Imagina que eres Dios y pones a prueba a varias chicas, dejándolas en una isla desierta para que luchen por sobrevivir. Aprietas, pero no ahogas, porque así es Dios, así que les dejas unas cuantas maletas con objetos útiles para salir adelante.
Dios es misericordia. El fin es bueno, seguro, no hay que dudar de los actos divinos. Ellas aprenderán a cooperar, a conocerse mejor, a valorar lo que tienen. Ya sabemos que la juventud hoy en día se queja por todo (ironía), así que apartadas del mundo, de las redes sociales, de la protección del hogar, saldrán mejores personas, como nosotros de la pandemia (jeje). Y la humanidad aprenderá una lección, la ciencia entenderá el comportamiento humano y eso mejorará las relaciones y el feminismo.
La serie es entretenida, la típica de supervivencia, y además creo que refleja bien algunas problemáticas adolescentes y femeninas. Esto es importante. Pero yo no puedo sino odiar a Dios. Y si, como decía Benedetii, ¿Dios fuera mujer? Flaco favor asemejarnos a él, chicas.

El lápiz del carpintero narra una de las tantas historias tristes ocurridas en España durante la guerra. Habla de una pareja de amantes separada por los fascistas. Él está preso por comunista, así que le pide a ella que le olvide, que no le visite, que no le escriba... dice que no quiere verla en la cárcel (qué lugar tan feo), que no quiere que sea infeliz por él, esperándole... "la dejo escapar ya que yo no puedo escapar", dice en un momento de la película. Y todos nos ponemos un poco tristes...

Es de esas películas que te hacen reanimar el odio hacia los que decidieron que eso de la República era una tontería y que lo mejor era acabar con todo ser pensante. Primero porque te muestra directamente los fusilamientos a los que sometían a a cualquiera que no fuera un animalillo domesticado por Franco, y segundo porque nos relata en primer plano la separación forzosa de una pareja enamorada, muy enamorada, de esas que se aman como aman los poetas. Y claro, eso como espectador, no se perdona.

La película tiene más, fudamentalmente por el personaje interpretado por Luis Tosar, que es el más importante, el que muestra la compejidad del ser humano, lleno de dudas y dilemas. Lleno de miedos.

Pero lo que no hay duda es de que a pesar de que, como se dice siempre que se habla de las dos Españas, hubiera gente buena e ignorante en ambos bandos, uno termina la película recordando que los responsables de tanta tragedia no fueron juzgados. Si, pienso inevitablemente en Manuel Fraga, por la proximidad de su fallecimiento y por el vergonzoso reconocimiento que se le hará con una calle en Madrid. Tú terminas de ver la peli y piensas que ese hombre responsable de torturas, que firmó personalmente la ejecución de militantes del PCE y que se encargó de justificar otras tantas muertes "con la legitimidad de las metralletas" según sus propias palabras... piensas que ese hombre murió sin ser juzgado, y sólo te queda decir, como inmortalizó Lluís Llach en Campanadas a mort, "les perseguirán nuestras memorias para siempre".

Pues eso, que nuestra memoria te persiga para siempre, Don Manuel.

A mí, por norma, no me gusta la policía. Y los antidisturbios menos. Sé que es un trabajo seguramente necesario, pero si decides ser el tío de la porra, no esperes que yo sea simpática contigo, que decía alguien. Partiendo de esa premisa, la serie me gusta. Los policías aquí no son superhéroes, son tíos bastante patéticos: acosadores, machistas, corruptos, cobardes, chulos y violentos. Pero tienen un trabajo de mierda y eso hay que reconocerlo, y la serie así lo demuestra.
El primer episodio es una maravilla. La tensión en el desahucio te hace sentir que estás allí. Yo del lado de la PAH, me veo sentada en el suelo mientras varios tíos con casco me sacan a la fuerza; puede que algunos se sintieran en la piel de los maderos que tampoco querían estar allí.

Luego la serie pierde un poco de ritmo, porque es imposible continuar a ese nivel, pero en ningún momento se olvida de mantener nuestra atención. Ya con más calma vemos el miedo del que falla un día en el trabajo y en el que todos seguramente nos reconocemos en algún momento. El temor a las consecuencias, la desesperación y el trato con la familia cuando la cabeza no puede pensar en otra cosa. Y la basura que rodea todo escándalo: prensa, jefes, empresarios y políticos.

Hay un par de detalles que no me convencen y que comento en spoiler. Pero es evidente que los seis capítulos se ven con mucho gusto.