Jason Statham apuntaba maneras en "Transporter" como nuevo emblema del cine de acción en Hollywood. Desgraciadamente, quitando algunos títulos contados con los dedos de una mano, este calvo no deja de hacer películas como churros, cuya calidad no pasa del aprobado justito. Esperemos que no baje más el nivel y acabe en el olvido como les pasó a Van Damme y Steven Seagal, por ejemplo.
En este caso, es un padre de familia en un pueblo donde hay unos delincuentes muy duros y chulos que le causarán problemas hasta el punto de acabar a tiros y golpes.
Por un lado, cuenta con un toque de drama que intenta adornar la película como algo mejor de lo que es. Creo que Statham es un mal actor y que no debe hacer nada que no sea pelear y disparar, con lo cual toda la trama que montan en plan familiar, tal vez le sobre un poco. Al menos está James Franco para aportar algo más a nivel interpretativo.
Cuando se acerca al final, sí que es pura acción, pero en conjunto se queda un poco coja.
Me ha sorprendido ver aquí a la perdidísima Winona Ryder, que desde que tuvo sus problemillas apenas se deja ver en el cine.
También noto que está muy bien dirigida y que tiene una fotografía estupenda, para ser una película de este tipo.
Yo diría que es un film "alimenticio". Es decir, que te entretiene mientras lo estás viendo, pero que no da ni frío ni calor. Se pasa el rato pero no emociona demasiado, y fácilmente te puedes olvidar de ella a los pocos días. Por tanto, no es ni más ni menos que una película de Jason Statham, no de las mejores ni de las peores, sino de las del montón, que son muchas ya.

Muchas películas de animación japonesa son incomprensibles con sus innumerables paranoias. Lo malo es que en este caso, la película supuestamente continúa la historia de un juego, con lo cual si no hemos jugado a "Final Fantasy VII", esto no hay quien lo entienda.
Al principio hay un prólogo que más o menos explica algo, pero a lo largo de la película no paran de salir personajes (algunos realmente horteras) que se conocen entre ellos de toda la vida. Tampoco cesan las referencias a hechos que del pasado, y que a alguien que no ha jugado (como yo) nos pueden sonar perfectamente a chino (o japonés).
Ni siquiera voy a intentar molestarme en resumir de lo que va la película, porque es que no sé de lo que va, sinceramente.
Hay otra cosa que no me gusta, y es la textura de la imagen. Hay una saturación de brillo que difumina a los personajes y a los objetos, y eso que la he visto en DVD. Supongo que esto formará parte del estilo de animación, pero preferiría un mayor contraste que le diera un mejor aspecto en general.
Pero esas dos únicas cosas son las que les achaco, porque ahora toca explicar por qué, pensando así, le he puesto todo un 7 de nota.
La infografía es excelente. No es tan maravillosa como la de la película que se estrenó en cines con el subtítulo de "La fuerza interior", pero tampoco está muchos escalones por debajo. El diseño de los personajes es muy vistoso, así como el de los vehículos, armas y criaturas (especialmente el del bicho volador). Se nota que este universo procede del mundo de los videojuegos, porque también cuenta con unas estupendas secuencias de acción con un fuerte componente "manga" muy "friki". No cesan las peleas, persecuciones a motor y tiroteos, con ruptura de las leyes físicas, pero que terminan siendo un potente espectáculo visual.
También tengo que destacar su frenético ritmo, que ya quisieran muchas otras películas (universo manga incluido). La trama es muy confusa, como he comentado al principio, pero como pronto deja paso a una acción incesante, termina dándome igual.
He disfrutado bastante la película, pues está cargada de espectáculo con esencia de videojuego. Y eso que tengo que reconocer que no solo no he jugado a "Final fantasy VII", sino que no conozco ninguna entrega de la saga. Pero como me gustan mucho los juegos de acción en general, esta película es una gozada para la vista.
Eso sí, para gente no "friki", yo no la recomendaría.

