Jamás he logrado ni lograré explicarme el éxito de esta serie. Dejando a un lado que al cabo de una temporada ya no tenía nada que ver con su argumento inicial, que al menos era original (el personaje de Toni Cantó despertaba después de 18 años en coma), es que JAMÁS ha conseguido arrancarme ni una triste risita. Al cabo de 5 capítulos podías predecir con 5 minutos de antelación todo lo que iban a hacer y a decir todos los personajes. El machismo y los topicazos campan por sus respetos, los guiones son para echar la papilla... en fin, que estoy encantada de que se haya acabado.

Es tan mala que no sé ya ni por dónde empezar. Diré simplemente que es un penoso intento de emular el estilo de Guy Ritchie en Lock and Stock o Snatch, pero que sólo consigue provocar risa y vergüenza ajena. No hay 3 minutos seguidos que resulten creíbles y como digo en el título, ha habido momentos en que me he reído de puro estupor. Y pensar que Andy García empezó en El padrino...

Está bien, admitámoslo, desde el punto de vista artístico es malilla, malilla, pero a mí me hacen muchísima gracia las situaciones absurdas de ese mundo futuro liofilizado en el que todos parecen haber pasado por la escuela de buenos modales de Ana Botella.

La parte de las pataditas y los tiros, desdeñable.

El primer capítulo se deja ver, pero la serie va cayendo en picado con cada nuevo capítulo. El guión es flojísimo, los personajes no tienen carisma (el protagonista, menos que ninguno, que no sabe ni donde tiene la mano derecha) y, personalmente, me carga todo el rollo "patria y dios" que se traen constantemente.

Me aburrió y la dejé.

No sólo me sobraron los 20 minutos finales, que pasé revolviéndome en mi asiento mientras el señor de la fila de delante roncaba, sino que me sentí completamente estafada. Una película no puede sustentarse sólo en innumerables saltos temporales y en un desorden total de la historia y que hace que te pierdas o que tengas que esforzarte continuamente por seguir el argumento. (No como en Memento, donde el desorden cronológico no resulta incómodo ni frustrante, además de estar justificado por la historia, no sólo para que el director pueda ir de guay.)

No he comprendido a la mitad de los personajes, ni sus motivaciones, ni sus reacciones, ni nada. Pretenciosa se mire por donde se mire, desde los diálogos, a la fotografía.

A punto estuve de ir a aporrear la taquilla para que me devolviesen el dinero.