Una película de la época clásica que destaca por los escenarios donde se rodó.

Una trama detectivesca que se desarrolla muy anárquicamente, con el habitual científico loco, que en este caso no se sabe muy bien que busca, pero que está detrás de víctimas, que como es habitual, son mujeres guapas y jóvenes, (quizá faltó sugerir que fueran vírgenes o algo así para rizar el rizo).La última media hora de película es un desvarío completo, que en parte recuerda a otras películas del cine mudo de mayor calidad.

Bela Lugosi no está mal, aunque tampoco es que esté precisamente bien, como el resto del reparto.

Por algunos toques de humor y por el trabajo de fotografía de karl Freund y de escenarios le subo algo la nota.

Puff,... de verdad que lo único salvable en esta obra es la dirección, porque el argumento es flojísimo, deslabazado e incoherente.

Todo está muy mal explicado. Debemos situar la película en el contexto de un país nacionalcatólico, en el que el cine encuentra enormes dificultades para desarrollarse como medio, aunque intuyo que en este caso las apariencias tienen más importacia que la realidad. Lo digo porque la historia de meterse a cura y hacerse sacerdote, resulta rídicula, parece más bien que tiene como objetivo congraciarse con la censura del momento y ser vista con buenos ojos, como ejemplo del cine que se debía hacer en los 50.

Supongo que lo que de verdad atraía el interés del director era desarrollar una trama de cine negro que nunca queda del todo clara, y que está influído por el cine de Hollywood, como se puede ver tanto en los decorados de la casa, como en los de las trincheras, como en la elección del vestuario del elenco de actores.

En resumen: mala sin paliativos.

Esta obra no es cine, es un ejercicio de documentación personalísima que podría haber sido grabado por las cámaras de vigilancia de edificios públicos. En el estilo habitual de la directora Chantal Akerman, con cámara fija, empezamos a contemplar el paisaje humano de diferentes lugares desconocidos de Europa del este.

La directora muestra ríos de gente, esperando en las estaciones de trenes o autobuses, caminando en heladas calles o circulando en coches por las carreteras y avenidas, con travellings laterales a plano fijo.

Poco más se puede decir de este documental, en el que se observa la incipiente llegada del capitalismo en estos lares del mundo. No tiene guión, ningún comentario, no hay descripción ni diálogos, solo paisajes urbanos con gentío andurreando de aquí para allá.

Este estilo minimalista y ascético, no es nada complaciente con el espectador y requiere enormes dosis de paciencia por parte del mismo. En ocasiones funciona en alguno de sus documentales, pero solo en los casos de que estos tengan un argumento o hilo narrativo, como con "Del otro lado", cosa que no aparece aquí.

En resumen, este experimento es una pérdida de tiempo.

Con el poético título de "Cuando el destino nos alcance", se presenta esta película de ciencia ficción distópica mostrando un mundo superpoblado que debe enfrentarse al importante problema del cambio climático y la escasez de alimento. Es decir, que como suele suceder con las obras de ficción del estilo, si el presente es malo, agárrate los machos, porque el futuro es aterrador y el apocalisis es lo que nos espera.

Sucede esto en paralelo con el desarrollo tecnológico, que por razones de poder, siempre es usado para el favorecimiento de unos pocos sobre el populacho, el vulgo infecto, la mayoría de la sociedad; vamos la gentuza que pulula por doquier cual zombies en nuestras calles, y que se reproduce como conejos. Cuántos ejemplos hemos visto ya en este tono sobre la misma temática: escasez de recursos en un futuro desolador, la lista de novelas y películas es un no parar en cuanto a la fijación permanente en mostrar un turbio futuro nada venturoso.

Por esta película han pasado los años como una losa, y tanto el vestuario como la apariencia retro setentera de los actores y la decoración impide que se la pueda tomar en serio, sin que por ello resulte entrañable. No obstante, el guión es muy pobre y la acción depara pocas sorpresas interesantes. No es siquiera aliciente suficiente el plantel de caras famosas que intervienen.

Lo que sí ha proporcionado es fuente de algunos chistes en varios capítulos de Los Simpson, motivo por lo cual podemos decir que en cierta manera, este estropicio de película ha merecido de alguna forma la pena.

Por lo demás, un Charlton Heston con sobacos sudados al estilo Camacho, (recorriendo calles, callejuelas, galerías, pasillos de fábricas, y alguna entrepierna de jóvenes damas), hace lo que buenamente puede, o mejor dicho, lo que se esperaba de él, que tampoco podía ser mucho, contando como base este producto.

Lo mejor de la película es ver en pantalla a Amparo Muñoz, tan guapa como mala actriz. Todo lo demás es penoso.

Estamos en los primeros años de la llegada de la democracia, y el cine de destape se encuentra en todo su apogeo. Mezcla la realidad, (y la fantasiosa), política del momento (que en muchas cosas tampoco es tan diferente a la de años o décadas posteriores) con las problemáticas sociales inventadas o reales de las altas clases.

Sinceramente este disparatado largometraje es cutre, con un guión poco y mal trabajado, (esperpéntico desde cualquier punto de vista), con una dirección muy pobre y unas interpretaciones horrorosas.

Subproducto del cine español para mayor gloria de sus detractores, que son muchos, y en ocasiones como en esta, con razón.