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Críticas de Anibal Ricci
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Críticas 354
Críticas ordenadas por utilidad
9
23 de enero de 2022
7 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escenas despreocupadas y un aire de nostalgia situado en Los Ángeles de la década del 70. La reconstrucción de época es simplemente maravillosa, la música es el telón de fondo perfecto para retratar a los personajes. Gary, un joven productor de 15 años, que invita al bar a una chica 10 años mayor, Alana, aspirante a actriz que tiene una vida mucho menos resuelta que la del joven Gary.

El título de la cinta corresponde a la manera popular con que se denomina a los discos de vinilo, parecería un fetiche de la época de la adolescencia, pero las escenas están tan bien urdidas, que fluyen naturales entre esas canciones y un montaje que no deja rastros de su hilván.

Son imágenes de un color antiguo que flotan ante los ojos del espectador y reflejan fielmente los inseguros pasos de la adolescencia. Esa magia en que creemos estar viviendo una secuencia que no se detiene cada vez que nos levantamos, ese apenas atreverse a rozar la mano de una chica y aunque no pase nada (el sexo no era necesario en esta cinta) las emociones desbordan a estos personajes. Gary se involucra en variados negocios, arma su vida a cada instante, mientras Alana siente que va tomando decisiones equivocadas y que su vida no alcanza ningún objetivo.

La química entre los dos actores jóvenes puede que sea el epicentro de la película. Él es encantador y no esconde dobleces; ella apuesta por una sensualidad que no siempre es tan genuina, pero el cariño que siente por Gary va aumentando conforme pasan estas dos horas deliciosas.

Gary observa desde lejos como Alana se relaciona con algunos chicos mayores. La idealiza y está ahí para sostenerla en cada caída. Su amor es leal e ingenuo, en cambio Alana muchas veces es cortante y desnuda la realidad de una vida futura no tan promisoria.

Los personajes secundarios aparecen los minutos precisos en escenas que develan las obsesiones de unos adultos que no congenian con el tono mágico que fluye entre Alana y Gary. La cinta no incurre en los cinismos típicos de las comedias románticas, hay una estética luminosa que nos impone el punto de vista de estos chicos y sentimos sus vidas como propias.

Las historias secundarias de hecho nunca se concretan, el espectador las ve salir por unos fuera de campo inconclusos, sólo interesa el destino de la pareja protagónica e incluso al final, esas anécdotas adolescentes parecen llegar a su fin y al espectador le queda una sensación de que se le escapa el agua entre los dedos.

Los travellings de los chicos corriendo por las calles o acudiendo a su encuentro son fantásticos. Fotografían ese amor de estar compartiendo los instantes más alucinantes de sus vidas, capturan ese tiempo que vuela ante sus narices.

La película semeja una sola escena continua donde escasean grandes acontecimientos, sólo fluye el sentimiento de una época que parece extenderse de manera placentera en la retina del espectador.

Quizás el mérito mayor de la cinta es que logra que rememoremos nuestra época adolescente, entendamos los pequeños conflictos de los personajes y los amemos tanto como ellos mismos.
Anibal Ricci
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8
5 de febrero de 2021
5 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guion ingenioso (brinda muchas posibilidades al espectador) para dar cuenta de un tema escabroso, donde el mensaje es rotundo, aquí no hay medias tintas, si participas en una violación, todos son culpables, hombres y mujeres, observadores y ejecutores, encubridores y los que no hacen nada, para esta joven directora no hay espacio para el relativismo moral.

Esta es la ópera prima (en el cine) de Emerald Fennell y vaya que sabe cómo contar una historia. Recuerda el talento innato de Xavier Dolan para elegir planos, colores, como si no le costara nada filmar las escenas y un repertorio musical que no resalta por su calidad (la mayoría son tontas canciones para adolescentes) pero sí por un perfecto engarce de contrapunto para llevar el sarcasmo a niveles insospechados. Claro que el tema es serio, muy dramático, aunque Fennell prefiera navegar en las aguas de la comedia negra y transformar a una actriz encantadora como Carey Mulligan en una persona herida, de rostro inexpresivo que consigue interpretar el papel de mujer vulnerable, en permanente estado etílico, para luego aleccionar a los victimarios, a los que Cassandra Thomas transforma siempre en víctimas.

