Su protagonista es un joven, de los muchos que se ven hoy en día, con una visión única y cierta, la suya, sobre cómo deben ser las cosas, que es enviado por su partido a este pueblo perdido de la mano de Dios, por obra y milagro de su 'novia' y su jefe en el partido, que así se lo quitan del medio para dar rienda suelta a sus instintos.

La situación inicial nos presenta el choque de culturas, la de estos nuevos ideólogos de ciudad frente a la de los habitantes de un pueblo, y cómo el chaval no hace más que fracasar porque la realidad es tozuda, y la gente del pueblo tiene problemas más cercanos o interesantes, o realmente las políticas que les quiere vender no tienen cabida en su día a día.

Pero a raíz de un hecho fortuito, consigue ganarse las simpatías de los vecinos frente al actual alcalde, que parece más un vestigio de la época anterior a la Democracia, y ganándole las elecciones.

A partir de aquí, asistimos a la mejor parte de la película, cuando el nuevo alcalde empieza a implementar sus políticas igualitarias y ecológicas, frente a unos vecinos que no entienden en absoluto la necesidad de tanta decisión absurda y tan alejada de sus auténticas necesidades, hasta el punto de que fruto del malestar, el nuevo alcalde acaba en el pilón, primero, y recibiendo un repaso por parte de la dueña del bar (el interés amoroso), que le hace ver que debería de centrarse más en mejorar la vida de sus vecinos que en implantar políticas que no necesitan y no quieren.

Y es en esta parte donde se echa en falta esa mala leche que lleve la trama a una sátira más crítica con estas políticas, mostrándose más mordaz con los políticos que las implantan, y que viven alejados del mundo real, y la forma en que pasaron de venir para escuchar a los ciudadanos, a convertirse en lo mismo que criticaban.

También se desperdicia la idea del interés amoroso, que podría haber dado mucho más de sí y haber ayudado al desarrollo del personaje, pasando muy de puntillas sobre ello, y resolviendo todo en unos últimos minutos finales que saben a poco.

Algunos comentan que no quedan claras las motivaciones del protagonista, pero realmente no es cierto. Si bien inicialmente parece un personaje que va buscando su propia muerte, poco a poco vamos viendo como lo que realmente le mueve es el deber de hacer algo por los demás, y de hacerlo lo mejor posible.
Al contrario que el resto de sus compañeros, él no se limito a hacer para cumplir, si no que parece buscar hacer lo que es correcto en cada momento, incluso si tiene que jugarse la vida en ello.

Así lo podemos apreciar en el momento que intenta salvar al hombre bomba, hasta el último momento, cuando insiste en buscar a los responsables de la explosión del camión cisterna, su rabia cuando encuentra al niño con los explosivos en su interior o cuando al final de la película explica a su novia lo que allí sucede y deja translucir su intención de volver a donde realmente se siente útil.
Es lo que podríamos llamar un héroe, por ese enfoque de deber hacia los demás.

Sí, Galadriel no se parece a la que vimos en ESDLA, pero seguro que si preguntamos a las madres de cada uno, nosotros tampoco somos igual que cuando éramos pequeños.

Las minas... buah, IMPRESIONANTE la recreación hecha, el lujo de detalles y cómo lucen en todo su esplendor. Si en el ESDLA se habían convertido en un lugar oscuro en plena decadencia, aquí nos muestran lo que hicieron los enanos y nos hace entender todo lo que se perdió en un momento dado (que espero veamos en la serie).

Sobre los elfos o enanos negros, dejar de cogérosla con papel de fumar por el color de la piel. Mira que a mí la corriente Woke me gusta poco, pero aquí para nada se puede hablar de inclusión forzada porque de ninguna forma se ve intención alguna de hacerles parecer mejores que los demás.