La casualidad ha hecho que este fin de semana haya visto tres películas de Martin Scorsese: "La última tentación de Cristo" (1988), "El cabo del miedo" (1991) y "La invención de Hugo" (2011). Veinte años separan "El cabo del miedo" de "La invención de Hugo", pero hay que ver lo bien que le han sentado estos años al señor Scorsese. La "Invención de Hugo" está hecha desde el corazón y es un homenaje al cine y a los amantes del cine. Quizás la intensidad y la profundidad de los personajes de Jesús (Willem Dafoe en "La última tentación de Cristo") y de Max Cady (Robert de Niro en "El cabo del miedo") no se puedan compar con las del personaje de Hugo (Asa Butterfield), pero Hugo representa la aventura, el inconformismo, el espíritu de lucha, la osadía y, por supuesto, la pasión...la pasión por el cine del pasado y del presente. Hugo nos enseña los orígenes del cine con el mejor 3D que se ha hecho hasta el momento.

Si a través de este comentario consigo evitar que alguien pierda 92 minutos de su tiempo en ver esta película me daré por satisfecho. Mala de narices, pero de las narices de Robert de Niro en "Toro salvaje" por lo menos. No hay guión. No hay historia. No hay personajes. Todo es un sin sentido. Al señor Grierson le tuvo que asaltar la inspiración viendo "Mar adentro", sinó de qué tanto suicidio asistido en el medio marino. Algo positivo del visionado: señor Grierson no me vuelves a pillar...

Películas como ésta hacen un flaco favor a la ciencia ficción y al cine en general. No voy a entretenerme en hacer una crítica detallada porque no merece la pena. Sólo desearía que, con la época que nos ha tocado vivir, no se hayan gastado mucho dinero en su realización. Algo positivo del visionado: no creo que vuelva a ver nada más de los hermanos Colin y Greg Strause ("No hay mal que por bien no venga").