Hay que tener en cuenta que esta cinta del 2006 bebe algunas características de una obra anterior denominada “El espinazo del diablo” (2001) y se asemeja a una película realizada posteriormente como la famosa “El orfanato” (2007).

Con una temática fantasiosa donde se desarrolla una investigación sobre un pasado oscuro y secreto, se despliega un relato sobre almas de niños en pena que buscan desenterrar mentiras.

La película resulta interesante, pues a pesar de poseer esos trillados sustillos fáciles con golpes de orquesta tan de moda en el cine norteamericano de hoy día y de esparcir la impronta tan convencional de perseguir pistas que van dejando las apariciones espectrales, esta opción cinematográfica crea un misterioso halo de intriga donde la conjetura es el principal ejercicio mental que debe ejercer el espectador.

Claro que el guión tampoco tiene el factor sorpresa de otras obras maestras del suspense, pero al menos nos mantiene atentos gracias a que se nos va dosificando en justa medida los rastros para llegar a develar el misterio.

Puede que en el desenlace, una vez resuelto todo el meollo de la cuestión deje un sabor a poco, a que le falta más impacto en su revelación. Pero al menos no resulta nunca previsible y no se intuye la salida narrativa que da el cierre.

Párrafo aparte para lo mejor del filme: sus ambientes agrestes.
El pueblo y la casona del internado de niños huérfanos se erigen como la escenografía ideal para coadyuvar en el objetivo de generar inquietud y sugerir lo siniestro.
Los paisajes naturales, los recovecos húmedos de edificaciones vetustas, la precariedad de los vehículos, la sensación de soledad y de aislamiento, lo tenebroso que resulta el cementerio de la aldea... todos son elementos que favorecen a elevar la contundencia de una cinta bien conseguida desde lo estético.

Una película que no trasciende porque le faltó alejarse de los tópicos del subgénero fantasmagórico, pero que demuestra que se puede generar tensión con escasos recursos, sin mostrar sangre y sobre todo con esa atmósfera de curiosidad que despierta el involucrarse en un suceso fatídico de un pasado muy soterrado.

Una cinta que se circunscribe dentro del terror paranormal sobre ciencias oscuras con alguna impronta del subgénero giallo.
La cinta propone en su primera parte una atmósfera oscurísima, con escenarios repletos de intriga y estilo marcadamente gótico.
La acción se desarrolla dentro de una casona donde un tenebroso secreto se esconde tras una fachada inocua.
En una casona donde enseñan danza ingresa una jovencita que irá poco a poco dándose cuenta de que las cosas allí no son para nada normales.
Ambientes siniestros, lúgubres pasadizos, clima opresivo repleto de misterio, extraños fenómenos que sobrepasan la normalidad del típico asesino slasher, una fantástica fotografía y utilización de la iluminación para generar ambientes sugerentes desde el misterio, sombras y secuencias con algunos dejos de surrealismo, poca sangre y mucha intriga, inquietantes sonidos y susurros en la oscuridad, banda sonora electrónica que genera nervio y turbadora sensación de amenaza constante… Como vemos, los elementos son propicios para una cinta de suspense de atmósfera malsana con toques de ocultismo. Pero lo lamentable es que Argento no sabe dosificar la intriga en las secuencias ya que se tornan por allí demasiado largas y poco consistentes. Hay situaciones donde la protagonista se entromete en espacios muy oscuros y termina por allí agobiando la falta de precisión en la exhibición del fenómeno maligno que trastorna.
A ello le sumamos que el desenlace es tremendamente improvisado y deja la amarga sensación que la cinta funciona desde su estética pero no tiene buena base argumental. Tampoco posee contundencia en la efectividad para generar el horror por falta de manejo y capacidad en la presentación de las variantes que dan vida al conflicto principal. Argento se ocupa mucho de lo estético y se olvida de hacer un filme claro desde su perspectiva literaria.
Por ello sólo se gana como valoración un "apenas aceptable". La falta de una historia bien pergeñada y la anemia de efectividad, sumado al precipitado remate final echan por tierra todos los demás elementos positivos del filme.
Aprobada, pero con lo justo.

Es una cinta efectiva desde sus propósitos y sus objetivos trazados.
Hay que tener en cuenta de que es un slasher modernizado con toda la tecnología actual que se aplica en la industria del celuloide, más el asunto del 3D que se puede aprovechar en cines con esas posibilidades técnicas.
Pero digo que es válida la oferta porque es un filme que mantiene atentos a la pantalla al espectador por dos motivos fundamentales, los cuales son sus méritos más relevantes:
1) La truculencia y la bestialidad puesta en escena de la mano de atrapantes efectos especiales.
2) La historia más allá de desarrollar las situaciones típicas del subgénero slasher, mantiene un cierto grado de intriga de acuerdo a la ambigua identidad del asesino, la cual se mantiene en incógnita hasta el desenlace.

La historia es tópica y no busca demasiados fundamentos para la sangre derramada, no hay casi elementos novedosos exceptuando la creatividad en los asesinatos, los cuales son salvajes y en ellos se aplica toda la tecnología digital para darle un marco de impacto realmente destacable a la atmósfera del relato.
Pero por lo demás, no hay que pedirle más a una cinta que se presenta sinceramente como un slasher que se beneficia de los adelantos tecnológicos y que se esfuerza bastante para mantener el enigma hasta el final sobre quién es el asesino del pico de minero.