Estamos frente a una actuación merecedora de Oscar (Mulligan siempre ha sido talentosa, incluso para elegir sus proyectos), pero es indudable que el mérito es de la directora para sacarle el máximo de partido a una actuación desgarradora, que en los momentos de tensión sexual opta por el diálogo irónico, nunca queda claro hasta qué punto daña a sus supuestos victimarios, aunque hay indicios de que puede llegar hasta las últimas consecuencias.

Hay alusiones a otras películas del género de venganza sexual como Hard Candy (David Slade), de hecho la directora copia planos de manera impecable, pero incluso cuando Cassie se disfraza de enfermera (de nombre Candy) para vengarse del violador, de pronto pareciera que Nastassja Kinski deja la sinceridad de Paris, Texas (Wenders) para volverse cínica y una verdadera dominatrix frente al violador que se escudó en su juventud e inexperiencia, aunque el espectador se dará cuenta de que este abusador siempre será capaz de cualquier cosa con tal de salvar su nombre.

La directora posee un gran olfato para mezclar música pop con Wagner. Utiliza paneos envolventes, picados y contrapicados, silencios cuando hay que remarcar la locación (bosque idílico, habitación con decoración de casa de muñecas), recreaciones religiosas para un personaje que de santa no tiene un ápice, pero que a veces es capaz de empatizar con los victimarios e incluso perdonar.

Cassandra Thomas es un personaje complejísimo, una especie de Caperucita Roja que deambula por el bosque al son de un violín desquiciado al punto de la desafinación. Qué gran escena de suspenso, aquí hay talento en bruto que seguramente dará que hablar en el futuro, recordemos que este es su primer largometraje.

El uso de planos fijos es marca de fábrica, intercalados con un timing envidiable, son planos americanos muy limpios y simétricos que sacan a Stanley Kubrick de su tumba.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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9
2 de marzo de 2021
2 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora utiliza un enfoque cercano al documental para plantear la historia, verdaderamente expone la anécdota en un tono de corte naturalista (neutro si se quiere) y apenas filtra alguna posición moral, más bien el espectador es quien debe sacar sus propias conclusiones.

Sin embargo, el trabajo estético no se queda en los planos fijos. Hittman emplea tonos grises y respeta una cronología lineal, pero en cambio sus travellings expresan estados de ánimo, los viajes en bus y las caminatas por la ciudad reflejan una experiencia casi onírica, hay algo de Wenders en su cine, la idea del “movimiento falso”, el recorrer distancias para volver al punto de partida.

La maestría de la directora es utilizar elementos del cine clásico, en el sentido de que las transiciones de escenas son perfectas, no se nota el hilván y captura al espectador en una telaraña urdida con meticulosidad, el tiempo se vive en tiempo real, pero a la vez sientes que no te puedes despegar de la historia, se percibe genuina, desarrollada en primerísima persona, cada paso de la protagonista es registrado minuciosamente y lo que expresa la cinta es la lectura de la mente de Autumn, una chica de diecisiete años que ha quedado embarazada y desea practicarse un aborto.

Hay diálogos que parecen sin importancia, pero son metafóricos. ¿Alguna vez has deseado ser un hombre?, le expresa su prima Skylar. Autumn es una adolescente quitada de bulla, que al parecer no tiene mucho arrastre con el sexo opuesto. En su mundo, las mujeres tienden a presentar rasgos más humanos que los hombres, ellos la molestan todo el tiempo y se aprovechan de la debilidad de una mujer, claramente son unos patanes. Ese maniqueísmo no perturba el realismo de la cinta, recordemos que en todo momento las imágenes dan cuenta de la psiquis de la muchacha.

