película, ya que fueron rodadas con cariño, profesionalidad, gracia y muchas, muchas ganas de hacer cine para entretener. Así empezaron George A. Romero, Sam Raimi, Peter Jackson e incluso Spielberg.
Lo único que agradezco a Johannes Roberts es que sea más breve que Uwe Boll (otro que también se las trae): la película sólo dura 80 minutos (afortunadamente).
No la recomiendo ni para incondicionales del género (a menos que sufran de insomnio).