Esta película tiene claramente dos caras.
Podemos verla como un simple drama con forma de historia de carretera. Como en todo este tipo de relatos, unos personajes que no tienen nada que ver unos con otros se conocen en un viaje y terminan haciéndose grandes amigos. La excusa es conocer a John Lennon en un rodaje que hizo en Almería. Esto lo quiere conseguir el personaje de Javier Cámara, un entrañable profesor que nos caerá bien prácticamente desde el primer segundo. Le acompañan dos jóvenes que han huido de su casa. Drama y amistad con buenos diálogos y una buena dirección de actores. Claro que teniendo a Javier Cámara y a Trueba como director, no es extraño que solo por eso ya esté bien la película.
Luego hay un segundo plano que está implícito. Se trata de una crítica social a la España franquista, donde se educaba a base de palos, las mujeres eran un cero a la izquierda y un muchacho podría recibir una paliza simplemente por llevar el pelo un poco largo. Aunque el argumento va por otros derroteros, la sociedad de esa época está perfectamente mostrada y nos hace ver muy bien cómo se vivía en aquel momento. Todo esto ya lo llevamos viendo en muchas películas y series, pero nunca está de más ver cómo eran las cosas hace tan solo una generación y el cambio tan radical que han supuesto los últimos cuarenta o cincuenta años.
En esta ocasión, los premios sí los veo justificados pues me ha parecido un buen trabajo, no como otros títulos laureados con el Goya y que realmente no valen ni un duro.

La protagonista es una madre de familia que tiene que lidiar con la mafia rusa para saldar una deuda. La policía le está investigando y ella tendrá que traficar y codearse con gente muy mala para salir adelante y proteger a su familia.
Podría haber sido una serie aceptable, pero se ha quedado en la medianía.
El desarrollo es lento, como si tuvieran pensado que iba a ser larga y no quisieran acelerar mucho las cosas. Las escenas que podrían ser más emocionantes, no lo son. Y es que exceptuando a la protagonista (que tampoco da lo mejor de sí misma aquí), los actores son autómatas que se limitan a recitar el guion. Ni siquiera el que siempre sale cuando hay rusos por medio (Rade Serbedzija) está a la altura.
No faltan las tramas secundarias familiares para rellenar tiempo.
Creo que el fallo es que los guiones no enganchan lo suficiente ni te dejan con síndrome de abstinencia entre episodio y episodio. Y ese es un error que ninguna serie debería cometer.
Con todo ello, tampoco es una serie tan mala como para dejar de verla. Claro, que con solo ocho episodios, eso tampoco es decir demasiado. Creo que si hubiera sido más larga, le habría suspendido la nota y dejado de verla a medias.
Pero si no hay nada mejor que ver entre otras dos series mejores, puede suponer un entretenimiento pasajero que se deja ver. Pero poco más. No me extraña que fuera cancelada, con la de series que hay mejores.

Ernesto Alterio cada vez está demostrando más sus grandes dotes de actor, sobre todo en el género de la comedia. Su voz y forma de expresarse me resultan realmente graciosas.
Esta historia de tres amigos que han estado siempre haciendo apuestas y ahora se enfrentan a la mayor de todas, es entretenida sin más. Podría pasar sin pena ni gloria, pero con la parte de Ernesto Alterio infiltrado en el "Gran hermano" me he reído bastante.
Los otros personajes son un ligón y un padre de familia entrado en kilos. Los tres son retados a intentar conseguir la máxima audiencia en televisión, para lo cual se terminan metiendo en un montón de líos divertidos.
Es una comedia española más, ni de las mejores ni de las peores que he visto. No es ni de las que hacen reír más, ni de las que más permanezcan en la memoria, pero se deja ver y eso ya es algo viendo cómo está el género en los últimos años.
Lo que no me ha gustado es la historia de peruano adoptado que se monta Diego Martín. Me da la sensación de que sutilmente se trata con algo de desprecio a los sudamericanos, faltando un poco al respeto. Sé que en comedia todo vale, pero me parece que se pasan un poquito.