En otro instante, cuando el aborto ya fue realizado, las dos primas están disfrutando de comida chatarra y Autumn dice que es “buena para el alma”, ante la afirmación de Skylar de que probablemente “es mala para la salud”. Claramente la directora no se está refiriendo a la comida, puntualiza sobre el aborto, efectivamente para Autumn haberse deshecho del feto representa un alivio. No más preocupaciones, ni mentiras a los padres, simplemente se trata de su cuerpo y los dolores de la intervención ya pasarán. ¿Dolió?, le pregunta Skylar, y Autumn aclara: “Sólo fue incómodo”.

En la película hay variados apuntes simplistas, propios del mundo adolescente. A Autumn le molestan las personas demasiado religiosas: la primera consejera y los fanáticos de la calle. La religión no tiene respuestas para la experiencia que le ha tocado vivir, desea simplificarse la vida y hacerse un aborto representa la solución a sus problemas.

La directora no plantea dilemas morales, le interesa su personaje. La acompaña en todo momento en este trance que se vuelve extenuante, primero los consejos de la asistente social de su pueblo de Pensilvania, donde al parecer el aborto no es legal. Con la ayuda desinteresada de Skylar viajarán en autobús hasta Nueva York para llevar a cabo el procedimiento definitivo. Apenas tienen unos dólares, no tienen donde quedarse y para más remate, el feto tiene dieciocho semanas y deberán sacárselo en dos intervenciones efectuadas en días sucesivos. Las primas duermen en lugares públicos y Skylar deberá enredarse con un muchacho a cambio de algo de dinero.

Un tema importante de la película es el apoyo incondicional entre mujeres, tanto entre las primas, pero también las asistentes sociales que la acompañan en el proceso. Para la directora, el aborto es un asunto de chicas, que sufren los padecimientos sobre su cuerpo, en el mundo de Autumn los muchachos no tienen derecho a opinar.

El enfoque de documental con pinceladas oníricas está filmado con una fotografía áspera, que tiene como función ocultar las emociones de Autumn, hasta que llega el momento de la verdad y la protagonista debe responder con las palabras del título a un cuestionario sobre aspectos de su sexualidad. Parece un trámite ante la primera pregunta, aunque a la tercera el cuestionario tiene más que ver con la razón para tomar esa drástica decisión y se suceden primeros planos donde Sidney Flanigan simplemente deslumbra y con sus gestos y silencios aporta todo el caudal emotivo que requiere el film, nos deja congelados ante ese plano fijo donde asistimos al milagro de las escenas que no se borran de nuestra memoria.

El trayecto de regreso a casa no será tan largo, el bus se interna por un túnel donde la oscuridad va quedando atrás y al salir de ese espacio sin escapatoria por fin vemos la luz, las ventanas dejan entrar algo de esperanza y Autumn por fin puede descansar.
Anibal Ricci
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8
10 de enero de 2022
3 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director ha recreado momentos de su infancia en este guion realizado con mucho cariño por los personajes.

Introduce de inmediato al espectador en el Belfast ambientado en 1969, año en que se inicia el conflicto entre los protestantes y la minoría católica, conflicto que se prolongará por otras tres décadas y el que Branagh traslada a la mirada de Buddy, un chico de nueve años interpretado por un magnífico Jude Hill. El aterrizaje en ese mundo de palos y bombas molotov es violento, pero el director lo observa con ojos de niño, por lo que el carácter terrorista que adquirirá el conflicto no será el foco de atención principal.

La mirada tierna y lúdica también se materializa en los diálogos que sostiene con sus abuelos, unos increíbles Ciarán Hinds y Judi Dench.

Caitriona Balfe está perfecta en el papel de una madre abnegada y que el chico idealiza y ve siempre hermosa e incluso cuando se enoja parece ser una persona muy dulce.

La fotografía en blanco y negro es luminosa, la de un maravilloso recuerdo infantil, que de vez en cuando recurre a unos contrapicados de la familia enfrentados contra un cielo luminoso, a pesar de la violencia que se respira en las calles llenas de barricadas y vecinos con antorchas.

El guion triunfó en los Globos de Oro, es una hirtoria simple muy bien hilvanada y el casting acertadísimo nos sitúa en esa infancia que convive a diario con la muerte y que la religión aborda de manera tan tosca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Anibal Ricci
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