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Críticas de Pas
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
8
23 de septiembre de 2009
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenemos todos los ingredientes del destape. Un actor carismático, como Esteso. Secundarios de orujo, como Emilio Laguna. Muslo y pechuga, como no podía ser menos. Representación costumbrista de un hecho sociológico de la época, como es el ligón de piscina (de hecho, el nombre de la película pasó a incorporarse al léxico del castellano para nombrar a este personaje).

Pero el grandísimo valor de Pepito Piscinas reside en el uso de una delirante figura: el coro griego. Tip y Coll son los encargados de permanecer al margen de la trama y hacer de las suyas sin venir a cuento. La decostrucción de la tragedia clásica sin ser conscientes de ello. Precediendo en el tiempo a Sammy Davis Jr. y Dean Martin en "Los Locos del Cannonball". Mucho antes que un acercamiento más "fiel" a este recurso en "Poderosa Afrodita", de Woody Allen.

Cuando menos se espera, salta la liebre.
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Pas
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9
10 de marzo de 2009
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
África, el continente origen de la humanidad, empobrecido y explotado por los occidentales. Como si de un paraíso perdido al que quieren volver, son muchas las películas de esta dupla, juntos o por separado, ambientadas en ambientes tropicales del hemisferio sur. Los temas que trata "Estoy con los Hipopótamos" son producto de la fecha en la que fue rodada (1979). A pesar de que un rótulo inicial nos sitúa en "África, hace unos años", los problemas que denuncia la película estaban de plena actualidad a finales de los 70.

Hay una pugna, en ningún caso con virulencia, entre una curandera y un médico. En realidad, son dos visiones complementarias, que hasta se ayudan en sus diagnósticos a pesar del pique entre la medicina oficial y la santería. El personaje del médico es un autóctono ilustrado que edita un periódico crítico y caza mariposas en sus ratos libres. La curandera es la "Ma" de Bud y de Terence, su anfitriona, la que les fríe los huevos de avestruz. Ambas personas con facultades curativas reman en el mismo barco.

Y es que el navío principal que surca la temática de este largometraje es la denuncia de los abusos provocados por el tráfico de animales y de marfil, personificados en un antiguo boxeador americano metido a mafioso. Para combatirlo, tenemos a los dos protagonistas, que, como siempre, se mueven por dinero y su buen corazón. Bud tiene una agencia que organiza safaris de lo más cutre. Les da balas de fogueo a los cazadores que transporta y los hace parar en poblados perdidos aduciendo una avería, porque está compinchado con el cacique local para obtener un porcentaje de los beneficios de los souvenirs de esa parada.

Terence es un empedernido jugador, que dinero que gana, dinero que se lo apuesta. Siempre viviendo al día, sin pensar en el futuro y con una eterna y pícara sonrisa. No son el prototipo de buenazos, pero eso es lo que los hace ganarse el respeto del público. Que están plagados de defectos, de mala hostia y de, en el fondo, nobles propósitos.
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Pas
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8
30 de junio de 2009
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por recurrir a determinados lugares comunes a lo largo de su filmografía, a un director es fácil acusarlo de repetirse, de falta de ideas y de autocomplacencia. Pues fíjate, que esta me parece la película de Emir más diferente al resto. Lo que hace, siguiendo con tópicos cinematográficos, es reinventarse.

La historia iniciática de un adolescente ya aparece perfectamente dibujada, con todo lo dramático y desagradable que tiene esa edad de sinsabores, en "¿Te acuerdas de Dolly Bell?" (1981). Pero aquí no se trata de una historia adolescente, sino de una película para adolescentes. Y no es para esos que se cortan las venas mientras se sienten incomprendidos y diferentes. "Prométeme"(2007) es una cinta para todos los adolescentes que íbamos al cine a ver "Torrente" (1998) o "El Milagro de P. Tinto" (1998). Historias de cachondeo, repletas de astracanadas, en las que por muchas hostias que te dés no pasa absolutamente nada, metiéndole tetas y folleteos, donde sabes que de alguna manera todo va a salir bien y te vas a echar unas risas.

Hay que saber para meterse a hacer una gamberrada para el público juvenil, rítmicamente atropellada, con escenas de acción estúpida a punta pala y con todos los tópicos que estas historias pueden tener: Malos torpes y cutres, gamberros de instituto que se pelean con el prota por la chica, y la clásica rebelión de los idotas, o conjura de los necios, según se vea. Las historias de novatos, de tontos, de débiles mentales poco agraciados que se rebelan contra los abusones, que tampoco es que tengan más cerebro que ellos, está ya presente en clásicos de la comedia moderna como "Up the creek" (1984) o en la saga "Revenge of the Nerds" (Iniciada también en 1984).