Otro aspecto a destacar es el apartado técnico, uno de los puntales para sostener el aprobado que se gana justamente esta cinta.
Hay una lograda estética desde la ambientación visual, los climas son relativamente opresivos propios de la claustrofobia que surge de los escenarios internos a la mina y también coadyuva a generar magnetismo el aire costumbrista del pueblo donde se produce la nueva masacre que trae a la superficie nuevamente el terror vivido en el pasado.

Por lo demás, es una convencional oferta que brinda a actores jóvenes haciendo lo que mejor saben: poner su físico y sus virtudes anatómicas para disimular las falencias artísticas. Aunque en productos de esta índole los requerimientos no son tantos para que los actores estén calificados para desenvolverse correctamente en la película.

En fin, la apruebo porque impacta desde lo estético, porque es febril en su ritmo narrativo y porque es engañosa en su afán de generar suspense hasta el final.

“Chicho” Ibáñez Serrador nos preguntaba allá por 1976 que quién podía matar a un niño. Pues en pleno 2008, Tom Shankland le contesta sólidamente con “The children”. Y sí, en esta cinta inglesa necesariamente hay que matar críos para sobrevivir.

Tremendo dilema el que se propone con esto de o pierdes tu vida o matas a unos niños que se han poseído por un extraño fenómeno. Y encima esos niños son los hijos que tanto se aman, y allí el aprieto se torna más complejo aún.

A esta cinta británica hay que valorarle su lograda tensión que brota de las fuertes situaciones que dan vida al guión: un matrimonio que se reúne en una casa de campo para pasar unas fiestas navideñas, sus hijos inexplicablemente se vuelven locos y empiezan a atacar a los adultos. Así tenemos un survival que aunque es un tanto convencional en su desarrollo, es lo suficientemente intenso y arriesgado como para destacarse dentro del terror moderno.

Y sí, la cinta no es para nada edulcorada, sino que tiene momentos que destilan mucho riesgo cuando hay que trasgredir las normas que establecen que a los niños no se les puede atacar. Y es que la película se torna tan bestial en determinados pasajes que en ciertos casos es justificable determinadas acciones que ponen los pelos de punta por el solo hecho de que se trata de violencia contra unos simples críos.

El filme juega mediante un contraste bastante notorio, por un lado la inocencia y candidez que despiertan los niños contrapuesta con la maldad y lo truculento que brota de esa misma fuente.

Un filme tremendo que pone a prueba el amor incondicional de los padres por sus hijos, y esa sensación que apremia se la sufre durante gran parte del metraje. La sensibilidad o el sobrevivir, esa es la cuestión.

Como dije, lo mejor del filme son sus climas opresivos, y también los escenarios boscosos y aislados que aumentan la sensación de desprotección en los personajes adultos. Pero también hay que aplaudir que en determinados pasajes el director haya sido valiente y nos exhiba algunas secuencias que marcan claramente la diferencia de riesgo con la mayoría de cintas comerciales donde determinadas situaciones no se ponen en pantalla para no molestar la susceptibilidad del espectador que ha pagado su entrada.

Quizás la cinta sea un tanto corta, y también se le podría achacar que no tiene subtramas paralelas ni una explicación detallada que nos justifique lo que va sucediendo en el desarrollo narrativo. Pero a mi criterio y en este caso en particular, no veo mal que escasee la información, ya que hay cintas que se prestan para que el suspense de no saber qué sucede sea más absorbente que una respuesta improvisada que se pueda llegar a dar para aclarar.

Sigo en "spoiler" sin contar nada que no deba saberse

Es impresionante cómo Stephen Sommers le otorga chispa y frenesí a la fantasía que despliega en sus cintas.
Aquí nos desarrolla una efusiva aventura con muchos toques fantasiosos y algunos dejos cómicos, con una inmejorable atmósfera estética que surge de la mano de logradísimos efectos especiales tanto visuales como sonoros. Pero no sólo es un director que derrocha presupuesto en el departamento técnico de efectos, sino que sabe concatenarlos muy bien con la acción real de los actores de carne y hueso. Todo el aspecto del live action convive a la perfección con todo el espectro digital realizado con los ordenadores, y ello es un mérito porque de esta manera sus filmes ganan en realismo y en excite visual.
Gran diseño artístico en toda la parafernalia rimbombante y en la pirotecnia que se despliega a la par de la aventura. Todas las locaciones y los ambientes escenográficos coadyuvan para ganar en emociones, para no darle ni un segundo de tiempo al aburrimiento.
Claro que la historia es sencilla, pero se le puede pedir más a un blockbuster familiar que incluso tiene aires de estar orientado al público infantil? Creo que no es un defecto ello, sino que es una salida inteligente la de no complicar demasiado las intencionalidades de los personajes ni el ahondamiento complejo en las subtramas, todo ello para lograr y favorecer el entretenimiento contundente.
Impactante cinta desde su aspecto estético, sumamente dinámica y arrolladora desde su ritmo narrativo, atrapante en sus variantes fantasiosas.
Una cinta notable, que levanta el nivel de la primera parte, que posee mucha enjundia y elocuencia desde el despliegue físico de las interpretaciones, que también está muy bien acompañada desde la música con imponentes melodías sinfónicas y algunos cortes épicos autóctonos de Egipto.