¿Había hecho algo así antes Kusturica? Rotundamente, no. Y entre tanta dosis de sal gorda que entretiene, hay sitio para un poquito de chicha. Esta es la crítica a un problema presente en todos los países del Este, y es que están abandonando su propia cultura y modo de vida genuino para lanzarse a abrazar la mentalidad occidental que no es la suya. También hay un guiño del director a esa clásica mezcla que siempre había hecho (hasta esta película, en la que se entrega al lado bufo) de mezclar lo trágico y lo cómico: se encuentran en un camino estrecho, una boda y un funeral. Con "Prométeme" lloras. Pero nada de lágrimas de emoción, rabia o tristeza. Solo de risa.
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Pas
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6
15 de octubre de 2008
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine también es una herramienta para comprender mejor situaciones absolutamente desconocidas o que nunca nos habíamos parado a pensar. "Soy de Titov Veles" es un importante documento para darte cuenta de que un país que, siendo de Europa, no pertenece a la UE y se encuentra, por tanto, absolutamente marginado hoy en día.

Este hecho está simbolizado en el personaje de la hermana muda. Tomó la decisión de no hablar y, a pesar de que su incomunicación con el resto de personajes no es total, es un lastre gordísimo para un personaje. El personaje que no habla remite a otra obra de cine balcánico como es "Sueño de una noche de invierno", de Paskaljevic. Aunque los matices diferenciadores son claros. El de Afrodita es un autismo voluntario. De hecho la oímos hablar en sus sueños y en voz en off.

Además del tema del aislamiento de Macedonia, la directora intenta tocar otros como el de la contaminación, la drogadicción, la pobreza o el papel de la mujer. Es en este propósito donde quizá se dispersa el film, ya que no los trata con la suficiente profundidad, ni tampoco con el suficiente interés para el espectador, que puede llegar a perderse un poco.

En el aspecto técnico, destacan las composiciones del paisaje post industrial en contraste con el monte que lo circunda. La curiosa querencia de la directora por los pies, rayando el fetichismo, se refleja en numerosos travellings acompañando pasos y en planos detalle de los pies de los protagonistas. Hay pasajes oníricos bastante desasosegantes, pero tal vez fallen algunos detalles que no los convierten en mágicos.

No obstante es una peli muy recomendable para conocer la situación de la Macedonia contemporánea. Un país aislado y cuyos ciudadanos carecen de la movilidad que el resto de europa tiene en su práctica totalidad. También es loable por su guión, puede que no excesivamente brillante, pero sí contundente y muy bien resuelto.
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Pas
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8
28 de agosto de 2007
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque Bud y Terence no llegaron a llevarse mal, sí hubo momentos en su filmografía en los que actuaron por separado. No me refiero a "El Gatopardo", de Visconti, en la que Terence Hill tiene un papel secundario, puesto que es basrtante anterior a su unión. Si no a las que harían una vez llegados a la gloria con "Trinidad" y "Le seguían llamando Trinidad". Quizá la mejor del rubio en solitario sea "Mi nombre es Ninguno", buen ejemplo de spaguetti western al lado de Henry Fonda. Pero de las que vi del barbitas grandullón, me quedo con esta y con "Banana Joe", poderoso alegato en favor de los países no-alineados.

Aquí, con el excepcional título de "¡Puños Fuera!" (bravo por el traductor, supera al original), Bud prolonga esa admiración especial por los países más desfavorecidos, ya reflejada en en "Banana Joe" o junto a Terence en "Dos Misioneros". Se debe recordar que son los tiempos de la guerra fría, en los que además de los satélites yanquis y soviéticos, surge otro grupo, auspiciado por la conferencia de Bandung, que serán los no-alineados, los países del tercer mundo que buscan desarrollarse por sí mismos.

El personaje de Piedone, (Zapatones en español), apodo cariñoso con el que es conocido el comisario Rizzo (¿de qué me suena a mí este nombre?) parte aquí en misión a la Sudáfrica del appartheid para ayudar al simpático niño Bodo en contra de los intereses de las grandes compañías extranjeras que explotan las minas de diamantes. Aparte de Bodo, su gran ayuda es Caputo, un personaje que ya aparece en otras de la saga Piedone y que no tiene nada que ver con los personajes vividores y risueños que solía interpretar Terence Hill. Aquí el contraste entre el malas pulgas de buen corazón y en búsqueda de la ataraxia que es el paradigma de personaje interpretado por Spencer, es contrastado por Caputo, histriónico vejete protestón, mil veces puteado y permanentemente enfadado (el doblaje es magistral).

Caputo logra dar la réplica a nuestro héroe y suyos son grandes detalles como el 2 caballos pintado con los colores celestes del Nápoles, o sus permanentes interpelaciones a San Gennaro, patrón de la capital de la Campania. Y es que la exhaltación de los países menos desarrollados es paralela a los continuos homenajes a la ciudad natal en la vida real de Bud: Nápoles. Esta es, recordemos, una de las ciudades más peligrosas y pobres de Italia, pero con una alegría de vivir siempre constante, al contrario que las poderosas hermanas ricas del norte del país.

Y hay puños, claro. Bud, en ausencia de su acostumbrada pareja guaperas de mamporros, la tiene que liar él solito. Y cómo la lía, madre mía. De ahí el título... Siempre recomendable.
Pas
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